Están entrando en la propiedad de la casa de su hermano. Estacionan frente a la casa y enseguida lo recibe una de las empleadas haciéndolo pasar hasta la sala mientras que ella se dirige en busca de su jefe.
—¿Qué te trae por aquí? ¿Ha pasado algo?
Su hermano baja las escaleras viéndolo preocupado. Adriano se le queda viendo, notando lo viejo que se ve, parece de cuarenta. Recuerda que su hermano pega duro por lo que decide omitir dicho comentario.
—No, nada importante —se encoge de hombros con ese tono de voz de que me oculta algo que lo afecta— Cuéntame ¿Niño o niña? —Desvía el tema.
—Niño, vamos a tener un niño —le cuenta emocionado por la noticia.
—Ya tenemos el siguiente heredero al trono —suelta sin pensar, ganandose una mala mirada de su hermano.
—Ni lo digas. Estoy que me voy con Kendra y mi hijo lejos de aquí, a dónde no puedan encontrarnos —resopla angustiado, ahora entiende a su padre y su constante preocupación por su futuro.
—Es algo que no podrás evitar, será su decisión. Si lo dejas conmigo una temporada, puedo encargarme de mostrarle la peor parte de todo esto para que no le queden ganas —se ofrece con su mejor cara de malo. Cuando se propone quitarle las ganas a alguien lo hace demasiado bien.
—Si realmente me quieres ayudar, búscate una novia, formaliza una relación y ten un hijo que ocupe tu lugar cuando estes viejo —su mirada cambia por completo perdiéndose en sus recuerdos— Te siento extraño ¿Pasa algo?
—No es nada, es solo que comenzaron una construcción al lado de nuestro cementerio y un metiche descubrió un cuerpo que la lluvia y un pequeño deslave destapó, ahora están investigando —le cuenta, reservándose la información de Eliza y lo que está planificando hacer con ella.
Nota el cambio radical en el semblante de Leonardo, notando que se ha preocupado por demás en algo tan trivial como eso. No se quiere ni imaginar si se entera que el CICPC ha asignado el caso a un grupo de agentes para investigar y llegar al fondo del asunto.
—Mi papá tenía un contacto, ¿Por qué no has recurrido a él? —le pregunta, sacándole información.
—La que lidera la operación está por encima de él, dice que no puede hacer nada —una pequeña sonrisa pícara se le escapa de los labios sin poder evitarlo, captando la atencion de su hermano.
—¿Qué has pensado hacer? Y ¿a qué se debe esa sonrisa?
Adriano voltea a verlo sorprendido, endurece su rostro ocultando sus sentimientos. Lamentablemente para él, Leonardo lo conoce muy bien, por lo que sus alertas se encienden al instante.
—Visitarla, quizás una conversación amistosa sea suficiente. Es una mujer, al fin y al cabo —le dice de forma despectiva, como si fuera un mero procedimiento.
—Ve con cuidado, no juegues con un fuego del que después no te quieras quemar. Mira que en ocasiones las cosas se voltean y termina uno con el corazón roto —le advierte, esperando estar equivocado.
—¿Quién se va a quemar? —viene bajando las escaleras Kendra. No se pudo contener al escuchar la voz de Adriano.
Leonardo se levanta rápido de la silla y se dirige a ella ayudándola a bajar las escaleras. Le ha pedido varias veces que no baje las escaleras solas, teme que se resbale y se ocasione un daño grave que perjudique a su bebé.
—Hermano, que dramático te has puesto —se burla de Leonardo, viendo lo patético que se ha puesto desde que está con Kendra.
Ignorando el comentario de Adriano, ayuda a Kendra a sentarse en uno de los muebles acomodando los cojines tras de ella, para luego acercar una silla sentándose a su lado.
—¿Tienes problemas con alguna mujer?—Kendra le pregunta a Adriano con picardía.
—Algo así, se está metiendo en donde no debe y debo buscar el modo de alejarla de allí por las buenas —le responde como si esa mujer no le importara en lo absoluto.
—Habla con ella en un lugar relajado, será más fácil que la conversación fluya y no se ponga tenso el ambiente —le aconseja Kendra— podrías presentármela, quizás te pueda ayudar en algo.
Le pide Kendra pensando en que sería una buena idea integrarla de a poco, más por el segundo trabajo de Adriano que necesita de una mujer con un temple fuerte, que lo ayude a seguir adelante.
—Muchas gracias cuñada por el consejo, lo tomaré en cuenta. Por cierto, me dijeron que ustedes están comprometidos, para cuando tienen planificado hacer la boda.
Adriano cambia el tema sin el menor disimulo, Kendra voltea a ver a Leonardo sin comprender lo que sucede, pareciendole extraño esa actitud, pensó que se entusiasmaria al contar con su apoyo.
—Lo mejor será esperar hasta que Kendra dé a luz y esté recuperada, por ahora ella necesita estar tranquila y pasar el mayor tiempo en cama —le sigue la corriente para llevar la fiesta en paz, pero teniendo presente que tratara este tema con él.
—Sí me imagino, por todo lo que ha pasado. Kendra ¿en dónde te gustaría que fuera tu boda? —le pregunta con curiosidad, ideando un plan para su siguiente paso a tomar. Tan solo debe ocultar sus verdaderas intenciones de su hermano
—Siempre soñé con que fuera en el “Pico Bolívar” en la estación “Pico Espejo”, ojalá y se pudiese manipular el tiempo para que justo en ese momento cayera la nevada escarchada, sería tan lindo y romántico, adecuado para la ocasión —sus ojos se iluminan al hablar de ello.
—¿Cómo es posible que, teniendo tan buen gusto, te hayas fijado en mi hermano? —le pregunta sorprendido, mientras que lo ve de reojo.
—¡Oye no te pases! ¿Estas a favor o en contra? Se supone que eres mi hermano —bromea haciéndose el ofendido.
—A favor de mi cuñada, claro está. —recibe un mensaje que hace que cambie su expresión por completo— ya me tengo que ir, tengo unos asuntos que resolver. Cuídate mucho Kendra para que mi sobrino nazca fuerte —se despide de ella dándole un beso en cada mejilla.
—Y tú procura buscarte una novia, casarte y tener muchos hijos varones —le responde Kendra enfatizando las dos últimas palabras, haciéndolos reír, sabiendo por dónde viene la cosa.
En cuanto sube al carro, le devuelve la llamada a Mauro, esperando tener buenas noticias en cuanto a los cadáveres y la agente.
—Jefe, le tengo noticias. Logramos sacar los otros cuerpos lejos de su alcance, los que quedaron al descubierto, borramos toda información de ellos del sistema por más que busque, no va a conseguir nada —le informa a su jefe del avance que han tenido.
—¿Las evidencias?
—Están en eso en este momento, en unos minutos estaremos saliendo para allá.
—Necesito que me averigues quien es el dueño de esa construcción, me gustaría conversar con él —le pide, pensando en que quizás ese hombre le sea de utilidad.
—Jefe, ¿no cree que eso sería muy peligroso?
—Solo seré un empresario amistoso qué siente mucho todo lo que le ha ocurrido y desea ofrecerle su ayuda en lo que necesite, no veo porque eso sería un riesgo para nosotros.
—Ya me pongo en ello jefe.
—Vámonos a la empresa nuevamente este día será un poco más largo de lo esperado —le ordena a su chofer.
Un poco más de una hora después llega Mauro con el dueño de la construcción, Adriano le invita a sentarse ofreciéndole un trago para conversar a gusto.
—Hoy las noticias han estado repletas sobre lo sucedido en su construcción, espero que los agentes encargados de ellos logren dar con los responsables de todo aquello y usted pueda continuar con sus proyectos —le dice sentándose frente a él, como si estuviera en una conversación casual.
—Yo también lo espero, porque con cada día de retraso, son millones que perdemos —toma otro sorbo de su trago sintiéndose agitado, el mal rato que ha pasado hoy está que le provoca un infarto.
—Puedo entenderlo completamente y si usted me lo permite creo que tengo la solución para su problema, es algo que debe estar empapado ya qué situaciones cómo está suelen ser recurrentes y tener algunas herramientas cerca nunca están demás —se ofrece, sabiendo que él podría ser de utilidad más adelante.
—Cualquier ayuda que usted pueda ofrecerme será bienvenida, significaría mucho para mí y también para mis socios el que nos instruya cómo acabar con este problema.
Adriano sonríe victorioso, sabiendo que ha logrado su cometido, ubicando en su lugar una de las tantas piezas del rompecabezas.
En cuánto llegan al sitio donde han encontrado los cadáveres, ve que el personal de forense ya está en el lugar haciendo su trabajo al recoger los cuerpos y demás evidencia que los ayude con el caso.El barro y la cantidad de escombros que hay por todas partes será un gran problema para la investigación, se coloca unas botas especiales para evitar resbalar y lastimarse. Empieza asignar tareas a cada uno de los hombres, esperando que al dividir las tareas pueda tener mayor éxito.—David, pide a los de forenses que te den huellas digitales para comprarla con las que están en la base de datos que disponemos en el sistema —le pide, siendo lo más amable posible.—Enseguida —agarra sus cosas y se va con el jefe del equipo de forense.—Jose, anda con forestación y pregunta qué tanto han abarcado y cuánto terreno falta por revisar, quizás consigamos más cadáveres en la zona y realiza con ellos algún plan de acción para abarcar todo ese terreno lo más pronto posible, al parecer el dueño está u
Se dirigen nuevamente a su oficina para organizar todos los datos obtenidos mientras que esperan qué forense les envié el reporte de los cadáveres encontrados, algo que va a demorar un poco más de 24 horas.En cuánto llegan se acercan en la pizarra y empiezan a armar todos los datos encontrados en las preguntas y posibles sospechosos a la mafia en Turpial rojo del cual desconoce a su jefe y su modus operandi.—Si el turpial rojo está detrás de todo esto demos por cerrado el caso no hay manera de que logremos dar con ellos mi abuelo intentó perseguirlos y acabar con esa mafia cuándo empezó y lo único que consiguió con ello fue acabar muerto mi padre también lo intentó ya se retiró y nunca estuvo ni siquiera cerca de atraparlos así que pensar que nosotros sí lo vamos a lograr es tener un ego demasiado alto —dice David mostrándose poco entusiasta con todo aquello no cree posible que logran acercarse aunque sea un poco.—con todo respeto pero en la época de su abuelo e incluso la de su pa
Adriano despacha a todos sus hombres temprano, teniendo en mente una idea atractiva, desea comprobar por el mismo qué tan valiente es esa chica y hasta dónde llegan sus agallas, por lo que se prepara para salir.Adriano se sube a su Chevrolet Camaro en negro mate, es uno de sus favoritos. Se coloca sus lentes oscuros y se dirige a la estación donde se encuentra Eliza trabajando, estaciona al frente del lugar con mucha paciencia a esperar a que salga de su trabajo.Mientras que espera, revisa algunos mensajes, contesta algunos correos y cuando ve su carro salir, empieza a seguirla a una distancia prudencial, para que ella no sé percaté de que la está siguiendo.Cuando están entrando al túnel, él se acerca a ella dejándose ver y nota el cambio en su forma de conducir, al salir del túnel se coloca a su lado baja la ventanilla y logra ver que está un poco asustada, intentando descubrir quién es él. Algo en su forma de actuar le causa un poco de gracia y le es inevitable no dejar escapar
Se van juntos hacia el carro, llevando con él dos hombres más, como todo empresario cuidando su seguridad, al menos esa es la imagen qué se ha esforzado en mantener desde que asumió el cargo en la empresa como director ejecutivo.Llegan al lugar, los agentes lo reciben teniéndolo en gran estima, lo llevan enseguida a la oficina del jefe, donde por casualidad la consigue a ella hablando con Luis, al entrar a la oficina, nota que Eliza cierra la boca en el acto viéndolo sin ningún tipo de discreción. Sin poder evitarlo Adriano le sonríe de vuelta, disfrutando de la conmoción que ha tenido en ella.—Buenos días señor Adriano, qué gusto tenerlos por acá —Luis se acerca a él de inmediato.Eliza al ver la forma en la que su jefe trata al desconocido, frunce los labios, no entiende por que lo trata con tanta pleitesía, ni que fuera el gobernador.—Buenos días Luis, tenemos tiempo que no conversamos y me pareció justo dar una vuelta por acá. Es la primera vez que la veo ¿usted quién es? —se d
Después del susto de anoche, Eliza casi no pudo dormir, por lo que con una buena taza de café se va a su trabajo esperando que eso sea más que suficiente para mantenerse activa al menos durante la mañana.Pasa por forense cómo había quedado la noche anterior, esperando tener un poco más de suerte y que hayan descubierto quiénes son esas personas.—Buenos días, soy Eliza Sánchez del CICPC, vengo por los resultados de los cuerpos que fueron traídos ayer de la zona de deslave —muestra sus credenciales a la chica que está en recepción.—Buenos días detective, sígame la llevaré con la forense —se levanta de su puesto, guarda unas cosas y se acerca a ella mostrándole el camino.Le permite el acceso al lugar donde trabaja el forense con los cuerpos, pasan por un pasillo que le resulta bastante tenebroso, la luz blanca, los sonidos chirriantes, tal como sucede en las películas hace que su piel se erice al instante.—Es aquí —se detiene junto a unas puertas dobles señalando el lugar.Abre la p
Aunque la forma de su jefe tratar con él, la deja saber qué es alguien, no sólo respetado, sino de cierta posición, de lo contrario no lo trataría con tanta amabilidad y elogios cómo lo hace.Todo marchaba bien hasta que abre su boca y de forma muy despectiva se refiere a ella o al menos así lo toma.—Pensé que esto es trabajo para hombres, espero que no se le haga muy pesado —la ve de arriba a abajo.Haciendo que se crispe de los nervios y le haga frente ante su insinuación.—Y se sorprendería lo bien que se nos da, a diferencia de los hombres cuando intentan ocupar nuestro lugar, pero usted no está listo para habla
AdrianoMientras toma otro trago para aclimatarse, Adriano la vé divertirse con las chicas. Suben hombres vestidos de policías, médicos y bombero al lugar donde están, a bailarles en especial a la hermana de ella, que le colocan un velo en la cabeza, lo que le hace pensar qué se encuentran en la despedida de solteras de la chica, por lo que tiene una idea de lo que será las próximas horas.Sentado en la barra, sin despegar la mirada de ella, ve como poco a poco se van pasando de tragos, tan solo espera con paciencia el momento oportuno para intervenir.Mauro ve hacia la chica y luego hacia su jefe, negando lentamente por las locuras de él y de lo que será esta noche. En ocasiones se le olvida que tan solo es un m
AdrianoEn un arrebato la toma de los brazos y la sienta sobre él deseando experimentar por primera vez, el deseo de un modo que ni él mismo puede explicar.Atrapa sus labios deborandolos lentamente, ella responde colocando una de sus manos en la nuca de él, mientras con la otra la desliza en su pecho hasta llegar a la enorme erección. Adriano coloca las manos en el trasero de ella acercandola más a él, queriéndo mucho más.Se separa de ella al darse cuenta de lo que hace, la deja caer en la silla junto a él, recupera la respiración. Se siente aturdido, su corazón bombeando como hace mucho no lo hacía. Sacude la cabeza, alejando esos recuerdos que lo hacen débil.Ella se a