DAVIDEl sol se filtraba a través de las cortinas de mi apartamento cuando desperté, bañando la habitación con una cálida luz matinal. Era otro día en la jungla de concreto de la ciudad de Manhattan, y me encontraba listo para enfrentarme los desafíos judiciales que seguramente me deparaba. Me llamo David Roberts, tengo 32 años y soy un abogado exitoso, con una carrera en ascenso en uno de los bufetes más prestigiosos de la ciudad. Mi vida estaba marcada por los desafíos constantes y oportunidades de crecimiento, y me sentía realizado en ese aspecto.Sin embargo, a pesar de mis logros y éxitos en el ámbito profesional, había una cosa que siempre había eludido mis manos y mi corazón: El amor.Mi hermano menor, Jason, era todo lo contrario a mí. mientras yo era un abogado serio y centrado en mi carrera, Jason era un hombre de negocios astuto y exitoso, con una habilidad innata para atraer a las mujeres. Su carisma y encanto parecían ser parte de su naturaleza, y no había una reunión o ev
SARAHEl día se anunciaba con la misma calidez que siempre, el teléfono rompió el silencio de la mañana con su insistente timbre, y al levantar el auricular, la voz de Emily, mi mejor amiga, resonó al otro lado de la línea con un tono urgente y lleno de emociones.Sarah, necesito verte ahora mismo, dijo Emily, su voz temblorosa y preocupada. Es importante.Sin necesidad de más explicaciones, me apresuré a vestirme y salí hacia el encuentro con mi amiga. Mientras me dirigía hacia su casa, una sensación de inquietud se apoderaba de mí. ¿Qué podría estar pasando para que Emily estuviera tan ansiosa?Al llegar a su apartamento, Emily me recibió con los brazos abiertos, pero su rostro reflejaba una mezcla de angustia y vulnerabilidad. Sus ojos transmitirían una preocupación profunda y palpable, como si estuviera cargando el peso del mundo sobre sus hombros. Sin preámbulos, se sentó a mi lado y comenzó a hablar, con la voz entrecortada por la emoción y las lágrimas asomándose en sus ojos.S
DAVIDEl estrés del día en el juzgado pesaba sobre mis hombros mientras salía de la sala de audiencias, dejando atrás la atmosfera cargada de tensiones legales. Había sido una jornada agotadora, llena de argumentos acalorados y debates interminables, y sentía como si cada uno de mis movimientos estuviera empujándome más hacia el borde del agotamiento. Pero lo que realmente me tenía perplejo era mi propio comportamiento, especialmente cuando se trataba de una persona en particular “Sarah”.Su presencia en el juzgado parecía tener un efecto extraño en mí, como si despertara algo dentro de mí que prefería mantener oculto. Una oleada de emociones contradictorias, una mezcla de superioridad y frustración que me dejaba desconcertado. ¿Por qué mi actitud cambiaba cuando estaba cerca de ella? ¿Por qué mi cuerpo parecía empeñarse en demostrarle que era superior, cuando mi mente luchaba por entender la razón detrás de esta reacción instintivaMe encontré pensando en ella más de lo que debería,
Han pasado algunos días desde mi última conversación con Nicholas, y mi mente sigue dándole vueltas a la idea de matrimonio por conveniencia. La sugerencia que le hice parece haber dejado una semilla de posibilidad en su mente, y ahora espero con curiosidad ver cómo ha evolucionado esa idea en su cabeza.Una tarde, mientras me encontraba en mi despacho revisando algunos de los documentos legales, mi teléfono comenzó a sonar, rompiendo el silencio de la habitación. La pantalla mostraba el nombre de Nicholas, y una sensación de anticipación se apoderó de mí mientras respondía la llamada._ ¿Nicholas? dije, mi voz ligeramente impregnada de expectativa._David, necesito que redactes un contrato para mí, respondió Nicholas al otro lado de la línea, su tono urgente y decidido. Quiero que detalles todos los términos y condiciones de un acuerdo que estoy a punto de concretar y salvarme de la situación de la herencia.La solicitud de Nicholas me tomó por sorpresa, y durante un momento, me qued
Después de mi conversación con Emily, me despedí de ella con un abrazo reconfortante, prometiéndole que todo estarían bien y que estaríamos allí la una para la otra pase lo que pase. Con sus palabras aún resonando en mi mente, me dirigí hacia el restaurante donde tenía una cena programada con un cliente importante.El restaurante era un remanso de elegancia y sofisticación, y la terraza ofrecía una vista espectacular de la ciudad iluminada. Al llegar, pregunté por la reserva de William Donovan, mi cliente, y el maître me condujo con gracia hacia la mesa reservada para nosotros, donde él ya me esperaba, radiante con su traje impecable y una sonrisa encantadoraCuando me acerqué a la mesa, pude notar la sorpresa en los ojos de William al vere. Sus halagos me hicieron sonreír tímidamente, mientras su gesto caballeroso al invitarme a sentarme hizo sentir bienvenida y apreciada. La velada comenzó con una conversación amena y profesional, mientras examinábamos el menú y discutíamos los detal
-Perdón por interrumpir, dijo William con una sonrisa forzada. Sarah tengo algo para ti y a su vez quería disculparme por lo de anoche.Mi mirada se encontró con la de David, y pude ver la expresión de molestia en su rostro al ver a William ahí. Tome el ramo de rosas con cuidado, agradecida pero confundida por el gesto._Gracias, William, pero no era necesario, dije tratando de disimular la incomodidad que sentía en ese momento.David se aclaró la garganta, claramente incómodo con la situación._Lo siento, Sarah, enserio no quería interrumpirte, como quedamos que hablaríamos sobre los detalles aquí en tu despacho, dijo en un tono un poco más suave ahora que David estaba presente. Esperare en recepción.Asentí con la cabeza, agradecida por la oportunidad de calmar los ánimos antes de que la discusión escalara aún más. William se despidió con una sonrisa y se retiró de la oficina, dejándonos a David y a mí solos una vez más.Nos quedamos en silencio por un momento, el peso de la tensión
Con un suspiro resignado, alcé la mano y toqué la puerta de la oficina se Sarah. El eco de mi determinación resonó en el pasillo vacío, como un preludio de lo que estaba por venir. Sin embargo, el silencio que siguió fue inquietante, como si el edificio mismo contuviera la respiración en anticipación de lo que desataría.En ese momento, la asistencia de Sarah apareció y me saludo con cortesía:-Buenas tardes, abogado Roberts. No lo vi ingresar.Asentí con la cabeza, sintiendo la necesidad de disculparme por mi entrada directa-Es que no había nadie en recepción, por eso ingrese directamente. Pido disculpas por el inconveniente.La asistente me tranquilizó, diciendo que no había problema. Sin embargo, su siguiente declaración me dejó perplejo:- ¿Está buscando a la abogada Johnson? Ella no se encuentra. Salió rápidamente al hospital.La noticia sobre la partida apresurada de Sarah al hospital me golpeó como un balde de agua fría. Un instinto protector se encendió dentro de mí, y si pen
SARAHRecibí a William en mi despacho con una sonrisa tensa, consciente del incidente que había presenciado esta mañana. Me disculpé por la escena, y él, con su habitual cortesía, aseguró que no había problema alguno. Sus palabras aliviaron un poco la tensión en el ambiente, y pronto nos sumergimos en la discusión sobre el contrato entre nuestro bufete y la compañía Donovan.-Entonces, ¿qué te parece si establecemos estos términos para el acuerdo? Propuso William, mientras repasábamos los detalles del contrato.Analizamos cada cláusula con atención, discutiendo los puntos clave y llegando a acuerdos que beneficiarían a ambas partes. A pesar de la seriedad del tema, la conversación fluyó con naturalidad, mostrando la buena química que teníamos como colegas.Una vez que finalizamos la discusión, William me sorprendió invitándome a almorzar para celebrar el acuerdo. Estaba a punto de aceptar cuando mi teléfono sonó, interrumpiendo el momento. Era mi madre, con la noticia desgarradora de