Estoy frente a la mujer de recursos humanos, mi corazón late a verla leer mi currículum falso y de vez en cuando me lanza una mirada lo que pone más nerviosa por el miedo de que se dé cuenta lo falso que es
Quiero obtener el trabajo en el bufete de abogados, pero con desear no basta para obtenerlo quizás las mentiras que escribí puedan hacerlo por mi, la mujer que me dijo que se llamaba Tania deja los papeles en el escritorio, levanta su mirada y me inspecciona con seriedad.
— Srta Sanmiguel tiene un impecable y grandioso currículum lamentablemente no creo tener nada para usted. Las vacantes de abogados están llenas.
Esas palabras me tocaron, el sentir que llegaba tarde de nuevo.
— ¿Tiene otra vacante en que pueda trabajar? – suplique.
Necesito el trabajo
— Sí, pero.- tomo un lápiz de la mesa y empezó a escribir en una libreta - Tenerla como secretaria sería un desperdicio de su parte.
Nunca me había visto como secretaria, sin embargo, en este momento es a lo que más puedo alcanzar, la necesidad me llamaba y tal vez si tenia un trabajo fijo el banco me podría dar un préstamo sin muchos líos.
— Lo quiero- le dije. Me miró con el ceño fruncido, ella se estaba preguntando en su interior por que elegí un trabajo para el cual no está dirigida, su rostro cambio y su mirada se dirigió havia la puerta y ahí estaba un hombre que no se había anunciado al llegar, ella se enderezo en la silla
— ¿Puedo ayudarlo en algo señor Ferreira?– Pregunto Tania
— Solo pasaba por aquí, continué - Dijo el hombre misterioso mientras me miraba de pies a cabeza como juzgandome al menos eso percibi yo
Que situación tan incómoda el que alguien estuviese mirando fijamente de esa manera mientras yo me encontraba en ese momento tan vulnerable. Sin decir nada se retiró.
— Esta segura que desea ese trabajo
— Mi madre está enferma. – me mordí el labio para retener las lágrimas no quería verme patética llorando frente a ella - Cualquier trabajo me servirá porque de verdad lo necesito
De un momento a otro Tania giro el rostro y miro al suelo, su mirada se había oscurecido y su semblante era de un tono mas blanco.
— Mi madre murió hace un año. – se llevo las manos al rostro para evitar que mas lágrimas cayeran- También haría lo que sea por ella, para que este bien.
Que haya compartido conmigo un recuerdo tan duro significaba mucha empatía, pero no me gustaba imaginarme en su situación.
— Muchas gracias Tania. – mire directo a su rostro, ahora estaba rojo por el esfuerzo de llorar - Y siento lo de tu madre.
Cambio radicalmente de semblante, coloco una sonrisa, aunque de todos modos los mofletes brillantes la delataban.
— Tu contrato será por seis meses, serás la secretaria del vicepresidente de la empresa. Llevaras su agenda y lo ayudaras en reuniones y tal vez con el currículum que traes te pueda dar un puesto más alto. - sonrió- Así que esfuérzate.
Sonreí agradecida con ella.
Y si lo piensas bien ser la secretaria del vicepresidente no estaba del todo mal, por algo tendría que empezar y si eso era lo mejor que podía conseguir por ahora, era bienvenido.
— Tu jefe ahora se llama Logan Montero, es un buen hombre pero le gusta que todo esté en orden, intenta seguirle el ritmo.
— Eso haré. ¿Algo más que necesité saber? – dije feliz por tachar una cosa de la lista.
— No, nada de importancia. Haré que nos traigan el contrato para así firmarlo y que empieces a trabajar desde mañana.
Por fin, después de tanto tiempo, algo me salía bien, no perfecto, pero si beneficioso.
No demoraron mucho en traernos los papeles, una firma aquí y otra haya y todo estaba solucionado. Tenia un nuevo trabajo.
— Felicitaciones por su nuevo trabajo- No pudo terminar la frase porque su teléfono empezó a sonar, lo tomo, me hizo una seña para que esperara y se dirigió a una esquina para conversar en privacidad. Después de un par de minutos regreso. - En conclusión, lo que iba a decir es que felicidades y espero que tu madre se mejore.
— Gracias por todo. – esas palabras salieron del corazón.
Nos despedimos, pero lo que al inicio fue manos estrechadas se convirtió en un abrazo. Hace mucho que no abrazaba a alguien, me gusto volver a sentir ese calor.
No sé lo que era, pero sentía esa sensación de ser comprendida, talvez a mí y a Tania nos unía ese dolor de perdida. Un dolor que arrebata algo de nuestro ser para ya nunca volver.
Había ido a visitar a mi madre a segundos de salir de la entrevista, ella seguía dormida. Verla con tantos tubos a su alrededor, sedada y prácticamente como si estuviera muerta, era el peor golpe de realidad que podía tener. Los doctores decían que mantenerla en ese estado era para que ella no haga esfuerzo alguno, su corazón era demasiado frágil.
Me sentía agotada, sentía que no alcanzaba nada, como si corriera en círculos y que con cada vuelta la pista se alargara. Cuando mamá despertara seria mejor que le tenga un hogar, un lugar donde solo seriamos nosotras dos, pero no tenia ni idea de dónde.
Y después de todas mis preocupaciones, la enfermedad de mi madre, el préstamo del banco, un nuevo lugar donde vivir, las inseguridades con mi nuevo trabajo y eso sin mencionar la tarjeta que había usando el día anterior lo cual me preocupaba mucho y tenía miedo de ser detenida y arrestada ya que como abogada sabía cuáles eran los delitos que había cometido
regresé a casa y encontré a un hombre subido al poste de energía no le preste mayor importancia entre a casa y me dispuse a guardar nuestras pertenencias en cajas y a envolver lo más frágil con papel burbuja y mientras removía entre recuerdos encontré uno que me dejo descolocada, lo ultimo que necesitaba era tener al pasado presente. Era una pulsera de plata, que en el centro había un pequeño corazón con las iniciales de nuestros nombres.
Observe el objeto que aun brillaba a pesar del uso y del tiempo, rose el dedo por su contorno y al final, cuando los recuerdo cesaron y el peor ya había sido reproducido en mi mente, lo tome y lo coloque en una caja, para que quería algo que nunca iba a volver a usar, una pieza que una vez logro su propósito, pero que ahora solo significaba un mal sabor de corazón.
No tenía un lugar donde vivir, pero yo ya estaba empacando. Siempre era así, adelantada a mi tiempo, suponiendo cosas que aún no han pasado, queriendo hacerle frente al futuro lo antes posible.
Me dirigí al computador, no tenía el suficiente dinero como para comprar una propiedad, así que tendría que vender unas cosas para que me alcance, al menos, cubrir los primeros meses de alquiler.
Busqué y busqué, después de tanta búsqueda encontré un pequeño departamento cerca de mi trabajo. No era un lugar grande, pero lo suficiente para dos mujeres, con buen precio y tamaño.
Debía, de cualquier manera, inventándome un modo, que el banco me dé el dichoso préstamo, sin él no sabría cómo reaccionar ante los peor. Ya libraría con las tasas de interés luego. Ya libraría con los demás después.
Este trabajo como secretaria era seguro por un año, sentía satisfacción por tener algo seguro en la vida con un ingreso estable. Aun así, no me alcanzaría. Es mucho dinero y poco tiempo.
Siento esa sensación en la garganta, ese nudo que me impide respirar con tranquilidad, y me consuelo a mí misma diciendo que todo saldrá bien.
Como si alguna vez las palabras fueran algún tipo de sedante, como si alguna vez las palabras fueran a hacerse realidad, como si alguna vez no nos hubiéramos mentido a nosotros mismos.
Mientras seguía guardando cada uno de mis recuerdos en esas cajas la oscuridad se hizo presente pensé que se había quemado la bombilla pero pronto note ninguno de los apagadores funcionaban
¡Demonios!
Me habían cortado la energía por no a ver pagado a tiempo, recorde aquel hombre sobre el poste y llena de impotencia salí de mi casa como alma que lleva el diablo sintiendome atacaba por el mundo
Llegue al pie de aquel poste
— ¡¿Que demonios crees que haces?!– Grité furiosa - ¡¿Como te atreves a dejarme sin energía?!- Volví a gritar sentía que estaba fuera de mi - ¿Acaso te has vuelto loco?- por mi mente paso la idea de empujar aquella escalera y verlo caer en represalia de lo acaba de hacer pero una vez más la razón y la cordura prevalecieron
****Ojos verdes, cabello rubio, esbelta y alta, es hermosa. Me lleva observando desde la esquina de la barra, y como hombre educado que soy le he correspondo con miradas fugases. Pero la atracción no solo puede quedar a distancia de dos metros.
— Hola, me llamo Santiago- le tiendo la mano, me corresponde y siento su tacto es suave.
— Mi nombre es Luciana. - dice relamiéndose los labios.
No sé necesita más que el nombre, los dos sabemos cómo acabara la noche.
Le invito un trago, después dos, tres, cuatro, y ahí es donde la cuenta se da por perdida. Tomamos más confianza, una rosada de manos, un apego de las cinturas y la beso. No me rechaza, ella sabe que esto es de una noche.
Caemos caminado en un hotel.
Nos besamos y una cosa llevo a la otra, no es nada especial, los dos sabemos que al día siguiente nos olvidaremos.
Esta mañana había despertado con más preocupaciones de las que había tenido antes, no recordaba a ver usado protección con aquella rubia esperaba a verlo hecho porque un bebe con una extraña era lo peor que podía pasarme en ese instante.
Una vez que llegue a la empresa me dirigí directamente a mi oficina de lejos vi aquella chica que había visto en la oficina de Tania quién se encargaba de entrevistar a los candidatos
¿Acaso ella trabajaba ahora aquí? No podía negar lo atractiva que era pero se veía muy perdida en sus pensamientos, me encantaría saber que pensaba.
Mi celular timbro sacándome de mis ideas con aquella chica desconocida, lo saqué del bolsillo de mi pantalón y vi el identificador era mi madre.
— Llegas tarde - Mire a un lado y era Logan le enseñé el celular y asintió para que atendiera.
— Hola mamá. - Atendí mientras entraba al ascensor y Logan justo a mi - ¿Cómo estás?
Llevaba tiempo sin hablar con mi madre, quizás desde hace un mes, pero es que el trabajo me mantenía muy entretenido, y de cierta forma, lo quería así.
— ¡Estas vivo hijo! - su voz me trajo una sonrisa - Yo estoy bien al igual que tu padre. Si piensa venir al cumpleaños de tu padre ¿No?
El cumpleaños de mi padre era en una semana, y a pesar de la muerte de mi abuelo, ellos habían decidido hacer una pequeña reunión. Nada ostentoso, solo una sala llena de familia y amigos.
— Sí, acudiré. - ese momento era el correcto para plantar la semilla de una gran mentira- Madre - deje un silencio de suspenso, tome aire y lo solté todo- Llevaré a una chica conmigo, he estado saliendo con ella por unos meses y
— ¡¿Una chica?! - la sorpresa de mi madre cortó mis palabras, y Logan que me mirada empalideció el rostro - Santiago, esta chica debe ser muy especial para ti como para que la traigas a un lugar tan familiar.
Se le escuchaba tan sorprendida y feliz, y por instante creí que las mentiras también traerían felicidad, aunque momentánea a otra persona.
— Lo es. - suspire - Ella es muy bonita, cálida, buena y generosa. - no la tenía, pero ya la estaba describiendo, al menos, las cualidades era algo que se podía actuar. No había problema. - Ya veras lo especial que es cuando la veas.
A kilómetros podía ver el brillo de los ojos y la sonrisa de mi madre esperanzada porque haya escuchado a sus suplica y dejado el pasado donde debería estar.
— Esta bien, no presionare. - escuche un chillido de emoción - Te veo la semana siguiente.
Mi madre sabía lo importante que era la privacidad para mí, sentí un golpe en mi hombro lo que me hizo girar y ahí estaba ella Carol quién me miraba como si quisiera matarme
— ¿Así que tienes una especie de novia o podría decirle juguetico nuevo? - Pregunto, se notaba la molestia en su rostro - ¡Se supone que no quiere nada en serio con nadie!- Exclamo - ¿Quién es ella? ¿Acaso la conozco?
— Todos la conocerán a su momento - Me límite a decir. No sabía hasta que punto podía llegar Carol conocía lo loca que podía llegar hacer pero no sus alcances - Pero no es algo que te importe, limítate a no meterte en mi vida - Fui firme para que supiera que hablaba en serio
El ascensor sonó avisando que iba a detenerse, al abrir sus puertas una enfurecida Carol bajo frenética
— ¡Te voy a demostrar que yo soy tu mejor opción! - Grito - que ella no me llega ni a los talones y que yo debo ser la señora Ferreira
Oh Dios es lo que me faltaba, ahora no solo debía preocuparme por todos los problemas que tenía si no que también decía de hacerlo por Carol
— ¡Te has vuelto loco!!- Exclamo Logan derrepente- ¿Como vas a decir eso sí todavía no encontramos a una candidata? Y peor aún delante de Carol- Grito molesto y si, definitivamente tenía razón pero yo no sabía que ella estaba ahí - Adelantaste demasiado nuestros planes, no estamos listos para eso, ¡si vas hacer las cosas a tu manera lo harás solo! - Grito
Logam se veía aún más furioso que Carol
— Lo sé pero era necesario
— ¡¡Eres un idiota!!- Dijo mientras me señalaba con el dedo - Si sigues con tus tonterías vas a dañar los planes.
Por un momento pensé que nos iríamos a los golpes estaba comenzando hartarme su forma de hablar pero debía controlarme, lo necesitaba si quería que esto funcionará, no podía hacerlo yo solo.
Tal vez no debí apresur las noticias.
Las puertas del ascensor se abrieron y no podía creer lo que veía
Llego la hora de enfrentarme a mis responsabilidades como secretaria mi nuevo jefe estaba a unos pasos y yo estaba temblando.Con un suspiro camine hacia la oficina y toque con los nervios a flor de piel esperaba que el no lo notara— ¡Pase! - su voz se escuchaba muy varonil.Tome el pomo de la puerta en mis manos y jale de ella.— ¿Fernanda Sanmiguel? – Pregunto cuando daba mi prime paso al interior.¿Cómo me concentraría teniendo un jefe como él?Si que era guapo.— Sí, soy yo. - se levantó de su silla y se dirigió hacia mí, me extendió la mano y correspondí al tacto. Era cegador tenerlo tan cerca.— Un gusto en conocerla señorita Sanmiguel - lo tenía tan cerca que podía oler su fragancia, desconocida para mí, perfecta para él.El señor Monter
Tropecé con Fernanda mientras caminaba hacia el elevador, me dirigía a una reunión cuando ella giro la esquina y chocó conmigo, mis manos volaron por inercia rodeando su cintura para que no se fuera contra el duro suelo, mi rostro se colocó en la curva de su cuello y ahí pude oler su cabello, olía a frutos rojos, se me hacia agua la boca.No pude evitar mirarla de arriba abajo era hermosa y muy atractiva, hasta ahora no había escuchado su voz, dulce, armoniosa y temblorosa, pero lo que más me llamo la atención de ella, no fue su increíble calor corporal ni el color verde de su mirada, sino los ojos rojos hinchados y un rostro triste¿Qué es lo que la hizo derramar lágrimas?¿Podría haber sido por la enfermedad de su madre?¿Alguna pelea de novios? Quería, no, mejor dicho, deseaba que fuera la primera opción, as&i
Vi a Carol entrar mientras su tacones resonaban fuertemente, ya estaba comenzando agotar mi paciencia he dejado que me diga todo el día pero ya se está excediendo — ¿Que hacen con ella aquí?– Grito haciendo que Fernanda se sobre saltar y yo la mirada con fastidio– Respondeme ya Santiago - Dijo mientras le daba fuerte al piso con una de sus tacones. ¿Acaso esta mujer estaba haciendo un berrinche? Cuando la vi caminar directamente a Fernanda me interpuse a tiempo para que no hiciera algo más que tomarle el cabello — ¡Carol esto es una oficina! –Exclamo Logan mientras me ayudaba a que la rubia soltara el cabello de Fernanda Una vez que logramos separarlas, la saque de la oficina cargada mientras ella seguía pegando gritos y dando patadas "¡El es mío! ¡El es mío!" Es lo único que se escuchaba en todo el piso No podía con la vergüenza. La lleve a la oficina ahí llamaría a seguridad. Una vez en mi oficin
Reviso unos papeles cuando la puerta se abre de modo estruendoso me asusta y me desagrada ver quien está parado frente a mí. Es Mario una vez más ¿No se cansa? ¿No tiene más nada que hacer con su vida que venir a molestar? — Lo siento señor Ferreira. - se disculpa Marta, mi secretaria- El señor quería entrar le dije que esperara pero no me obedeció como la otra vez — No te preocupes, yo lo atiendo. – hice un gesto para que ella saliera de la habitación. Lo miro con desprecio, con asco y sorprendentemente una sonrisa recorre mi rostro, imaginando su cara de molestia cuando escuche que no se llevara ni un dólar de la herencia. Él me observa de la misma manera supongo que imaginándose lo mismo Nuestra tensión inicio desde hace ocho años cuando lo que deseábamos se volvió uno y ninguno gano. Desde ese día su altanería y mi indiferencia se volvieron la comidilla de cada reunión familiar.
FernandaEn la sala de espera el tiempo parece ir mas lento de lo normal, como si la buenas y malas noticias se cocieran a fuego lento.Mi madre había entrada a cirugía hace al menos unas seis horas luego de que yo había llegado y apenas pague todos los gastos de la operación sin contar los honorarios del médico de cabecera que era el que había estado con mi madre desde el momento que la traje por primera vez pero de eso se encargaría SantiagoLos nervios se apoderan de mi cuando veo salir a algún doctor de la sala de cirugías, pero ninguno es al que ansió ver.He estado con el corazón latiendo de forma acelerada desde que observe a mi madre cruzar la puerta doble, caminando de un lado a otro para despegar mi miedo.Intento centrar mi concentración en cualquier otra cosa para que el tiempo corra rápido, aunque el corazón no funciona d
- Esta bien. – en un susurro.Su falta de impresión me genera miedo.- ¿Te encuentras bien? – digo dando un paso hacia ella.- En lo que cabe. – dice muy seriamente. - ¿Quieres algo de tomar?Quizás ella estuviera en la etapa de aceptación o tal vez porque había muchas más emociones que la invadían y la felicidad por no ir a una fiesta no era una de ellas. No podía sobrecargarla con presentaciones y mentiras mientras su estabilidad tambaleara, corría un gran peligro en que nos descubrieran.- No, gracias.Escuche como llenaba la tetera de agua y la ponía al fuego. Fueron minutos de silencio, cada uno metido en su cabeza hasta que la tetera silbó y Fernanda pego un pequeño salto, con su taza de café volvió al sillón y se arropó.- ¿Cuál es la historia? &ndas
Santiago había insistido en estar conmigo, acompañándome y ayudándome en todo lo que estaba a su alcance. Cuando lo miraba de reojo encontraba tristeza en su mirada, como si estuviera perdido en sus recuerdos, recuerdos que le hacían daño. ¿Qué ocultaba bajo sus muros? Porque en estos últimos días él no me había mostrado a un hombre serio y trabajador, sino a uno compasivo y empático. Por suerte se había pospuesto la fiesta de cumpleaños del padre de Santiago, aunque hubiera ido sin importar la situación, cumpliría con mi palabra. Pero también entendía a Santiago, en su insistencia, por posponer la reunión. Quien quería llevar a una chica con ojeras, desaliñada y con una mirada triste a una presentación con sus padres. Esta mañana me había despertado cansada había pasado gran parte de la noche pensando y pensando Me preparé mi taza de café caliente, como todos los días, y fui a sentarme en el sillón. Hace ya tres días me había despertado en
No podía negar que Fernanda se ve espectacular. Encantadora. Hermosa. Lleva un vestido azul con mangas, la tela es suave y en la falda se rodea un delicado pliegue. Su cabello está suelto y ondulado. Está maquillada con delicadeza, sobrio, nada exagerado.Me gusta.Se ve mucho mejor desde la última vez que estuve con ella, un poco más delgada, pero nada que no se pudiera solucionar con una mejor alimentación. Su rostro abandonó las ojeras y en sus mejillas se pinta en rosado tierno.¿Cómo se habrá sentido Fernanda en estos últimos días?Me hubiera gustado venir a visitarla, pero el trabajo y Logan me lo impidieron. Además, ella necesitaba tiempo a solas para entender cuál iba a ser su nueva vida, lamentablemente el doctor ya nos había comunicado que en cualquier momento ella podía tomar la decisión de desconectar a su ma