Adriano despacha a todos sus hombres temprano, teniendo en mente una idea atractiva, desea comprobar por el mismo qué tan valiente es esa chica y hasta dónde llegan sus agallas, por lo que se prepara para salir.Adriano se sube a su Chevrolet Camaro en negro mate, es uno de sus favoritos. Se coloca sus lentes oscuros y se dirige a la estación donde se encuentra Eliza trabajando, estaciona al frente del lugar con mucha paciencia a esperar a que salga de su trabajo.Mientras que espera, revisa algunos mensajes, contesta algunos correos y cuando ve su carro salir, empieza a seguirla a una distancia prudencial, para que ella no sé percaté de que la está siguiendo.Cuando están entrando al túnel, él se acerca a ella dejándose ver y nota el cambio en su forma de conducir, al salir del túnel se coloca a su lado baja la ventanilla y logra ver que está un poco asustada, intentando descubrir quién es él. Algo en su forma de actuar le causa un poco de gracia y le es inevitable no dejar escapar
Se van juntos hacia el carro, llevando con él dos hombres más, como todo empresario cuidando su seguridad, al menos esa es la imagen qué se ha esforzado en mantener desde que asumió el cargo en la empresa como director ejecutivo.Llegan al lugar, los agentes lo reciben teniéndolo en gran estima, lo llevan enseguida a la oficina del jefe, donde por casualidad la consigue a ella hablando con Luis, al entrar a la oficina, nota que Eliza cierra la boca en el acto viéndolo sin ningún tipo de discreción. Sin poder evitarlo Adriano le sonríe de vuelta, disfrutando de la conmoción que ha tenido en ella.—Buenos días señor Adriano, qué gusto tenerlos por acá —Luis se acerca a él de inmediato.Eliza al ver la forma en la que su jefe trata al desconocido, frunce los labios, no entiende por que lo trata con tanta pleitesía, ni que fuera el gobernador.—Buenos días Luis, tenemos tiempo que no conversamos y me pareció justo dar una vuelta por acá. Es la primera vez que la veo ¿usted quién es? —se d
Después del susto de anoche, Eliza casi no pudo dormir, por lo que con una buena taza de café se va a su trabajo esperando que eso sea más que suficiente para mantenerse activa al menos durante la mañana.Pasa por forense cómo había quedado la noche anterior, esperando tener un poco más de suerte y que hayan descubierto quiénes son esas personas.—Buenos días, soy Eliza Sánchez del CICPC, vengo por los resultados de los cuerpos que fueron traídos ayer de la zona de deslave —muestra sus credenciales a la chica que está en recepción.—Buenos días detective, sígame la llevaré con la forense —se levanta de su puesto, guarda unas cosas y se acerca a ella mostrándole el camino.Le permite el acceso al lugar donde trabaja el forense con los cuerpos, pasan por un pasillo que le resulta bastante tenebroso, la luz blanca, los sonidos chirriantes, tal como sucede en las películas hace que su piel se erice al instante.—Es aquí —se detiene junto a unas puertas dobles señalando el lugar.Abre la p
Aunque la forma de su jefe tratar con él, la deja saber qué es alguien, no sólo respetado, sino de cierta posición, de lo contrario no lo trataría con tanta amabilidad y elogios cómo lo hace.Todo marchaba bien hasta que abre su boca y de forma muy despectiva se refiere a ella o al menos así lo toma.—Pensé que esto es trabajo para hombres, espero que no se le haga muy pesado —la ve de arriba a abajo.Haciendo que se crispe de los nervios y le haga frente ante su insinuación.—Y se sorprendería lo bien que se nos da, a diferencia de los hombres cuando intentan ocupar nuestro lugar, pero usted no está listo para habla
AdrianoMientras toma otro trago para aclimatarse, Adriano la vé divertirse con las chicas. Suben hombres vestidos de policías, médicos y bombero al lugar donde están, a bailarles en especial a la hermana de ella, que le colocan un velo en la cabeza, lo que le hace pensar qué se encuentran en la despedida de solteras de la chica, por lo que tiene una idea de lo que será las próximas horas.Sentado en la barra, sin despegar la mirada de ella, ve como poco a poco se van pasando de tragos, tan solo espera con paciencia el momento oportuno para intervenir.Mauro ve hacia la chica y luego hacia su jefe, negando lentamente por las locuras de él y de lo que será esta noche. En ocasiones se le olvida que tan solo es un m
AdrianoEn un arrebato la toma de los brazos y la sienta sobre él deseando experimentar por primera vez, el deseo de un modo que ni él mismo puede explicar.Atrapa sus labios deborandolos lentamente, ella responde colocando una de sus manos en la nuca de él, mientras con la otra la desliza en su pecho hasta llegar a la enorme erección. Adriano coloca las manos en el trasero de ella acercandola más a él, queriéndo mucho más.Se separa de ella al darse cuenta de lo que hace, la deja caer en la silla junto a él, recupera la respiración. Se siente aturdido, su corazón bombeando como hace mucho no lo hacía. Sacude la cabeza, alejando esos recuerdos que lo hacen débil.Ella se a
Eliza escucha su teléfono sonar una y otra vez, siente cómo su cabeza empieza a doler por lo que trata de buscar a su alrededor el teléfono para apagarlo, no lo consigue por lo que no le queda de otra que medio abrir los ojos, siente que el dolor aumenta, como puede revisa donde suele dejarlo.Abre los ojos de golpe al darse cuenta que no está en su habitación sino en la de su hermana. Se siente en la orilla de la cama tratando de recordar qué pasó la noche anterior. Por más que trata de buscar en su memoria, la cabeza está en blanco.Vuelve a sonar el teléfono, lo busca por el lugar encontrando la cartera a un lado de la puerta, saca su teléfono y contesta la llamada.—¿Buenos dí
—Buenos días Eliza, ¿qué tienes para mí? —se cruza de brazos esperando una respuesta de su parte.—Buenos días jefe, logré conseguir conversar con dos detectives que llevaron este mismo caso años atrás en diferentes épocas, dándome pistas claves en cuanto a ello. Pedro Gutierrez, me confirmó que el cartel si existe y cada cierto tiempo cambia su modus operandi precisamente para no ser encontrados, cómo también me informó que cuando se enteran de una posible amenaza se suelen esconder, haciéndolos indetectable y difícil de rastrear, por lo que me aconsejó que mantuviera este caso bajo perfil —le informa.—¿Él otro que te dijo? —la interrumpe para que no se vaya con tan