Kelly y Julia estaban delante de la enorme puerta del salón que daba al jardín del palacio, rozando sus pancitas mientras hablaban con sus bebés entre risas.–No entiendo, si yo estoy de veinticuatro semanas y tú de veinte, ¿Por qué tu pancita está más grande que la mía? –Preguntó Kelly mientras que Julia y ella se ponían lado a lado para medir el tamaño de pancitas de embarazadas.–No lo sé, me imagino que mi bebé comerá más que el tuyo. Últimamente tengo mucha hambre. – Habló Julia mientras se reía.–Y yo soy testigo de ello, cada mañana en la nevera falta algo. Hace unos días desapareció una tarta entera de chocolate. –Afirmó Laura, el ama de llaves compartiendo una mirada cómplice con Julia.–Tengo mi teoría de que el tamaño de tu vientre no es solo por la comida mi vida. –Habló Aurora mirando a María Eugenia como si compartieran el mismo pensamiento.–He visto muchos embarazos Aurory, y creo que tenemos la misma teoría. –Habló María Eugenia sentada con las piernas cruzadas en un
Hugo caminaba de un lado a otro mirando el suelo de la sala de espera, recordando que casi tuvo que tirar abajo la puerta del departamento de Felipe cuando llegó al edificio, porque la golpeaba como un loco y gritaba llamando por él, pero no había ninguna respuesta, ninguna señal de que estuviera bien. Por suerte, Felipe le había entregado al portero una copia de la llave de su departamento por si pasaba alguna emergencia, entonces no dudó en llamarlo para pedirle que le abriera la puerta.El olor del departamento seguía en sus fosas nasales, era como si un cadáver se estuviera pudriendo allí adentro, todo estaba a oscuras, desordenado y sucio, eso sin contar la considerable cantidad de botellas vacías que había por el lugar repartidas y unas cuantas rotas. Todo estaba hecho un asco, pero Hugo sabía que la escena del baño había sido lo peor y que lo perseguiría por el resto de su vida.Hugo encontró a Felipe metido dentro de la bañera con el grifo abierto llena con agua, que se iba me
–¿No se supone que las señoritas querían esperar hasta el parto? –Preguntó Aurora llevándose las manos a las caderas mirando a sus dos hijas embarazadas, que estaban acostadas cada una en una camilla lado a lado.–Es que ya no aguantamos las ganas, tanto imaginar me está provocando mucha ansiedad. – Habló Kelly poniendo un puchero y su madre negó con la cabeza riéndose.María Eugenia había hecho un pedido especial al director del hospital para que preparen una sala con dos ecógrafos y dos camillas, para que las chicas pudieran descubrir juntas el sexo de sus bebés y allí estaban las cuatro mujeres ansiosas.Kelly y Julia estaban agarradas de la mano mirando las pantallas con expectación mientras que las doctoras competían para ver quien daba la noticia primero y la que hablaba español fue la primera en dar el anuncio.–Muy bien Kelly, tenemos aquí un bebé muy pudoroso, pero no se ha resistido a mis encantos por lo que veo porque ya me está enseñando todo. –Bromeó la doctora y las dos
CUATRO MESES DESPUÉSNada era más incomodo para Hugo que estar en la misma sala que Felipe y sabía que él se sentía igual. Hugo caminaba de un lado a otro intentando aflojarse la corbata mientras que esperaban a los demás accionistas para la reunión de negocios que habían organizado para aquella tarde.–No hay nada que odies más que una corbata. –Murmuró Felipe mirando a Hugo por el rabillo de ojo y él dejó de caminar para mirarlo.–¡Porque esto parece un collar para perros! –Afirmó Hugo poniendo los ojos en blanco y Felipe abrió la boca para decir algo, pero después la cerró dudando si debía o no tocar el tema con Hugo. –¿Hay algo que quieras decir? –Preguntó mirando a Felipe con curiosidad, lo conocía bastante bien y sabía que quería preguntar o decir algo.–¿Has encontrado alguna pista de dónde puedan estar? –Preguntó Felipe con nerviosismo, porque todavía le costaba tocar el tema y Hugo negó con la cabeza, le hubiera gustado echarle algo en cara, pero sabía que Felipe también habí
Un año después.Vigo, Galicia.Abraham salió al jardín dónde Kelly y Julia estaban jugando alegremente con sus bebés y sonrió al verlas, finalmente después de tanto sufrimiento las chicas habían encontrado la felicidad. Julia se preparaba cada día para ocupar su lugar en la nobleza española y Kelly había comenzado su popio negocio. Cada una había encontrado un objetivo para sus vidas y desmostraban cada día que eran grandes mujeres, destinadas a realizar grandes cosas. Él las miraba embelesado fijándose bien en los niños que eran físicamente opuestos a sus madres. Zoe con unos mechones castaños oscuros que eran del mismo color de sus ojos y Iker, rubio con los ojos verdes y su marquita en el brazo. Abraham sabía que eran verdaderas copias de sus padres, pero no le importaba, sobre todo cuando se trataba de Iker, él sentía de cierta forma que el niño también era un poco suyo. Entonces se acercó a las mamás y se quejó cuando vio lo que Iker tenía en sus manos.–¿El conejito todavía no
En Madrid Abraham, Alonso y Elena, estaban sentados en la mesa de un bar de la periferia esperando a un conocido de Abraham que les entregaría toda la información que necesitaban sobre Tony. –¡Félix! –Exclamó Abraham poniéndose de pie para saludar a su excompañero del ejército y el hombre lo abrazó, después le dio un abrazo a Alonso y saludó a Elena de lejos porque sabía que al igual que era muy hermosa, también era una fiera. – ¿Has encontrado algo que pueda utilizar contra ese cabrón? –¡Vamos a sentarnos y tomar unas cervezas mientras que os explico un poco la situación! –Habló Félix llamando al camarero y cuando ya tenían las cervezas comenzó a hablar. – Investigué un poco sobre el tal Tony, y por supuesto tenías razón, tiene antecedentes. –Afirmó y Abraham hizo una mueca de asco. –Lo sabía, este tipo de gente siempre actúa más de una vez. –Respondió Abraham asqueado. –¿Qué tienes contra él? –Varias denuncias por acoso sexual, intento de violación, violación y hasta maltrato, mu
Adriana intentó retroceder y salir del departamento, pero Eros la alcanzó y la acorraló contra la pared.–¿Se puede saber quién te ha dado permiso para salir de Galicia? –Preguntó Eros enojado a escasos centímetros del rostro de la chica, que pudo sentir el calor de su aliento y la tensión de sus muscúlos.–¿Dónde está Felipe? ¿Él te aviso que estaba aquí verdad? – Preguntó Adriana levantando la barbilla en modo de desafío.–Minutos después de que te escaparás de la casa fui avisado por uno de tus guardaespaldas Adriana y Felipe me avisó que estabas en su casa porque ha tenido que viajar a Dubái y no podría estar aquí para cuidarte. –Afirmó Adriano pegando su cuerpo todavía más al de la chica. –¡¡¡Sé que Alonso está en Madrid y cómo me entere de que estabas con él...–¡¡¿Qué?!!¿Vas a volver a romperme las bragas para abrirme las piernas y averiguar si todavía sigo siendo virgen?–Vociferó Adriana recordando el episodio en la casa de Alonso.–¿Debería? –Preguntó Eros golpeando la pared.
En la fiesta todos querían acercarse a Julia, conocerla y hablar con la nieta de la Duquesa de Lugo, que era una de las mujeres más importantes de la sociedad española. Julia recibía toda la atención como si fuera una verdadera princesa, se sentía bien y pensó que tendría una noche tranquila, pero un Bugatti que aparcó en la entrada del Palacio del Pardo demostraba que esa noche estaría muy lejos de ser tranquila.Hugo entró al palacio vestido elegantemente con un traje de diseñador, pero no se sentía cómodo por más que lo trataran bien, sabía que en aquel lugar lo único que importaba era la sangre y él solo era un barriobajero.Cuando entró a la fiesta acaparó la mirada de la mayoría de las mujeres y se maldijo a sí mismo por haberse metido en cualquier agujero que se le había cruzado por delante, porque en aquella fiesta había unas cuantas de sus examantes, que habían hecho lo imposible por mantener la relación que tenían con él oculta. Hugo pensó que era normal, él no era suficient