Santa Mónica, California.—Aun no puedo creer que estamos frente al mar —Isabella expresó recargada sobre la barandilla de la terraza del hotel, disfrutando de la increíble vista que tenían, desde la altura en la que recién se habían hospedado.En el interior de la habitación, Guillermo ladeo los labios sonriente, ante sus palabras. Al no haber podido pegar los ojos en toda la noche, la idea de tomarse un par de días para despejarse, le agradó, por lo que hizo las reservaciones, y compró los boletos de avión. A horas de la mañana, se movilizó a despertarlas, e hizo que prepararan sus maletas y tomaron un vuelo en aeropuerto de la ciudad.—Tampoco yo lo creo , pero lo necesitábamos. —Salió con María entre sus brazos y besó uno de los hombros de su chica. — ¿Les gustó la sorpresa? Isabella sonrió sintiendo como su piel se estremecía al percibir los labios de él sobre su piel, no podía dejar de mirar la hermosa panorámica que tenía frente a sus ojos. —Me encantó —pronunció con emoción
Con las manos temblorosas acomodó aquel vestido sobre la cama, era justo como lo había imaginado, con una caída sencilla, y un hermoso escote de corazón, con bordados y cristalería.Dios.Ese hombre pensaba en todo, sonrió llena de emoción, corrió a ducharse, se colocó su albornoz y enredó su cabellera en una toalla. De pronto se estremeció, ¿cómo se arreglaría ella sola para un momento tan importante?Sacudió su rostro saliendo de su ensimismamiento, al escuchar que tocaban a su puerta, se dirigió con rapidez, observando por la mirilla se encontró con una mujer. Abrió la puerta y ladeó su rostro.— ¿Isabella verdad? —extendió su mano para saludarla.—Sí —respondió con extrañeza.—Mucho gusto. Soy Camila, amiga de Memo. Vine a ayudarte a arreglarte —indicó mostrando el estuche de maquillaje y un bolso que sostenía.— ¿Y Guillermo? —indagó con desconfianza.—Se está arreglando en la habitación de mi esposo y la mía —dijo con naturalidad e ingresó—. Por tradición el novio no puede ver a
El ocaso comenzó a caer, podían observar desde donde se encontraban el sol en el horizonte empezando a ocultarse, el cielo se tiñó de distintas tonalidades entre naranjas rojos y amarillos, regalandoles un escenario perfecto, para el momento tan especial, que vivían.Tomados de la mano, frente al mar y acompañado por los pocos amigos que Guillermo tenía, además de sus padres y su hermana, quienes viajaron para presenciar ese momento, en la que la pareja unía sus vidas, en una boda sencilla, pero llena de amor, con el mar como testigo.Las manos de Isabella temblaban, parecía un sueño del que no quería despertar. Su corazón estaba henchido de felicidad, disfrutando de las palabras que el sacerdote decía, buscando guiar el nuevo camino que estaban por comenzar juntos.Presionaron de sus manos con firmeza, al escuchar las última frase del padre:—Los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.Con delicadeza acunó con sus grandes manos, el rostro de su ahora esposa y se flexionó un p
Los recién casados no pudieron permanecer mucho tiempo en aquella reunión, morían de ganas de estar a solas, por fortuna María había aceptado quedarse a dormir con los padres de él, por lo que tendrían la noche, solo para ellos. Como tanto anhelaban.Una flamante limusina lo esperaba al salir del restaurante. En cuanto subieron, Isabella recorrió con curiosidad su interior, pues jamás en toda su vida había estado en una, no cabía de asombro al ver la pantalla, el bar, además de algunos aperitivos listos para degustarlos. Definitivamente esa sería una nueva experiencia a su lado.Guillermo le entregó una copa de champagne que ya les esperaba en uno de los muebles de madera. Ajustó la iluminación logrando una mayor sensación de intimidad, en el ambiente y cerró las persianas de la ventana y de la partición entre ellos y el conductor.—Por nuestra felicidad. —Acercó su copa y dio un pequeño golpecito con la de ella.Isabella sonrió.—Que sean muchos años felices —respondió.Después de br
Extasiados por el amor que gozaban, Isabella se dejó caer sobre el firme pectoral de Guillermo, sus mejillas estaban sonrojadas y sobre su frente permeaban pequeñas perlas de sudor. Nunca antes había estado tan desinhibida como en aquel momento en el que a base de un baile tan provocativo, logró desquiciar la poca voluntad que le quedaba a su esposo; quien no pudo esperar a que terminara de bailar, y se abalanzó como bestia primitiva, hacia su presa.— ¿En qué me has convertido? —Guillermo besó uno de sus hombros cremosos y deslizó la yema de sus dedos sobre el dorso laxo de su chica.— ¿Yo? —indagó ella con toque ingenuidad en su voz, recargando sus hombros sobre el pecho de él. —No hice nada. —Mordió su labio inferior para reprimir una sonrisa victoriosa, pues había logrado su objetivo, acaparar su atención y hacer que sangre hirviera de deseo por ella y solo ella.Guillermo observó la forma en la que aleteaba sus espesas pestañas, y sonrió. Se veía tan hermosa, con una carga de dul
Contuvo el aire sin saber qué responder, pues Mason, le había pedido tiempo para poder asistir a la casa con su padres y dar la cara, por lo pronto era un secreto entre ambos, deseaba que lo guardara, y disfrutaran de su amor. —No, no es eso —contestó—, me molesté con una de mis amigas y no he podido solucionarlo, pero ya lo haré —respondió. — ¿Quieren helado? —cambió el tema para que no la siguieran interrogando.—Yo si quiero —María alzó su mano y sonrió ampliamente.—Acompáñame —indicó caminando con ella a la cocina.Isabella y Guillermo la miraron con extrañeza, ella no se comportaba así.— ¿Le creíste? —preguntó él.—Ni una palabra —contestó Isa.— ¿Crees que sea necesario que la mande investigar? —dijo mirando hacia la cocina.Isabella frunció la frente.— ¿Es una broma? —lo miró atenta.Se quedó en silencio unos segundos.—No, ¿crees que bromearía con algo así? —habló con seriedad.—Lo que no me imagino es que investigues a tu hermana, que no es una adolescente, es una chica
Se sentía tan estresada y sus sentidos estaban activados con su presencia, que todo a su alrededor dejó de importar, era como si una mancha negra los estuviera cubriendo, su instinto le hizo retroceder un par de pasos.—No te atrevas a tocarme —gruñó.Mason sonrió y retiró un par de mechones de su cabellera, con la mano que había alzado.—Sería incapaz —expresó, sabiendo que estaban llamando mucho la atención, entonces un pequeño bulto en su vientre llamó su atención, su barbilla se tensó por completo. Ahora creía entender el motivo por el cual, la prisa de esa boda. — ¿Todo en orden? —se acercó a ellos el gerente del lugar.Él giró su rostro para hablar con aquel hombre.—Todo bien, estamos teniendo una amena charla —anunció, al voltear para mirar a Isabella, ya no se encontraba ahí, la buscó a través de los cristales de la ventana, y la vio por una de ellas, estaba por salir y se detuvo en seco al ver que se detenía, pues se topó con Melanie. Por lo que con rapidez se giró y caminó
Guillermo se había quedado profundamente dormido junto a María, que no se dio cuenta del mensaje que le envió su hermana. Hasta que el sonido de la llamada que le hizo minutos más tarde, lo hizo despertar. Presionó unos segundos sus ojos, intentando disipar la pereza que aún sentía.—Hola —pronunció con algo de dificultad.— ¿Dónde estás? De inmediato se percató de un tono de voz agitado en su hermana—Estoy en mi habitación, me quedé dormido —explicó. — ¿Sucede algo?—Isabella se siente mal, no sé cómo escucharla.Con rapidez se puso de pie, se calzó los zapatos, miró a María quien seguía descansando, la cubrió con la manta y descendió con rapidez, sintiendo que su pecho latía agitado deseando averiguar, ¿qué es lo que tenía?A grandes zancadas, se acercó a ellas, al verla recostada, se tensó lleno de preocupación, observó a su hermana, quien lo miró a los ojos, era notorio que estaba afligida.— ¿Qué pasó? —preguntó con la respiración agitada.La chica se acercó a su hermano, para