Por temor a exponer a su hija al estar en la calle, se despidieron con gran tristeza de Macarena, al ya no tener trabajo, debía pensar en lo que harían, por lo que caminaron sin rumbo fijo, sabía que era tiempo de moverse de lugar, y de albergue en donde refugiarse, esperaba poder encontrar uno mejor que en el que estaban.—Ilumíname mi amor, no sé por dónde seguir —manifestó con nostalgia. En día como esos, lo extrañaba como nunca—. No imaginas cuanto daría por estar entre tus brazos y verte sonreír.—Mami. —María tiró de su mano y elevó su rostro, llevaban mucho tiempo caminando, se sentía agotada.— ¿Qué sucede cariño?—Me duelen mucho los pies, y estoy cansada. —Presionó los labios en una fina línea, entonces hizo un puchero.Su corazón se arrugó como si de un papel se tratara, se inclinó y la abrazó.—Perdóname mi vida, no me di cuenta de todo lo que hemos caminado —pronunció con la voz temblorosa. Buscó en la pequeña bolsita que llevaba y sacó un par de monedas—. Vamos a compra
Al ingresar al comedor, Isabella tomó de la mano a su hija con fuerza, al escuchar el tono de voz en el que un par de hombres exigían más comida. Desde donde estaba pudo distinguir temor en la chica que los atendía, parecía estar paralizada, pensó que no había sido buena idea haber entrado, mordió su labio con preocupación, pero siendo realista, no tenía más opción, si deseaba que se alimentara su pequeña.—Si no le parece lo que le sirven aquí, vayan y compren su propia comida. —Más vale que se muevan, la señorita tiene razón —un hombre gritó y poco a poco comenzaron a hacerse de palabras entre otras personas por lo que no les quedó de otra que irse con la ración que se les sirvió.Al ver que las personas que estaban formadas, también comenzaban a intervenir, le hizo pensar que no era algo común, entonces empezó a relajarse y esperar a que llegara el turno para que le sirvieran.Al llegar a la barra, tomó una charola, el tazón y un plato para su hija.Aquella hermosa joven de ojos a
En poco tiempo Isabella se ganó el cariño en aquel comedor comunitario, cuando estaba ahí se sentía en paz, aunque no hablaba mucho, ver que las personas les sonrieran, significaba mucho.Mientras esperaban a que les sirvieran, María buscaba con su mirada a la chica que por lo regular le servía de comer, quizás porque cuando estaba a cargo, siempre le regalaba un panecillo extra, cosa que agradecía Isabella, pues cuando no lograba tener mucho dinero, solo le compraba un bote de leche de sabor.—Gracias por la comida, Mike —la pequeña le mandó un beso y se giró para seguir hacia la mesa que le había tocado, entonces observó entrar a aquella chica de ojos azulados. — ¡Llegaste! —gritó con emoción y corrió hacia ella para abrazarla.Isabella se sorprendió ante aquella muestra de efusión que había tenido su hija.Alison, aquella joven, se inclinó y la abrazó con cariño.—Tuve un poco de complicaciones para llegar, lo siento. —Retiró un mechón de la cabellera de la niña—, te traje un obseq
—Está todo listo —dijo Herny a Guillermo, dio una pequeña palmada sobre uno de sus hombros.Resopló sintiendo la forma en la que su corazón latía agitado, estaba nervioso, más de lo que pudo imaginarse, esperando que las cosas salieran como esperaba.—Deseo que esto funcione, y que ella lo vea. —Presionó sus puños, lleno de ansiedad.—También yo, es una gran oportunidad, para encontrarla, jamás se me hubiera ocurrido algo así —Henry sonrió.—En parte todo es gracias a ti. —Señaló el disfraz que llevaba, aunque le desagradaba, era la única forma de no ser detectado por Mason.Henry presionó sus labios, para no burlarse del anciano en el que lo ayudaban a caracterizarse, debía reconocer que les había funcionado muy bien, entraba y salía con toda la libertad del mundo—Espero que pronto vuelvas a ser el mismo y que todo salga bien —manifestó con sinceridad—. Ya es hora. —Señaló hacia la sala en donde lo esperaban.Se acercó hacia donde se encontraba la única periodista que los podría ayu
Debido al cansancio que tenía, por haber caminado mucho, en busca de comprar un medicamento que necesitaba para una infección en la garganta Isabella, llegó rendida al albergue, se recostó sobre el pequeño catre en el que cada noche descansaba, sintiendo un fuerte escalofrío debido a que tenía fiebre.María se había quedado acompañada de una de las organizadoras; estaba un poco triste, porque no había encontrado la muñeca que le había obsequiado la señorita Alison del comedor comunitario. Regresó con su mamá, al verla con la mirada decaída, no quiso decir más sobre el tema, no se veía del todo bien.—Yo te voy a cuidar mami. —Besó su frente y le acercó un poco de agua—. Tienes que tomarte las medicinas.—Ya lo hice, tranquila, ya me estoy sintiendo mejor —manifestó intentando sonreírle, pero en días como esos sentía que sus fuerzas se iban, de pronto su mirada se cristalizó al recordar una charla que tuvieron ella y Guillermo, en donde él le hizo prometer que siempre seguiría adelante
En la única persona que pudo pensar, para pedir ayuda fue en Mike, aquel hombre que se portaba siempre de forma amable con todo el mundo, tenía su número, lo había tomado del comedor, por lo que a pesar de que le daba pena, le llamó, pidiéndole que fuera al centro comunitario en donde estaba en ese momento.Después de haberlo buscado, y escuchar lo que sucedió, le dio hospedaje en su casa, en un principio se asustó, imaginando que le pediría algo a cambio por hacerlo, pero no fue así. Lo único que le dijo fue que siguiera cuidando de su hija como hasta ese momento.Se dirigieron al comedor, después de almorzar, ayudó en agradecimiento con las labores, como lavar trastes, limpiar, barrer, lo hizo con gusto. Después de eso, se dirigieron al apartamento de Mike.Colocó las cosas a un lado de la cama donde dormirían, no pudo evitar sonreír al saber que después de casi dos años, era la primera vez que estaban en una casa. ¿Acaso esa era una señal de que debía dejar todo atrás y pensar en r
Al medio día Isabella ingresó al comedor comedor comunitario, a apoyar, Mike se lo había pedido y a ella la idea la había emocionado, eso los había hecho hacerse más cercanos, interactuar más.No podía evitar sonreír al ver a María interactuar con Mike, cada que lo hacía no dejaba de preguntarse si Guillermo era quien le había enviado a aquel joven, como un rayito de luz, aunque sabía que todo sería muy distinto, si pudiera terminar sus estudios, y ejercer su profesión, para sacar adelante sola a su hija.Durante el tiempo que llevaba asistiendo al comedor, se pudo dar cuenta que muchas mujeres, pasaban por situaciones similares a la de ella, de hombres que deseaban quitarles a sus hijos, aunque legalmente no podía hacer nada, llegó a meterse en conversaciones ajenas, para darles orientación, para que se defendieran, no se dieran por vencidas. Dirigiéndose a instituciones de servicios gratuitos.Después de terminar de servir, ingresó a la cocina sosteniendo la olla, mientras esperaba
Guillermo se encontraba en la sala de su habitación, sentado en el suelo, jugando con su hijo, sonreía al ver como tomaba un par de bloques y armaba con paciencia una torre.—Creo que serás arquitecto cuando crezcas —expresó acariciando su cabellera.El pequeño dio un par de aplausos celebrando su logro, además que dio una gran sonrisa y se puso de pie caminando con emoción. Su padre lo tomó entre sus brazos y lo alzó celebrando.—Ojalá encontremos a mamá y a tu hermana pronto. —Miró la fotografía que tenía sobre la mesa y dio un largo suspiro.—Mamá —pronunció el pequeño Memo y señaló con uno de sus deditos hacia la foto—. María —agregó hacia su hermana.Varias lágrimas se acumularon en Guillermo, su pecho ardía al no tener noticias de ellas, las echaba tanto de menos, era algo con lo que ya no podía. Se sintió reconfortado al percibir cómo el pequeño se acercaba a él y lo abrazaba.—Si no estuvieras a mi lado, nada tendría sentido —pronunció acariciando su pequeña espalda. Caminó ha