En medio de la tensión y el caos, el destino de Daniel y Alannis pendía en un delicado equilibrio. La supervivencia parecía un objetivo lejano e incierto mientras luchaban contra enemigos implacables.—Jarik, Ve ayuda a Daniel— Dijo Zander con voz firme. El joven Jarik corre hasta Daniel para romper la formación de los demonios que estaban a punto de acabar con el joven lobo. Estando ambos de espalada estaban listos para luchar las criaturas siniestras.—¡Oye, la humana está bien! Recuerda que dependerá de nosotros para salir de esto— Soltó Jarik poniéndose en guardia para defenderse de algún ataque sorpresa de los enemigos.Daniel sin decir nada tenía fijos los ojos en cada una de esas criaturas que los estaban mirando. Mientras que sentía un líquido, recorrer su piel debajo de los pantalones. Sabía que estaba malherido, aun así, estaba dispuesto enfrentar a los demonios para salvar las vidas de las mujeres humanas y la de sus compañeros de batalla.La llegada oportuna de Jarik, inst
Sabía que esta mujer humana estaba destinada a ser algo más que una simple figura en su vida. Ella era la elegida para ser su reina, la reina de las sombras, y su destino estaba inextricablemente entrelazado con el suyo. A través de esta conexión, podía sentir las emociones y los pensamientos de Zuke, y su presencia en su sueño era un reflejo de esa unión.Karios y Aemin sobrevolaban los cielos con una majestuosidad impresionante, dejando claro su dominio y poder en la región. La presencia de Aemin, un dragón que encarnaba la fuerza y la lealtad, subrayaba la autoridad del dios diablo y su estatus como un ser que trascendía lo ordinario.El rugido feroz de Aemin, el dragón de Karios, resonó a través de los cielos y llegó a oídos de los aldeanos en la distancia. El temor se apoderó de aquellos pescadores que escucharon el estruendo, despertando preocupación y nerviosismo en sus corazones. Aunque la ubicación exacta de Karios y su dragón estaban a una gran distancia, el rugido resonaba
El caballo manchado, que había sido el aliado inesperado de Zuke, corrió hacia la jauría de bestias salvajes en un intento desesperado de proteger a su jinete. El caballo pateaba y embestía a las criaturas que se abalanzaban sobre él y Zuke, luchando con todas sus fuerzas para mantenerlos alejados de la joven. Pero la cantidad de salvajes y su ferocidad eran abrumadoras.A pesar de los esfuerzos del caballo, la jauría finalmente logró sobrepasarlo. El caballo manchado se convirtió en la primera víctima de su furia, siendo atacado y desgarrado por las bestias sedientas de sangre. Zuke, tendida en el suelo y luchando contra la pérdida de sangre y el agotamiento, observaba con horror la trágica escena.A pesar de su debilidad, Zuke mantuvo sus ojos entreabiertos, incapaz de apartar la mirada de la lucha feroz que se desarrollaba ante sus ojos. Vio cómo las bestias desgarraban la piel del caballo manchado, mientras este seguía luchando por su vida con una determinación que conmovía.Con s
En el castillo del dios diablo, la rivalidad de Eihah crecía intensamente debido a la humana que había invadido el corazón de su amo. Mientras tanto, en las tierras del Alpha Aska, la preparación para enfrentar a los demonios de las carpas rojas estaba en pleno apogeo. Cada lobo, desde los cachorros hasta los más experimentados, se encontraba listo para defender su aldea.El fuerte del líder Aska estaba totalmente preparado para recibir a aquellos que buscaran refugio. Las puertas estaban abiertas tanto para su propia manada como para los integrantes de la manada vecinas. Aska había logrado persuadir a los líderes de las dos manadas más grandes para que prestaran guerreros capaces de luchar a su lado y proteger a su pueblo. Sorien y Zander, los líderes de esas manadas, habían decidido dejar de lado sus diferencias y unirse en esta causa en común.Fang, el beta y mano derecha de Aska, se encontraba corriendo velozmente hacia el fuerte de los Hunters. Llevaba consigo noticias importante
—Tranquilas, no les haré daño a ti ni a tus amigas. Como mencioné, estoy aquí para llevarlas a un lugar seguro, a menos que prefieran quedarse y enfrentar nuevamente las mismas amenazas—, dijo Daniel, manteniendo una distancia prudencial.Cuando terminó de hablar, uno de los demonios atravesó el cristal del apartamento. En ese momento, las mujeres se encontraban frente a la verdadera amenaza que tenían que enfrentar.—Hay... ¡Corran, vamos, corran!—, exclamó Sereia al ver al demonio avanzar hacia ellas. Mientras tanto, Sai quedó atrapada entre el demonio y la pequeña cocina que estaba detrás de ella.—Sai, ten cuidado. ¡Oye, suéltame, debo ayudarla!—, exclamó Alannis, quien fue detenida por el joven Daniel. Mientras tanto, Sereia estaba apoyada junto a la puerta del apartamento. Lentamente, abrió la puerta para intentar salir de allí, pero se encontró con otro demonio que se aproximaba hacia ellas. La sangre de Sereia parecía actuar como una especie de imán que atraía a los demonios h
Ambos avanzaron con sigilo para quedar esperando al responsable que para ellos representaba una amenaza. La luz de la antorcha reflejó la figura de una persona acercándose en compañía de más individuos. Claus se apoyó más en la pared de aquel subterráneo para sacar una daga, al igual que Jonás, quienes estaban listos para atacar a los que se acercaban hacia ellos. Sai y sus amigas estaban pegadas a la pared, temerosas al ver la actitud de ambos jóvenes.Jonás avanzó para atacar a la persona que sostenía la antorcha, mientras que Claus estampó a otra persona contra la pared del subterráneo.—Señorita Claris, ¿qué hace aquí?— preguntó Jonás sorprendido, mientras Claus sostenía con firmeza la daga contra el cuello de una humana, la cual estaba completamente bañada con la sangre de los demonios.—Eres una humana, ¿por qué estás bañada con sangre de una carpa? — preguntó Claus con asombro. La humana a quien Claus tenía la daga en la garganta no se atrevía a responder sus preguntas; ella se
Lentamente, Hans se acercó a la persona, pero los reflejos del lobo eran más ágiles que el ataque de la persona que se atrevía a intentar herirlo. Aquel acto de valentía por parte del humano logró cortar un poco del cabello largo del lobo.—¿Quién eres?... No te acerques, juro que te mataré —dijo el humano, manteniéndose en posición de ataque. Para Hans, ver por primera vez a alguien que era simplemente humano cortarle un mechón de cabello lo asombraba.—Estás herida... Por tu tono de voz, asumo que eres una mujer. Déjate ver, así conoceré a la persona que me ha cortado el cabello y se ha acercado a mí —dijo Hans.A pesar de sentir un poco de dolor, la persona decidió salir lentamente de la oscuridad, revelando su verdadera identidad. La luz de la luna se filtraba entre los árboles, iluminando la oscuridad y posándose en el rostro de la joven que aún mantenía una postura de ataque.—¿Cómo te llamas? —preguntó Hans.—¿Eso importa?... Si fuera tú, no estaría tan interesado en saber que
Fang, sin perder tiempo, corrió hacia las escaleras que llevaban a la cima donde se encontraban los centinelas; quería ver por sí mismo de quiénes se trataba.—Señor, no supimos quiénes eran, pero parecían humanos y algunos lobos— Informó uno de los centinelas mientras preparaba su flecha por si acaso.—Eran mi gente, eran los que habían escapado antes de mi partida —interrumpió Casius. Desde su posición, los podía reconocer; además, el viento soplaba a su favor y el distintivo aroma del calafate lo aseguraba.—Abran las puertas, déjenlos entrar. ¡Jordán!— Gritó Fang con voz potente. Un joven lobo se acercó inclinándose, mostrando respeto.—Sí, mi señor— Respondió Jordán.—Asegúrate de que no les falte comida y todo lo necesario para que estén seguros— Ordenó Fang. Casius observaba la amabilidad de esa manada hacia su gente.Las personas que entraban por la enorme puerta del fuerte de los Hunters estaban exhaustas. Algunos presentaban heridas, mientras que otros, que no habían logrado