Hugo estaba aparcado cerca de la ciudad deportiva de Valdebebas dándose ánimo para entrar en aquel lugar. Se sentía avergonzado después de haber pedido a Julia en matrimonio delante de todo el mundo, para después descubrir que su prometida no pasaba de una prostituta y también le dolía recordar que sus compañeros le habían visto en las peores condiciones en las últimas semanas. Hugo se sentía como si fuera un despojo humano, pero Fernando Palacios había sido muy claro, tenía que volver a los campos si quería la renovación de su contrato, entonces allí estaba.Hugo entró a los vestuarios que por suerte estaban vacíos, porque todos sus compañeros ya estaban entrenando, entonces se cambió de ropa rápidamente y después respiró profundamente antes de salir al campo, pero lo que no se esperaba era recibimiento tan calurosos que sus compañeros tenían para él, felices de volver a verlo.–¡No sabes lo feliz que me hace volver a tenerte con nosotros mi capitán! – Exclamó Sergio antes de abrazar
–¿Tienes alguna idea de lo que quiere tu padre? No es que no quiera verlo, pero es que tengo una reunión importante. –Preguntó Felipe sentado en el sofá con una copa de whisky en la mano.–¡No sé ni donde está! Se fue hace una semana de viaje y no me ha querido decir a donde se ha ido. –Afirmó Hugo sirviéndose una copa para él. –Lo único que me ha dicho es que debíamos estar aquí para cuándo llegará.–También ha pedido las fotos de Julia. –Habló Felipe frunciendo el ceño, porque no tenía ni idea de para qué Diego quería aquellas fotos.–¿La echas en falta? – Preguntó Hugo con tristeza mirando a su amigo que negó con la cabeza sabiendo quién se refería. – ¿No ha intentado contactar contigo ni una sola vez?–Después de lo que pasó delante de aquella clínica creo que sería capaz de matarla con mis propias manos si la encuentro, ni la echo en falta, ni quiero saber nada de ella, para mí Kelly está muerta y espero que pienses lo mismo de Julia. –Afirmó con vehemencia antes de tomar un trag
María Eugenia había organizado para las futuras mamás su primera cita médica para ver como avanzaban sus embarazos y estar seguros de que todo iba bien con los bebés. Abraham había decidido viajar con ellas para ayudarlas en todo lo que fuera necesario y también porque había despertado en él un interés especial por Julia.Abraham las acompañó a la clínica privada donde tenían las citas y se quedó en el pasillo esperando mientras que Aurora entró con Kelly a una consulta y Julia se dirigió a la otra con su abuela.Las dos amigas se habían dado cuenta de que Kelly ya tenía un bultito en su vientre, en cambio Julia todavía no tenía casi nada, indicando que Kelly tenía más semanas de embarazo.La doctora era francesa entonces María Eugenia le iba traduciendo a Julia toda la información que la doctora iba explicando mientras le hacía la ecografía.Julia vio lo pequeñito que era su bebé apesar de que las imágenes no eran muy claras a ella le pareció lo más bonito que había visto en su vida.
–Llevan un mes detrás de ella papá, un mes entero y hasta ahora nada. –Se quejó Hugo mirando por la ventana de su despacho.–¡Debes tener paciencia hijo! Has contratado a los mejores detectives privados, alguno de ellos dará con el paradero de Julia, debes tener fe. –Intentó consolarlo Diego, pero Hugo ya estaba perdiendo las esperanzas, era como si Julia se hubiera esfumado de la noche a la mañana, como si jamás hubiera existido–Papá no las encuentran por ningún lado y lo más raro es que todo indica que no han salido del país. No es posible que casi diez detectives que están detrás de ella no la hayan podido encontrar, la península ibérica no es tan grande. –Habló Hugo con un tono triste y Diego bajó la cabeza, pensativo.–¿Cómo ha quedado lo de Tony? –Preguntó Diego con curiosidad y solo con pronunciar el nombre del jugador sentía su estómago revolverse.–No puedo denunciarlo porque solo Julia puede hacerlo, no puedo matarlo porque iría a la cárcel y estando encerrado no podría enc
Kelly y Julia estaban delante de la enorme puerta del salón que daba al jardín del palacio, rozando sus pancitas mientras hablaban con sus bebés entre risas.–No entiendo, si yo estoy de veinticuatro semanas y tú de veinte, ¿Por qué tu pancita está más grande que la mía? –Preguntó Kelly mientras que Julia y ella se ponían lado a lado para medir el tamaño de pancitas de embarazadas.–No lo sé, me imagino que mi bebé comerá más que el tuyo. Últimamente tengo mucha hambre. – Habló Julia mientras se reía.–Y yo soy testigo de ello, cada mañana en la nevera falta algo. Hace unos días desapareció una tarta entera de chocolate. –Afirmó Laura, el ama de llaves compartiendo una mirada cómplice con Julia.–Tengo mi teoría de que el tamaño de tu vientre no es solo por la comida mi vida. –Habló Aurora mirando a María Eugenia como si compartieran el mismo pensamiento.–He visto muchos embarazos Aurory, y creo que tenemos la misma teoría. –Habló María Eugenia sentada con las piernas cruzadas en un
Hugo caminaba de un lado a otro mirando el suelo de la sala de espera, recordando que casi tuvo que tirar abajo la puerta del departamento de Felipe cuando llegó al edificio, porque la golpeaba como un loco y gritaba llamando por él, pero no había ninguna respuesta, ninguna señal de que estuviera bien. Por suerte, Felipe le había entregado al portero una copia de la llave de su departamento por si pasaba alguna emergencia, entonces no dudó en llamarlo para pedirle que le abriera la puerta.El olor del departamento seguía en sus fosas nasales, era como si un cadáver se estuviera pudriendo allí adentro, todo estaba a oscuras, desordenado y sucio, eso sin contar la considerable cantidad de botellas vacías que había por el lugar repartidas y unas cuantas rotas. Todo estaba hecho un asco, pero Hugo sabía que la escena del baño había sido lo peor y que lo perseguiría por el resto de su vida.Hugo encontró a Felipe metido dentro de la bañera con el grifo abierto llena con agua, que se iba me
–¿No se supone que las señoritas querían esperar hasta el parto? –Preguntó Aurora llevándose las manos a las caderas mirando a sus dos hijas embarazadas, que estaban acostadas cada una en una camilla lado a lado.–Es que ya no aguantamos las ganas, tanto imaginar me está provocando mucha ansiedad. – Habló Kelly poniendo un puchero y su madre negó con la cabeza riéndose.María Eugenia había hecho un pedido especial al director del hospital para que preparen una sala con dos ecógrafos y dos camillas, para que las chicas pudieran descubrir juntas el sexo de sus bebés y allí estaban las cuatro mujeres ansiosas.Kelly y Julia estaban agarradas de la mano mirando las pantallas con expectación mientras que las doctoras competían para ver quien daba la noticia primero y la que hablaba español fue la primera en dar el anuncio.–Muy bien Kelly, tenemos aquí un bebé muy pudoroso, pero no se ha resistido a mis encantos por lo que veo porque ya me está enseñando todo. –Bromeó la doctora y las dos
CUATRO MESES DESPUÉSNada era más incomodo para Hugo que estar en la misma sala que Felipe y sabía que él se sentía igual. Hugo caminaba de un lado a otro intentando aflojarse la corbata mientras que esperaban a los demás accionistas para la reunión de negocios que habían organizado para aquella tarde.–No hay nada que odies más que una corbata. –Murmuró Felipe mirando a Hugo por el rabillo de ojo y él dejó de caminar para mirarlo.–¡Porque esto parece un collar para perros! –Afirmó Hugo poniendo los ojos en blanco y Felipe abrió la boca para decir algo, pero después la cerró dudando si debía o no tocar el tema con Hugo. –¿Hay algo que quieras decir? –Preguntó mirando a Felipe con curiosidad, lo conocía bastante bien y sabía que quería preguntar o decir algo.–¿Has encontrado alguna pista de dónde puedan estar? –Preguntó Felipe con nerviosismo, porque todavía le costaba tocar el tema y Hugo negó con la cabeza, le hubiera gustado echarle algo en cara, pero sabía que Felipe también habí