CRISTÓBAL
Entro a la mi oficina que tengo aquí en el barco y me instalo en el asiento de mi escritorio. Paso mis manos por mi cara y mi cabeza mientras respiro hondo.Me quedó pensando en lo sucedido de hoy. Ahora será difícil para esa chica soportar la cercanía de cualquier hombre, luego de lo ocurrido con ese pasajero. Lo mejor que puedo hacer, es buscar una solución para ese problema.Pero aún no sé qué, ha rechazado mi protección, entonces no sé cómo ayudarla.—¿Qué pasa hijo? Te noto preocupado —dijo mi madre al entrar a mi oficina.—Solo es trabajo, no pasa nada —respondo.—Te conozco, tú nunca te estresas por trabajo. Estás muy pensativo, cómo si estuvieras pensando en alguien. Ni siquiera apareciste hoy para comer conmigo, faltaste a la merienda y a la cena.Me había olvidado de eso, por lo general ella y yo comíamos juntos en las tardes o si no tenía tiempo, la miraba en la noche para la cena. Pero hoy había faltado y claro que para ella era inusual mi ausencia.Luego de lo que paso, con el asunto de mi empleada siendo acosada por un imbécil, no tuve cabeza para otra cosa. Lo único que quería era que el crucero se detuviera ya, para así entregar a esos tipos a las autoridades, si por mí fuera los lanzaría al mar, pero no me gusta meterme en conflictos ilegales, pienso en mi madre siempre antes de actuar arrebatadamente.―¿Sigues así por Samanta? ―Mamá pronuncia el nombre que más detesto escuchar ahora.Ella no sabe cómo termino todo, ya que preferí ahorrarme la vergüenza de que mi ex prometida se revolcó con uno de mis socios, posiblemente por más dinero; porque a mí me saco mucho el tiempo que estuvo conmigo.Ahora podía pensar muchas cosas malas de esa mujer.―Samanta ya no significa nada para mí, madre. ―Trato de no sonar irritado, no es porque la quisiera, eso se acabó hace mucho tiempo, sino por la vergüenza que pasaría. ―Si es sobre el trabajo, hoy en la mañana hubo una complicación con uno de los pasajeros ―suspiro.No me gusta contarle a mi madre de los problemas que ocurren en los cruceros, y menos cuando viene conmigo. Lo que menos quiero es que se preocupe por cosas que ella no debe importarle, su estado de salud no es el adecuado en estos momentos y ella siempre se angustia por los demás, a pesar de no conocer a las personas.―¿Le sucedió algo a la persona? ―inquiere angustiada.―No, a él no, esa asquerosa persona cometió algo impropiamente repugnante, con una de las empleadas.―No me digas que ese hombre le hizo daño… ―se llevó amabas manos a su boca para cubrírsela, mientras sus ojos se humedecieron con lágrimas.Por eso no quería contarle, ella es muy sensible.―Afortunadamente, llegue a tiempo, escuche sus lamentos y me acerque lo más pronto que pude.Luego de que le dije eso, su expresión cambio. Por supuesto no iba a entrar en detalles, no vaya a hacer que se altere.―Oh, hijo, que bueno escuchar eso. Pobre chica, debió haber pasado una gran angustia de pánico. Si necesitas que te ayude con algo me lo haces saber, me gustaría ser de útil.―Tú siempre eres útil, madre. Siempre piensas en los demás y los ayudas sin pensarlo. ―Tomo sus manos, ella asiente mientras sonríe. ―Eres una mujer grandiosa, y una madre excelente. ―El agresor y su cómplice pagaran como es debido, nos detendremos en el puerto más cercano para entregarlos a las autoridades, le pedí al capitán que les diera el aviso.―Y tú eres lo mejor que la vida me ha dado. Eres un hombre recto y generoso. ―Una lágrima sale de su ojo, pero no es de tristeza, sino de alegría, lo sé muy bien, no es la primera vez que me dice esas palabras. ―Sabía que no ibas a dejárselos pasar, estoy orgullosa de ser tu madre.―Lo que hoy soy, es por ti. Tú me enseñaste hacer una mejor persona, y eso nunca cambiará.―Por eso es que mereces ser muy feliz, hijo mío. ―Su mano toca mi mejilla en un gesto tierno. ―Te mereces una buena mujer que te dé una hermosa familia, espero poder verlo muy pronto, no quiero morir sin saber si encontraste a esa buena mujer que se quedara siempre a tu lado.―Madre, ya hemos hablado de eso tantas veces, yo no tengo tiempo para buscar mujeres, mucho menos para darle toda mi atención. La mujer que elegiré para casarme con ella, merecerá todo el mundo entero, y no quiero sentirme mal por no dárselo.Es el discurso que siempre le lanzaba a mamá; sin embargo, gran parte de ello era cierto. No quería tener una esposa solo por tenerla, sino porque la amara y quisiera tener una vida junto a ella. A pesar de lo que había pasado con Samanta, nunca perdí la esperanza de encontrar una buena mujer, así como suele decir mi madre. Pero en estos momentos no estaba listo para dar ese paso.Pero mi madre me estaba poniendo en una situación complicada, siempre que hablábamos del tema, ella se deprimía. Cuanto quisiera darle los nietos que ella quería tener, aun así, me sentía atado de las manos, sin ánimos de intentarlo, al menos por ahora.―Cris, apiádate de esta mujer vieja y enferma, dame la dicha al menos de ser abuela antes de que muera.Su mirada triste me decía que debía pensar en ella, que esta vez lo hiciera solo por mi madre y no por mí. Por esas palabras suyas, ahora lo tendré que considerar más seriamente lo del matrimonio.**El teléfono en mi bolsillo vibra, pero lo ignoro. Estoy ocupado revisando la demanda que le pedí al capitán que solicitara, ahora la joven tendrá que presentarse en la estación de policía para hacer efectiva la demanda, deberá dar su testimonio de los hechos, espero que la noticia no la inquiete.La insistencia de mi aparato móvil me exaspera un poco, así que muevo mi mano hacia mi bolsillo para sacarlo. Al observar la pantalla, me percato del contacto que me está llamando a mi teléfono.―Doctor Harris ―dije, en el instante, que tome la llamada.―Señor Sotiriou, llevo rato tratando de comunicarme con usted. ―Su tono me hace salirme de toda distracción para concentrarme en su llamada. ―Se trata de los últimos analices que le hice a su madre.Me enderezo en el asiento, un nudo se me forma, así que me aclaro la garganta antes de hacer la pregunta. No estoy preparado para hacer esto, menos estoy para oír su respuesta, sin embargo, debo escucharlo.―¿Y, ya tiene los resultados de la biopsia? ―pregunto con una voz irreconocible.El doctor se toma su tiempo para responder o soy yo quien siente que ha pasado una eternidad para saber la respuesta.―Lo lamento mucho… ―Esas palabras fueron como un chorro de agua fría sobre mi cabeza; aun así, no me muevo, no hablo, creo que ni siquiera respiro. ―Ya no se puede hacer nada, a la señora Sotiriou, le queda muy poco tiempo de vida.El aire se me corta; sin embargo, me las arreglo para hacer la última pregunta.―¿Cuánto tiempo exactamente? ―Cierro los ojos apretándolos mientras espero.―No podría decirle con exactitud, pero no creo que llegue a hacer más de doce meses, lo siento muchísimo, señor Sotiriou.No escuche más, no quise hacerlo o más bien no tenía el coraje para oír otra palabra sobre la enfermedad de mi madre. Solté el teléfono y este cayó en el escritorio, haciendo un ruido seco. Por más que quise, trate de retener las lágrimas, sin embargo, me fue imposible.―A mi madre le queda menos de un año de vida… ―murmure en la soledad de mi oficina, mientras hundo en la cruel pena.Lo he pensado bien, y haré lo que mi madre quiere que haga, me casaré y le daré el nieto que ha deseado tener.SOPHIE―¿Qué? No quiero hacerlo ―dije, mientras me llevaba la mano a mi cabello para apartarlo de mi cara. ―No quiero ver a ese hombre de nuevo, de solo pensarlo…―Y no lo verás, irás directo a las oficinas de la estación hablar con el oficial a cargo del caso ―me indico el hombre, que al parecer es la mano derecha de mi jefe. ―El capitán Smith, les dejo claro que no hubiera ningún contacto entre tú y los culpables.Aunque aquel empleado se dejó sobornar para que ese mal hombre me tomara a la fuerza, no podía estar molesta con ese chico. Quiero pensar que no tuvo otra opción, pero también sé que el mundo está lleno de gente mala, tal vez haya más mala que buena.Todo esto me hace recordar al abuelo y al hombre con el que me quiso casar, si no me hubiera armado de valor, quizás en este momento no estuviera aquí. No puedo decir que aquí sea un mejor lugar en comparación con el infierno que estaba viviendo en Lavrion, pero al menos aquí no me fuerzan hacer algo que no quiero y mi opinión
SOPHIESiento el calor de su cuerpo contra el mío, no entiendo por qué razón me sostiene de esta manera, pero un pensamiento extraño se instala en mi mente, «no te alejes de mí».Sacudo esa idea de mi cabeza y rompo nuestro contacto físico, soy yo la que se aleja de él.—¿Estás bien? —es lo que me pregunta cuando nos separamos.—Si —asiento sin levantar la mirada.No sé que más responderle, él sabe que no soporto el contacto de un hombre tan cerca de mi cuerpo, y, sin embargo, me abrazó de la nada, quizás al haberlo alejado se dio cuenta de mi rechazo.¿Pero y si lo toma personal, y cree que también me afecta su cercanía?Pero esto no es por él, la del problema, soy yo. Igual supongo que mi jefe le tomará importancia, tal vez ni siquiera le prestó un poco de atención.—Bien, entonces volvamos al crucero —contesta.Me guía cortésmente hasta la salida del edificio. Minutos después estamos de vuelta en el barco, los empleados corren de aquí para allá, por todas partes del crucero. Mientr
CRISTÓBALMe encerré en mi oficina lo que restará del día, necesitaba distraerme para dejar de pensar en ese abrazo que le di a esa chica, o más bien en su rechazó.Creí que conmigo no se sentía incómoda, que incluso le daba algo de confianza, pero me equivoqué, ella tampoco no soporta tenerme cerca.En lo único que me debo concentrar ahora es en el trabajo. Ser un CEO de una embarcación de cruceros, no es nada fácil. Aunque la compañía me fue heredará por mi padre, yo la hice crecer durante ocho años.Era muy joven cuando quede completamente a cargo de todo el manejo de los cruceros, pero con la experiencia que tenía me ayudó a abrirme paso solo en el mundo de los negocios. Mi padre me puso en el negocio familiar desde que empecé a estudiar en la universidad, y la verdad estaba agradecido por ello, porque si no lo hubiera hecho, hubiera fracasado tantas veces.No niego que cometí varios errores; sin embargo, fueron muy pocos, pero era algo de lo que nunca me iba a enorgullecer. Aunqu
SOPHIE Me mantengo en la misma posición, no es que no quiera ayudar a esta mujer, simplemente es que me da miedo cometer un error y que eso después me traiga consecuencias que puedan afecten mi estancia aquí. La mujer me observa con una expresión de duda, pueda que le parezca extraña, sin embargo, sigue viéndome, esperando a que le responda. No es que no me guste cooperar y ayudar a otros, he pensado bien las cosas y lo mejor que puedo hacer es mantenerme al margen de cualquier pasajero, si no quiero que me echen del barco. Sin embargo, siento una vibra positiva con esta mujer que me está viendo ahora, y algo dentro de mí me dice que le ayude con cualquier problema que tenga. ―¿Si puede ayudarme? ―repite ella. ―Por supuesto que si ―finalmente respondo. Su expresión cambia a una de alivio, como si mis palabras le salvaran el día. ―Sé que está muy ocupada con sus asuntos y no quiero molestar, pero no sé qué hacer con esto. ―Extiende sus manos y me muestra una prenda de ropa que t
SOPHIE—¿Alguien me va a decir que está pasando aquí —inquiere de nuevo mi jefe?Me doy cuenta de que la mujer esa todavía no ha encontrado excusas acertadas para acusarme directamente con él, por eso no le dijo nada de lo ocurrido en el restaurante, pueda que tenga miedo hacer atrapada en su mentira. Ya que yo nunca la agredí.Sin embargo, no puedo evitar pensar que él le crea a ella y no a mí. ¿Cómo le va a creer a una empleada que apenas conoció? En cambio, capte algo cuando ella mencionó a mi jefe, se refirió a él de un modo informal, cómo si fueran amigos o tal vez algo más.Siento una punzada en mi pecho en cuanto pienso en eso, pero inmediato lo ignoro y quito la atención de esas personas que siguen aquí, continúo con mi trabajo.Empiezo a levantar mis cosas para irme, en eso escucho que ella le responde.—No es nada importante, Cris, solamente le mencionaba a Elena, que hay cosas que se verían mejor si se les hace un cambio. —Se para delante de él; sin embargo, eso no evita qu
SOPHIE No me atreví a dejarla allí, el dolor que refleja hizo que mi corazón se oprimiera. No tengo una madre, quedé huérfana muy joven, pero deseaba tenerla ahora conmigo, ahora que me sentía completamente sola y desprotegida. Esa mujer me hizo sentir más que una compasión por ella, cómo si ambas necesitamos algo y ese algo pudiéramos salvarlo entre ella y yo.—¿Se siente mejor? ¿Quiere que le traiga algo de beber? —inquiero todavía preocupada por ella.La ayudé a salir del cuarto de ducha y ponerse de pie, después la encaminé hasta su habitación para que se recostara en su cama. Ahora está descansando y la noto un poco más relajada, sin embargo, no quiero irme y dejarla sola.—Estaré bien, no quiero quitarte más de tu tiempo. Debes tener mucho trabajo y estar perdiéndolo con esta mujer vieja quisquillosa —dice.—Para nada, no diga eso. —Niego con la cabeza. — Si pudiera le ayudaría como es debido, pero lamentablemente mis opciones son ilimitadas, al menos puedo traerle algo de come
CRISTÓBAL—Madre, no necesitas una enfermera, ¿a caso te quieres privar tu misma de muchas cosas?—Nunca mencione una enfermera, mencione que quiero una compañía, cómo una amiga —aclara.Mi madre nunca había pedido algo así, ella estaba acostumbrada hacer todo por sí misma, pero ahora quería un acompañante, una persona a su lado.Eso me hizo sentir más miserable, estoy consiente de que ella me necesita y no he estado haciendo las cosas bien, le he fallado como hijo. Pero el trabajo consumía todo mi tiempo, por más que quisiera pasar todo el día con ella no podía hacerlo, tenía que encargarme de una enorme embarcación, no fácil se puede administrar y manejar un comercio tan extendido con más de 250 cruceros activos.—Trataré de pasarle algo de trabajo a Héctor y a Beatrice, ahora que está ella pueda que sea más fácil tomarme un descanso en las tardes y pasarlo con mi bella madre. —Me acerco y la abrazo.Ella corresponde de inmediato mi abrazo, nos quedamos un largo momento así.—Hijo,
SOPHIEEl sonido de la alarma hace que salte de mi cama y salga de inmediato. Hoy me espera un día muy largo, pero este será mejor que los otros, pues ahora dejaba de trabajar en la cocina, atendiendo mesas en el restaurante y aseando pisos.Tal vez nada de eso sea desagradable, sin embargo, cualquier labor que he realizado me ha enseñado a saber lo que es un sacrificio.Viví durante más de veinte años entre lujos y sin falta de algo material en mi vida, tampoco puedo decir que todo lo que quería o pedía lo tenía, porque lo que siempre desee y pedí a gritos fue mi libertad, más, sin embargo, mi abuelo nunca me la concedió.Sé que no tenía por qué pedírselo, me había convertido en un adulto desde hace un tiempo, pero con Charlie Dimou detrás de mí, nunca logré dar un paso fuera de esa casa que parecía fortaleza sin su vigilancia.Me sentí como un delincuente, vigilada a las 24 horas del día, pero finalmente pude escapar de allí. Estar lejos de la cruel dictadura de mi abuelo es lo mejo