María Eugenia había organizado para las futuras mamás su primera cita médica para ver como avanzaban sus embarazos y estar seguros de que todo iba bien con los bebés. Abraham había decidido viajar con ellas para ayudarlas en todo lo que fuera necesario y también porque había despertado en él un interés especial por Julia.Abraham las acompañó a la clínica privada donde tenían las citas y se quedó en el pasillo esperando mientras que Aurora entró con Kelly a una consulta y Julia se dirigió a la otra con su abuela.Las dos amigas se habían dado cuenta de que Kelly ya tenía un bultito en su vientre, en cambio Julia todavía no tenía casi nada, indicando que Kelly tenía más semanas de embarazo.La doctora era francesa entonces María Eugenia le iba traduciendo a Julia toda la información que la doctora iba explicando mientras le hacía la ecografía.Julia vio lo pequeñito que era su bebé apesar de que las imágenes no eran muy claras a ella le pareció lo más bonito que había visto en su vida.
–Llevan un mes detrás de ella papá, un mes entero y hasta ahora nada. –Se quejó Hugo mirando por la ventana de su despacho.–¡Debes tener paciencia hijo! Has contratado a los mejores detectives privados, alguno de ellos dará con el paradero de Julia, debes tener fe. –Intentó consolarlo Diego, pero Hugo ya estaba perdiendo las esperanzas, era como si Julia se hubiera esfumado de la noche a la mañana, como si jamás hubiera existido–Papá no las encuentran por ningún lado y lo más raro es que todo indica que no han salido del país. No es posible que casi diez detectives que están detrás de ella no la hayan podido encontrar, la península ibérica no es tan grande. –Habló Hugo con un tono triste y Diego bajó la cabeza, pensativo.–¿Cómo ha quedado lo de Tony? –Preguntó Diego con curiosidad y solo con pronunciar el nombre del jugador sentía su estómago revolverse.–No puedo denunciarlo porque solo Julia puede hacerlo, no puedo matarlo porque iría a la cárcel y estando encerrado no podría enc
Kelly y Julia estaban delante de la enorme puerta del salón que daba al jardín del palacio, rozando sus pancitas mientras hablaban con sus bebés entre risas.–No entiendo, si yo estoy de veinticuatro semanas y tú de veinte, ¿Por qué tu pancita está más grande que la mía? –Preguntó Kelly mientras que Julia y ella se ponían lado a lado para medir el tamaño de pancitas de embarazadas.–No lo sé, me imagino que mi bebé comerá más que el tuyo. Últimamente tengo mucha hambre. – Habló Julia mientras se reía.–Y yo soy testigo de ello, cada mañana en la nevera falta algo. Hace unos días desapareció una tarta entera de chocolate. –Afirmó Laura, el ama de llaves compartiendo una mirada cómplice con Julia.–Tengo mi teoría de que el tamaño de tu vientre no es solo por la comida mi vida. –Habló Aurora mirando a María Eugenia como si compartieran el mismo pensamiento.–He visto muchos embarazos Aurory, y creo que tenemos la misma teoría. –Habló María Eugenia sentada con las piernas cruzadas en un
Hugo caminaba de un lado a otro mirando el suelo de la sala de espera, recordando que casi tuvo que tirar abajo la puerta del departamento de Felipe cuando llegó al edificio, porque la golpeaba como un loco y gritaba llamando por él, pero no había ninguna respuesta, ninguna señal de que estuviera bien. Por suerte, Felipe le había entregado al portero una copia de la llave de su departamento por si pasaba alguna emergencia, entonces no dudó en llamarlo para pedirle que le abriera la puerta.El olor del departamento seguía en sus fosas nasales, era como si un cadáver se estuviera pudriendo allí adentro, todo estaba a oscuras, desordenado y sucio, eso sin contar la considerable cantidad de botellas vacías que había por el lugar repartidas y unas cuantas rotas. Todo estaba hecho un asco, pero Hugo sabía que la escena del baño había sido lo peor y que lo perseguiría por el resto de su vida.Hugo encontró a Felipe metido dentro de la bañera con el grifo abierto llena con agua, que se iba me
–¿No se supone que las señoritas querían esperar hasta el parto? –Preguntó Aurora llevándose las manos a las caderas mirando a sus dos hijas embarazadas, que estaban acostadas cada una en una camilla lado a lado.–Es que ya no aguantamos las ganas, tanto imaginar me está provocando mucha ansiedad. – Habló Kelly poniendo un puchero y su madre negó con la cabeza riéndose.María Eugenia había hecho un pedido especial al director del hospital para que preparen una sala con dos ecógrafos y dos camillas, para que las chicas pudieran descubrir juntas el sexo de sus bebés y allí estaban las cuatro mujeres ansiosas.Kelly y Julia estaban agarradas de la mano mirando las pantallas con expectación mientras que las doctoras competían para ver quien daba la noticia primero y la que hablaba español fue la primera en dar el anuncio.–Muy bien Kelly, tenemos aquí un bebé muy pudoroso, pero no se ha resistido a mis encantos por lo que veo porque ya me está enseñando todo. –Bromeó la doctora y las dos
CUATRO MESES DESPUÉSNada era más incomodo para Hugo que estar en la misma sala que Felipe y sabía que él se sentía igual. Hugo caminaba de un lado a otro intentando aflojarse la corbata mientras que esperaban a los demás accionistas para la reunión de negocios que habían organizado para aquella tarde.–No hay nada que odies más que una corbata. –Murmuró Felipe mirando a Hugo por el rabillo de ojo y él dejó de caminar para mirarlo.–¡Porque esto parece un collar para perros! –Afirmó Hugo poniendo los ojos en blanco y Felipe abrió la boca para decir algo, pero después la cerró dudando si debía o no tocar el tema con Hugo. –¿Hay algo que quieras decir? –Preguntó mirando a Felipe con curiosidad, lo conocía bastante bien y sabía que quería preguntar o decir algo.–¿Has encontrado alguna pista de dónde puedan estar? –Preguntó Felipe con nerviosismo, porque todavía le costaba tocar el tema y Hugo negó con la cabeza, le hubiera gustado echarle algo en cara, pero sabía que Felipe también habí
Un año después.Vigo, Galicia.Abraham salió al jardín dónde Kelly y Julia estaban jugando alegremente con sus bebés y sonrió al verlas, finalmente después de tanto sufrimiento las chicas habían encontrado la felicidad. Julia se preparaba cada día para ocupar su lugar en la nobleza española y Kelly había comenzado su popio negocio. Cada una había encontrado un objetivo para sus vidas y desmostraban cada día que eran grandes mujeres, destinadas a realizar grandes cosas. Él las miraba embelesado fijándose bien en los niños que eran físicamente opuestos a sus madres. Zoe con unos mechones castaños oscuros que eran del mismo color de sus ojos y Iker, rubio con los ojos verdes y su marquita en el brazo. Abraham sabía que eran verdaderas copias de sus padres, pero no le importaba, sobre todo cuando se trataba de Iker, él sentía de cierta forma que el niño también era un poco suyo. Entonces se acercó a las mamás y se quejó cuando vio lo que Iker tenía en sus manos.–¿El conejito todavía no
En Madrid Abraham, Alonso y Elena, estaban sentados en la mesa de un bar de la periferia esperando a un conocido de Abraham que les entregaría toda la información que necesitaban sobre Tony. –¡Félix! –Exclamó Abraham poniéndose de pie para saludar a su excompañero del ejército y el hombre lo abrazó, después le dio un abrazo a Alonso y saludó a Elena de lejos porque sabía que al igual que era muy hermosa, también era una fiera. – ¿Has encontrado algo que pueda utilizar contra ese cabrón? –¡Vamos a sentarnos y tomar unas cervezas mientras que os explico un poco la situación! –Habló Félix llamando al camarero y cuando ya tenían las cervezas comenzó a hablar. – Investigué un poco sobre el tal Tony, y por supuesto tenías razón, tiene antecedentes. –Afirmó y Abraham hizo una mueca de asco. –Lo sabía, este tipo de gente siempre actúa más de una vez. –Respondió Abraham asqueado. –¿Qué tienes contra él? –Varias denuncias por acoso sexual, intento de violación, violación y hasta maltrato, mu