Absolutamente nadie esperaba las palabras de Sorien. Claris levantó la vista para mirarlo directamente a la cara, negándose a aceptar la decisión de Sorien. Acto seguido, salió prácticamente huyendo de allí, incapaz de soportar un segundo más en ese lugar. Parada en el patio trasero de la residencia de los Rime, intentaba reprimir un escalofrío. Aunque respetaba y apreciaba mucho a Sorien como a un tío, no podía aceptar tal proposición. No era por miedo, sino simplemente porque veía a Jair y su familia como la familia que había perdido muchos años atrás.— ¿Estás bien? — Antón ya estaba a su lado, ofreciéndole un pañuelo para secar sus lágrimas.— ¡Gracias! No deberías preocuparte tanto — dijo ella mientras secaba sus mejillas. Verla en ese estado angustiado entristecía a Antón.— ¿Aceptarás ser su compañera? — soltó Antón, tomando por sorpresa a Claris.—No, no lo haré. Lo veo como a un hermano. No podría estar con él, aunque quisiera. Supongo que ustedes, los lobos, sienten lo mismo
—Oh, vaya… Ruego que la disculpes, pero ella es un poco obstinada cuando se trata del mar — Dijo Sai mientras alejaba a Sereia del joven.—Oh, vamos. Solo una vuelta, no nos tardaremos, y te pagaré el doble del precio actual. — Daniel giró hacia el mar para observar con atención. Las olas golpeaban con fuerza las rocas en las costas de Sheridan. Era evidente que no era apropiado ni seguro navegar en esas condiciones.—Disculpen señoritas, pero no es recomendable navegar en este momento — dijo señalando la furia del mar en ese momento.—Me habría gustado pasear por el mar… — Sereia se acercó más a la orilla del puerto para admirar la belleza que les regalaba el creador. Daniel sintió en su voz una tristeza, para aliviar el sentimiento de la joven, accedió a darle un paseo, pero por tierra.—Si desean un paseo, puedo cumplir con ello. Conozco un lugar en las afueras de la ciudad. ¿Les puedo guiar si quieren? — Las tres jóvenes humanas intercambiaron miradas antes de asentir.—Bien, ahor
Daniel avanzaba en el bosque, dispuesto a transformarse en lobo. Como todo lobuno, confiaba en sus instintos, y algo le advertía que algo ocurría en la dirección hacia la que se dirigía. Los lobos de la manada Rair también percibieron el peligro y se detuvieron en sus pasos, cuerpos tensos y alerta.Sus orejas se mantenían erguidas, captando cada sonido mientras intentaban discernir la fuente de los gritos y el aroma metálico en el viento. El lobo marrón, cuyo pelaje resplandecía con una mezcla de matices, habló nuevamente a través del enlace mental que compartían.—Algo no está bien. Estamos cerca, pero este olor... no es solo sangre. Hay algo más en juego aquí. — dijo Daniel con determinación.Daniel, confiando en la intuición de sus compañeros lobos, asintió en acuerdo. La rivalidad entre las manadas quedaba en segundo plano frente a la amenaza que enfrentaban.El líder de la manada Rair, un lobo de pelaje oscuro y mirada fiera, emitió un gruñido bajo en señal de entendimiento.Los
En medio de la tensión y el caos, el destino de Daniel y Alannis pendía en un delicado equilibrio. La supervivencia parecía un objetivo lejano e incierto mientras luchaban contra enemigos implacables.—Jarik, Ve ayuda a Daniel— Dijo Zander con voz firme. El joven Jarik corre hasta Daniel para romper la formación de los demonios que estaban a punto de acabar con el joven lobo. Estando ambos de espalada estaban listos para luchar las criaturas siniestras.—¡Oye, la humana está bien! Recuerda que dependerá de nosotros para salir de esto— Soltó Jarik poniéndose en guardia para defenderse de algún ataque sorpresa de los enemigos.Daniel sin decir nada tenía fijos los ojos en cada una de esas criaturas que los estaban mirando. Mientras que sentía un líquido, recorrer su piel debajo de los pantalones. Sabía que estaba malherido, aun así, estaba dispuesto enfrentar a los demonios para salvar las vidas de las mujeres humanas y la de sus compañeros de batalla.La llegada oportuna de Jarik, inst
Sabía que esta mujer humana estaba destinada a ser algo más que una simple figura en su vida. Ella era la elegida para ser su reina, la reina de las sombras, y su destino estaba inextricablemente entrelazado con el suyo. A través de esta conexión, podía sentir las emociones y los pensamientos de Zuke, y su presencia en su sueño era un reflejo de esa unión.Karios y Aemin sobrevolaban los cielos con una majestuosidad impresionante, dejando claro su dominio y poder en la región. La presencia de Aemin, un dragón que encarnaba la fuerza y la lealtad, subrayaba la autoridad del dios diablo y su estatus como un ser que trascendía lo ordinario.El rugido feroz de Aemin, el dragón de Karios, resonó a través de los cielos y llegó a oídos de los aldeanos en la distancia. El temor se apoderó de aquellos pescadores que escucharon el estruendo, despertando preocupación y nerviosismo en sus corazones. Aunque la ubicación exacta de Karios y su dragón estaban a una gran distancia, el rugido resonaba
El caballo manchado, que había sido el aliado inesperado de Zuke, corrió hacia la jauría de bestias salvajes en un intento desesperado de proteger a su jinete. El caballo pateaba y embestía a las criaturas que se abalanzaban sobre él y Zuke, luchando con todas sus fuerzas para mantenerlos alejados de la joven. Pero la cantidad de salvajes y su ferocidad eran abrumadoras.A pesar de los esfuerzos del caballo, la jauría finalmente logró sobrepasarlo. El caballo manchado se convirtió en la primera víctima de su furia, siendo atacado y desgarrado por las bestias sedientas de sangre. Zuke, tendida en el suelo y luchando contra la pérdida de sangre y el agotamiento, observaba con horror la trágica escena.A pesar de su debilidad, Zuke mantuvo sus ojos entreabiertos, incapaz de apartar la mirada de la lucha feroz que se desarrollaba ante sus ojos. Vio cómo las bestias desgarraban la piel del caballo manchado, mientras este seguía luchando por su vida con una determinación que conmovía.Con s
En el castillo del dios diablo, la rivalidad de Eihah crecía intensamente debido a la humana que había invadido el corazón de su amo. Mientras tanto, en las tierras del Alpha Aska, la preparación para enfrentar a los demonios de las carpas rojas estaba en pleno apogeo. Cada lobo, desde los cachorros hasta los más experimentados, se encontraba listo para defender su aldea.El fuerte del líder Aska estaba totalmente preparado para recibir a aquellos que buscaran refugio. Las puertas estaban abiertas tanto para su propia manada como para los integrantes de la manada vecinas. Aska había logrado persuadir a los líderes de las dos manadas más grandes para que prestaran guerreros capaces de luchar a su lado y proteger a su pueblo. Sorien y Zander, los líderes de esas manadas, habían decidido dejar de lado sus diferencias y unirse en esta causa en común.Fang, el beta y mano derecha de Aska, se encontraba corriendo velozmente hacia el fuerte de los Hunters. Llevaba consigo noticias importante
—Tranquilas, no les haré daño a ti ni a tus amigas. Como mencioné, estoy aquí para llevarlas a un lugar seguro, a menos que prefieran quedarse y enfrentar nuevamente las mismas amenazas—, dijo Daniel, manteniendo una distancia prudencial.Cuando terminó de hablar, uno de los demonios atravesó el cristal del apartamento. En ese momento, las mujeres se encontraban frente a la verdadera amenaza que tenían que enfrentar.—Hay... ¡Corran, vamos, corran!—, exclamó Sereia al ver al demonio avanzar hacia ellas. Mientras tanto, Sai quedó atrapada entre el demonio y la pequeña cocina que estaba detrás de ella.—Sai, ten cuidado. ¡Oye, suéltame, debo ayudarla!—, exclamó Alannis, quien fue detenida por el joven Daniel. Mientras tanto, Sereia estaba apoyada junto a la puerta del apartamento. Lentamente, abrió la puerta para intentar salir de allí, pero se encontró con otro demonio que se aproximaba hacia ellas. La sangre de Sereia parecía actuar como una especie de imán que atraía a los demonios h