Tras finalizar la fiesta de navidad todo había estado muy tranquilo, los días pasaron desapercibidos como en una burbuja que aislaba los pensamientos de todos y solo quedaba esperar el gran evento del año.Esa mañana se encontraban los tres miembros de la familia Mendoza desayunando en la terraza, el clima era agradable y fresco, Alberto escuchaba embelesado a su esposa hablar sobre la fiesta de esa noche, se esmeraba tanto para que todo quedara bien... El reconocía su labor y todo lo que le había ayudado en sus negocios con aquellas fiestas y "pequeñas reuniones sociales" como les decía ella, en las que había consolidado productivas sociedades en varias oportunidades, Gabriel no le prestaba tanta atención puesto que no tenía el mayor interés.—Ah... Por cierto —dijo Inés—. Tengo que reconocer que Elena me ayudó mucho este año, ¡es una niña maravillosa!—Sí —agregó Alberto—. Maravillosa y hermosa, aparte inteligente y hábil en su trabajo, su padre tiene muchos planes para ella creo que
Elena y su padre iban en el asiento trasero del coche. El chofer de Iván los llevaba al salón donde se celebraría la fiesta de fin de año, para Elena era difícil disimular su incomodidad ante la situación, aunque creía estar haciéndolo muy bien, se sentía insegura de como debía comportarse con Gabriel delante de su padre. En la oficina no había problemas todos se fijaban en ella de una manera impersonal, pero delante de Iván sería distinto, él se daría cuenta de inmediato que algo no andaba bien. ¿Cómo justificaría la sequedad con la que ella procediera con Gabriel? Y, por otra parte, si lo trataba con simpatía, él creería que todo el asunto del beso había quedado olvidado. Y no era así, o peor, creería que le estaría coqueteando.Perdida en sus pensamientos y sus inquietudes se sobresaltó al oír la voz de su padre que le sacó de su burbuja haciéndola espabilar con evidente sorpresa.—¿Qué te pasa, Elena? —pregunto Iván casi seguro de su respuesta.—Nada, Papá..., ¿por qué preguntas?
Todos tuvieron vacaciones por una corta temporada, habían pasado varios días desde la fiesta de fin de año, Elena había decidido no salir de la ciudad a pesar de la insistencia de Claudia de acompañarla unos días a un spa que quedaba a pocas horas de Miami. Tenía la intención de pasar las cortas vacaciones lo más tranquila posible, leer algún libro o ir al cine como máximo. Quería compartir tiempo con su padre, se veían poco últimamente. Hasta ese momento había cumplido con sus planes al cien por cien.Elena despertó particularmente tarde, tras remolonear unos minutos en su cama pensando como todos los días en Gabriel, en cómo la abrazó en la fiesta, en esa mirada que no supo descifrar en esos ojos verdes que la tenían hechizada... Se levantó y fue directo a la cocina en busca de algo para desayunar, el Pent House en el que vivía con su padre era su hogar, más allá de lo grande y lujoso, para ella era su casa, su único sitio seguro en todo el mundo y como tal se movía dentro de él, dá
Las semanas siguientes fueron de intensos altibajos para Elena, sabía que le gustaba mucho a Gabriel, él se lo demostraba con sus miradas, gestos que le hacían darse cuenta, sonrisas cómplices... cosas que la hacían sentirse alagada pero que a la vez no eran del todo una conquista franca. Su trato con ella seguía siendo respetuoso y se diría hasta formal, sobre todo en presencia de compañeros de trabajo, que por más que Gabriel trataba de disimular se daban cuenta de alguna cosa extraña entre ellos dando pie para algunos chismorreos de oficina. Elena lo buscaba con excusas menos importantes que al principio y él siempre se mostraba dispuesto a prestarle la atención que ella demandaba, haciendo uso de toda su galantería Gabriel la retenía con él el mayor tiempo posible sin demostrar ni decir nada que diera la oportunidad de un acercamiento que los llevara a una situación más íntima que un leve roce o un casto beso al saludarse dejando a Elena sedienta de su boca.Mientras, en ella oc
Los días pasaban y era evidente para todos y en especial para Elena que Gabriel tenía un comportamiento diferente con ella, desde aquella tarde en que se reunió con Julio ocurriéndosele el gran plan de venganza, era él quien la buscaba con cualquier pretexto, buscaba su compañía y su opinión para casi todo lo que se le ocurría, al principio parecía una tutoría en la que se enfocó en enseñarle todo respecto a el negocio de los barcos, rutas de los cargos, tipos de comercios... Le contaba sobre sus viajes y lo que le había gustado de cada país, se lucía encantando a la pobre polilla ya bastante encandilada en la que se había convertido Elena.Él por su parte, cada día se sentía más a gusto con su juego, le distraía la mente, que en realidad era lo que buscaba. La utilizaba para que todos creyeran que se estaba enamorando sinceramente, mostraba como poco a poco el soltero empedernido se iba dejando llevar y envolver por la inocencia y la belleza de Elena sin dar la menor sospecha de que
Parado frente a ella su corazón latía muy fuerte, no sabía para qué había ido a buscarlo, pero se lo imaginaba, la noticia si le había llegado.—Hola, Gabriel.—¿Qué quieres, María Teresa? —preguntó altivo.—Tenía que verte.—¿Para qué?—Te he extrañado mucho... —casi en un susurro con los ojos líquidos y llenos de pasión—. ¿Tú no me has extrañado? Esperé todo este tiempo hasta que estuvieras más calmado.—Yo siempre he estado calmado, María Teresa, y no tengo ningún tema que hablar contigo, así que, si eres tan amable apártate de mi coche, tengo cosas que hacer —ordenó sin expresión en el rostro.—Por favor, Gabriel —suplicó— dame solo unos minutos, yo aprendí mi lección, cambié.—No me importa sí mudaste la piel como la víbora que eres, no es asunto mío —Gabriel trataba de mantenerse frío ante aquella situación, no quería flaquear ante la tentación de la mujer que deseaba ni tampoco demostrarle que su presencia le afectaba, activó la alarma de su coche quitándole el seguro a las pue
Mientras, Alberto e Iván esperaban impacientes en el club.—¿Le habrá sucedido algo a tu hijo? -preguntó extrañado Iván.—No creo, realmente espero que no. Seguro que se fue a los astilleros y olvidó llamar —Agregó Alberto demostrando una tranquilidad que realmente no sentía.—Pero ¿podría contestar el teléfono no? ¡Si Elena me hiciera eso me daría un infarto!—Me imagino... Pero Gabriel siempre ha sido tan independiente que su madre y yo, ya estamos acostumbrados, la verdad es raro que haga estas cosas, pero a veces sucede.Una inquietud muy incómoda se apoderaba de Alberto con el correr de las horas. Pasada la hora de la comida y varias horas más tarde comenzó a sentir una verdadera preocupación por lo extraño de las circunstancias en que Gabriel había faltado a la cita con él y con Iván. Lo que no quiso decirle a Iván es que hubo una época en que esas cosas sucedían siempre, la época que duro los años en los que mantuvo la relación con su antigua novia María Teresa, ese pensamien
Elena se sentía frustrada, miraba el reloj de su mesita de noche una y otra vez, todavía no era media noche pero para ella había sido el día más largo de su vida, apenas llegó de la oficina después de que Gabriel la dejara plantada, se metió directo en su habitación, no quería que su padre la viera con la angustia que se reflejaba en su rostro, inmediatamente sabría que había pasado algo y no quería darle explicaciones de esto a nadie, metida en la cama desde temprano insistía de vez en cuando en llamar a Gabriel pero el resultado siempre era el mismo. Ya casi al punto del desespero decidió no intentarlo más, en cambio llamó a Claudia, necesitaba desahogar con alguien sus temores.—¡Hola! —respondió su amiga.—Hola, Clau... ¿Estás durmiendo?—¡Ya no! ¿Que pasa, Ele? ¿Por qué esa voz tan apagadita?—Creo que se terminó todo con Gabriel...—¿Por qué dices eso, que pasó? -preguntó su amiga más espabilada.Elena le contó con detalles de lo que había sucedido esa tarde, le habló de su temo