Los invitados ya habían comenzado a llegar a la mansión Mendoza, la fiesta se iba a celebrar en los inmensos jardines que rodeaban la piscina, Inés había transformado el lugar en una selva tropical, con flores exóticas, velas y antorchas que hacían del ambiente cálido relajado y sensual.Gabriel saludaba a cada invitado como la etiqueta lo manda, se detenía el tiempo justo para recibir las felicitaciones de cada uno que llegaba poniendo su mejor sonrisa hasta que llegaba otra persona y como era su deber de festejado iba a recibirla, sus padres lo asistían en esta tarea de forma magnifica haciendo que entre los tres todos se sintieran como en casa, Gabriel parecía particularmente alegre, se esforzaba por parecerlo y que nadie se diera cuenta de que realmente no quería esa dichosa fiesta, ese, más que en otros días sentía la falta de María Teresa, de su compañía. Era con ella que quería compartir ese momento y lo peor era que se odiaba a sí mismo por necesitarla aún después de todo el d
El día siguiente en casa de la familia Mendoza reinaba la paz y el silencio excepto por las voces en el comedor familiar donde almorzaban Alberto, Inés y Gabriel que comentaban alegremente los hechos de la noche anterior.—Te felicito, Inés —dijo Alberto a su esposa— la fiesta fue perfecta como siempre.—¡Gracias! —repuso con falsa modestia—, la verdad es que estoy muy contenta con los resultados, quedó como yo lo había planeado. Gabriel hijo —llamó tratando de ganar su atención— No has dicho nada, ¿te gustó la fiesta de tu cumpleaños? Ayer te veías muy contento —agregó con la mirada fija en su hijo estudiando su reacción.—Claro que sí. Lo disfruté mucho. Comparto la opinión de papá.—¡Siempre tan elocuente, Gabriel! Por cierto, ¿qué tal la hija del señor Rivera, Elena? —curioseó Inés con evidente admiración—. Me quedé sorprendida, es una niña espectacular, e inteligente —puntualizó.—Sí —contestó Alberto—. Iván me lo contó todo anoche, ella trabaja con su padre, lo ha hecho desde qu
Se acercaba el mes de diciembre, el ambiente en las oficinas de los astilleros era alegre por la proximidad de las fiestas, ese día en especial se sentía en el aire una algarabía especial, quizá no solo por la cercanía de las navidades, también porque todos sabían lo provechosa y próspera que había resultado la fusión entre las dos empresas, eso lo evidenció los jugosos bonos que todos los empleados estaban seguros de que recibirían.Caía la tarde, había pasado la hora habitual en que los empleados se retiraban, a través de los cristales de la oficina de Gabriel se podía ver un maravilloso atardecer que en realidad nadie disfrutaba, las personas que estaban allí Gabriel, Elena y otros compañeros de trabajo como el administrador, el gerente comercial, la subgerente y varias secretarias decidieron quedarse y aceptar la invitación que su jefe les hiciera de quedarse a compartir con él algunas botellas de vino que guardaba para alguna ocasión especial, entre todos colaboraron para pedir
El club estaba atestado de gente esa noche, era nuevo así que eran muchos los lugareños que querían entrar, Elena y Claudia hacían un esfuerzo en escuchar sus voces por encima de la música y el ruido típico de esos clubes nocturnos. Claudia trataba de comprender según el relato de Elena lo que había pasado con Gabriel esa misma tarde.—¡Pero dime algo! —explotó Elena después de unos segundos de silencio de su amiga.—Pero ¿qué te puedo decir, Ele? —dijo exasperada Claudia—. Si no me puedo ni imaginar lo que debiste sentir... Sí algo es seguro es que le gustas, de otra forma, no te hubiera besado. ¡Dios, es el hombre más espectacular del mundo!—Claudia... No me refiero a eso —indicó con expresión de cansancio, levantando la voz un poco más para que su amiga la escuchara por encima de la música con claridad.—Ah, bueno, si es por lo de su reacción después del beso, la verdad no sé que decirte. Quizá sea así de sencillo como él lo dijo, en eso debes estar segura, es mucho mayor que tú.
La madre de Gabriel llegó puntual a buscar a Elena, ella prefirió dejar su coche en la oficina e irse con ella, ya lo buscaría el día siguiente o esa misma tarde al terminar. Al subirse al auto se saludaron con un beso en la mejilla y un cálido abrazo, ambas se habían encariñado mucho la una con la otra, hasta ese momento habían tenido muchas oportunidades de conocerse mejor, se habían encontrado en el club un par de veces, Inés la había acercado a su círculo social invitándola a varias reuniones para presentarla con sus amistades —por lo que dice tu padre no tienes muchas amigas, me propuse cambiar eso—, le dijo en una oportunidad a Elena, —hubiera sido perfecto si yo hubiera tenido una hija como tú—, le confesó en otra oportunidad ganándose el cariño sincero de Elena que a su vez sentía que Inés estaba cada vez más cerca de parecerse a lo que ella recordaba de su relación con su madre.Pasaron el día finiquitando detalles para la fiesta, se reunieron en primer lugar con el decorad
Tras finalizar la fiesta de navidad todo había estado muy tranquilo, los días pasaron desapercibidos como en una burbuja que aislaba los pensamientos de todos y solo quedaba esperar el gran evento del año.Esa mañana se encontraban los tres miembros de la familia Mendoza desayunando en la terraza, el clima era agradable y fresco, Alberto escuchaba embelesado a su esposa hablar sobre la fiesta de esa noche, se esmeraba tanto para que todo quedara bien... El reconocía su labor y todo lo que le había ayudado en sus negocios con aquellas fiestas y "pequeñas reuniones sociales" como les decía ella, en las que había consolidado productivas sociedades en varias oportunidades, Gabriel no le prestaba tanta atención puesto que no tenía el mayor interés.—Ah... Por cierto —dijo Inés—. Tengo que reconocer que Elena me ayudó mucho este año, ¡es una niña maravillosa!—Sí —agregó Alberto—. Maravillosa y hermosa, aparte inteligente y hábil en su trabajo, su padre tiene muchos planes para ella creo que
Elena y su padre iban en el asiento trasero del coche. El chofer de Iván los llevaba al salón donde se celebraría la fiesta de fin de año, para Elena era difícil disimular su incomodidad ante la situación, aunque creía estar haciéndolo muy bien, se sentía insegura de como debía comportarse con Gabriel delante de su padre. En la oficina no había problemas todos se fijaban en ella de una manera impersonal, pero delante de Iván sería distinto, él se daría cuenta de inmediato que algo no andaba bien. ¿Cómo justificaría la sequedad con la que ella procediera con Gabriel? Y, por otra parte, si lo trataba con simpatía, él creería que todo el asunto del beso había quedado olvidado. Y no era así, o peor, creería que le estaría coqueteando.Perdida en sus pensamientos y sus inquietudes se sobresaltó al oír la voz de su padre que le sacó de su burbuja haciéndola espabilar con evidente sorpresa.—¿Qué te pasa, Elena? —pregunto Iván casi seguro de su respuesta.—Nada, Papá..., ¿por qué preguntas?
Todos tuvieron vacaciones por una corta temporada, habían pasado varios días desde la fiesta de fin de año, Elena había decidido no salir de la ciudad a pesar de la insistencia de Claudia de acompañarla unos días a un spa que quedaba a pocas horas de Miami. Tenía la intención de pasar las cortas vacaciones lo más tranquila posible, leer algún libro o ir al cine como máximo. Quería compartir tiempo con su padre, se veían poco últimamente. Hasta ese momento había cumplido con sus planes al cien por cien.Elena despertó particularmente tarde, tras remolonear unos minutos en su cama pensando como todos los días en Gabriel, en cómo la abrazó en la fiesta, en esa mirada que no supo descifrar en esos ojos verdes que la tenían hechizada... Se levantó y fue directo a la cocina en busca de algo para desayunar, el Pent House en el que vivía con su padre era su hogar, más allá de lo grande y lujoso, para ella era su casa, su único sitio seguro en todo el mundo y como tal se movía dentro de él, dá