—¡Alan, cúbreme! — gritó Damon, y el joven guerrero cumplió con la orden. Mientras avanzaba hacia la mujer, Casius también se encargaba de eliminar a los monstruos que se cruzaban en su camino. Darién se levantó después de recibir el golpe de Zuke, decidido a detenerla a toda costa. Al salir de la habitación, vio que ella se dirigía hacia la puerta principal y que su líder corría hacia ella. La preocupación de Darién creció aún más al ver que su Alpha no era consciente del peligro que corría al intentar detener a la mujer.Darién percibió ráfagas de luces rojas dirigidas hacia su líder y corrió en su dirección para evitar que fueran heridos. Zuke estaba frente a la enorme puerta, extendiendo las manos con la intención de abrirla, pero Darién y Casius llegaron justo a tiempo.Cuando el líder de la manada, Damon, giró a Zuke para mirarla, vio sus ojos rojos. Su lobo interior se retorció, tratando de salir. Los ojos de Casius brillaban de ira al verla. Por alguna razón, el lobo de Casius
Su plan era reemplazar la luz con oscuridad, la vida con muerte y la paz con sufrimiento en cada rincón de la tierra. Un lobo viejo, leal a su líder, se encargaba de llevar el mensaje al lugar indicado por el prisionero, escalando la montaña rocosa cubierta de escarcha por el crudo invierno. Con firmeza, sostenía un bolso que contenía la cabeza del demonio, un mensaje apropiado para un Alpha como Casius.Después de un tiempo prolongado, el lobo gris se acercaba a la cueva. Dejó caer la bolsa cerca de la entrada y aulló con fuerza, anunciando su presencia a la Carpa Roja. Luego, recogió el bolso y avanzó audazmente, cumpliendo la exigencia de su líder.—Vaya... ¿qué tenemos aquí? ¿Eres valiente o simplemente lo suficientemente estúpido para venir solo ante el rey de las carpas rojas? —preguntó en voz alta Karios, sentado en su trono de roca adornado con detalles de gemas preciosas, dando la bienvenida al lobo. El lobo gris lanzó el bolso que sostenía en su hocico, haciendo que rodara h
Zuke ya se encontraba en medio del bosque mientras corría, intentando abandonar los territorios de la manada Damon. Sentía cómo su corazón latía rápidamente, la falta de aliento y el cansancio la estaban afectando. Apoyó las manos contra un árbol que estaba a su costado para sostenerse. La herida que tenía le advertía que ya no podría seguir adelante. La pequeña sutura que Carlee le había hecho se había abierto por el esfuerzo de escaparse.“¡Oh, diablos! Creo que me he abierto nuevamente la herida," pensaba Zuke al verificar su lesión.La pequeña Zuke estaba decidida a seguir adelante, aunque el intento le hiciera caer inconsciente. No sabía si se había alejado lo suficiente de aquella manada, pero ya no escuchaba el sonar de las campanas. Sin embargo, lo que ella ignoraba era que estaba siendo rastreada por unos lobos. A medida que avanzaba, podía visualizar miles de cadáveres tendidos en el bosque. Aunque el olor era nauseabundo, Zuke seguía avanzando con determinación.Llegó a un
Absolutamente nadie esperaba las palabras de Sorien. Claris levantó la vista para mirarlo directamente a la cara, negándose a aceptar la decisión de Sorien. Acto seguido, salió prácticamente huyendo de allí, incapaz de soportar un segundo más en ese lugar. Parada en el patio trasero de la residencia de los Rime, intentaba reprimir un escalofrío. Aunque respetaba y apreciaba mucho a Sorien como a un tío, no podía aceptar tal proposición. No era por miedo, sino simplemente porque veía a Jair y su familia como la familia que había perdido muchos años atrás.— ¿Estás bien? — Antón ya estaba a su lado, ofreciéndole un pañuelo para secar sus lágrimas.— ¡Gracias! No deberías preocuparte tanto — dijo ella mientras secaba sus mejillas. Verla en ese estado angustiado entristecía a Antón.— ¿Aceptarás ser su compañera? — soltó Antón, tomando por sorpresa a Claris.—No, no lo haré. Lo veo como a un hermano. No podría estar con él, aunque quisiera. Supongo que ustedes, los lobos, sienten lo mismo
—Oh, vaya… Ruego que la disculpes, pero ella es un poco obstinada cuando se trata del mar — Dijo Sai mientras alejaba a Sereia del joven.—Oh, vamos. Solo una vuelta, no nos tardaremos, y te pagaré el doble del precio actual. — Daniel giró hacia el mar para observar con atención. Las olas golpeaban con fuerza las rocas en las costas de Sheridan. Era evidente que no era apropiado ni seguro navegar en esas condiciones.—Disculpen señoritas, pero no es recomendable navegar en este momento — dijo señalando la furia del mar en ese momento.—Me habría gustado pasear por el mar… — Sereia se acercó más a la orilla del puerto para admirar la belleza que les regalaba el creador. Daniel sintió en su voz una tristeza, para aliviar el sentimiento de la joven, accedió a darle un paseo, pero por tierra.—Si desean un paseo, puedo cumplir con ello. Conozco un lugar en las afueras de la ciudad. ¿Les puedo guiar si quieren? — Las tres jóvenes humanas intercambiaron miradas antes de asentir.—Bien, ahor
Daniel avanzaba en el bosque, dispuesto a transformarse en lobo. Como todo lobuno, confiaba en sus instintos, y algo le advertía que algo ocurría en la dirección hacia la que se dirigía. Los lobos de la manada Rair también percibieron el peligro y se detuvieron en sus pasos, cuerpos tensos y alerta.Sus orejas se mantenían erguidas, captando cada sonido mientras intentaban discernir la fuente de los gritos y el aroma metálico en el viento. El lobo marrón, cuyo pelaje resplandecía con una mezcla de matices, habló nuevamente a través del enlace mental que compartían.—Algo no está bien. Estamos cerca, pero este olor... no es solo sangre. Hay algo más en juego aquí. — dijo Daniel con determinación.Daniel, confiando en la intuición de sus compañeros lobos, asintió en acuerdo. La rivalidad entre las manadas quedaba en segundo plano frente a la amenaza que enfrentaban.El líder de la manada Rair, un lobo de pelaje oscuro y mirada fiera, emitió un gruñido bajo en señal de entendimiento.Los
En medio de la tensión y el caos, el destino de Daniel y Alannis pendía en un delicado equilibrio. La supervivencia parecía un objetivo lejano e incierto mientras luchaban contra enemigos implacables.—Jarik, Ve ayuda a Daniel— Dijo Zander con voz firme. El joven Jarik corre hasta Daniel para romper la formación de los demonios que estaban a punto de acabar con el joven lobo. Estando ambos de espalada estaban listos para luchar las criaturas siniestras.—¡Oye, la humana está bien! Recuerda que dependerá de nosotros para salir de esto— Soltó Jarik poniéndose en guardia para defenderse de algún ataque sorpresa de los enemigos.Daniel sin decir nada tenía fijos los ojos en cada una de esas criaturas que los estaban mirando. Mientras que sentía un líquido, recorrer su piel debajo de los pantalones. Sabía que estaba malherido, aun así, estaba dispuesto enfrentar a los demonios para salvar las vidas de las mujeres humanas y la de sus compañeros de batalla.La llegada oportuna de Jarik, inst
Sabía que esta mujer humana estaba destinada a ser algo más que una simple figura en su vida. Ella era la elegida para ser su reina, la reina de las sombras, y su destino estaba inextricablemente entrelazado con el suyo. A través de esta conexión, podía sentir las emociones y los pensamientos de Zuke, y su presencia en su sueño era un reflejo de esa unión.Karios y Aemin sobrevolaban los cielos con una majestuosidad impresionante, dejando claro su dominio y poder en la región. La presencia de Aemin, un dragón que encarnaba la fuerza y la lealtad, subrayaba la autoridad del dios diablo y su estatus como un ser que trascendía lo ordinario.El rugido feroz de Aemin, el dragón de Karios, resonó a través de los cielos y llegó a oídos de los aldeanos en la distancia. El temor se apoderó de aquellos pescadores que escucharon el estruendo, despertando preocupación y nerviosismo en sus corazones. Aunque la ubicación exacta de Karios y su dragón estaban a una gran distancia, el rugido resonaba