CRISTÓBALMe encerré en mi oficina lo que restará del día, necesitaba distraerme para dejar de pensar en ese abrazo que le di a esa chica, o más bien en su rechazó.Creí que conmigo no se sentía incómoda, que incluso le daba algo de confianza, pero me equivoqué, ella tampoco no soporta tenerme cerca.En lo único que me debo concentrar ahora es en el trabajo. Ser un CEO de una embarcación de cruceros, no es nada fácil. Aunque la compañía me fue heredará por mi padre, yo la hice crecer durante ocho años.Era muy joven cuando quede completamente a cargo de todo el manejo de los cruceros, pero con la experiencia que tenía me ayudó a abrirme paso solo en el mundo de los negocios. Mi padre me puso en el negocio familiar desde que empecé a estudiar en la universidad, y la verdad estaba agradecido por ello, porque si no lo hubiera hecho, hubiera fracasado tantas veces.No niego que cometí varios errores; sin embargo, fueron muy pocos, pero era algo de lo que nunca me iba a enorgullecer. Aunqu
SOPHIE Me mantengo en la misma posición, no es que no quiera ayudar a esta mujer, simplemente es que me da miedo cometer un error y que eso después me traiga consecuencias que puedan afecten mi estancia aquí. La mujer me observa con una expresión de duda, pueda que le parezca extraña, sin embargo, sigue viéndome, esperando a que le responda. No es que no me guste cooperar y ayudar a otros, he pensado bien las cosas y lo mejor que puedo hacer es mantenerme al margen de cualquier pasajero, si no quiero que me echen del barco. Sin embargo, siento una vibra positiva con esta mujer que me está viendo ahora, y algo dentro de mí me dice que le ayude con cualquier problema que tenga. ―¿Si puede ayudarme? ―repite ella. ―Por supuesto que si ―finalmente respondo. Su expresión cambia a una de alivio, como si mis palabras le salvaran el día. ―Sé que está muy ocupada con sus asuntos y no quiero molestar, pero no sé qué hacer con esto. ―Extiende sus manos y me muestra una prenda de ropa que t
SOPHIE—¿Alguien me va a decir que está pasando aquí —inquiere de nuevo mi jefe?Me doy cuenta de que la mujer esa todavía no ha encontrado excusas acertadas para acusarme directamente con él, por eso no le dijo nada de lo ocurrido en el restaurante, pueda que tenga miedo hacer atrapada en su mentira. Ya que yo nunca la agredí.Sin embargo, no puedo evitar pensar que él le crea a ella y no a mí. ¿Cómo le va a creer a una empleada que apenas conoció? En cambio, capte algo cuando ella mencionó a mi jefe, se refirió a él de un modo informal, cómo si fueran amigos o tal vez algo más.Siento una punzada en mi pecho en cuanto pienso en eso, pero inmediato lo ignoro y quito la atención de esas personas que siguen aquí, continúo con mi trabajo.Empiezo a levantar mis cosas para irme, en eso escucho que ella le responde.—No es nada importante, Cris, solamente le mencionaba a Elena, que hay cosas que se verían mejor si se les hace un cambio. —Se para delante de él; sin embargo, eso no evita qu
SOPHIE No me atreví a dejarla allí, el dolor que refleja hizo que mi corazón se oprimiera. No tengo una madre, quedé huérfana muy joven, pero deseaba tenerla ahora conmigo, ahora que me sentía completamente sola y desprotegida. Esa mujer me hizo sentir más que una compasión por ella, cómo si ambas necesitamos algo y ese algo pudiéramos salvarlo entre ella y yo.—¿Se siente mejor? ¿Quiere que le traiga algo de beber? —inquiero todavía preocupada por ella.La ayudé a salir del cuarto de ducha y ponerse de pie, después la encaminé hasta su habitación para que se recostara en su cama. Ahora está descansando y la noto un poco más relajada, sin embargo, no quiero irme y dejarla sola.—Estaré bien, no quiero quitarte más de tu tiempo. Debes tener mucho trabajo y estar perdiéndolo con esta mujer vieja quisquillosa —dice.—Para nada, no diga eso. —Niego con la cabeza. — Si pudiera le ayudaría como es debido, pero lamentablemente mis opciones son ilimitadas, al menos puedo traerle algo de come
CRISTÓBAL—Madre, no necesitas una enfermera, ¿a caso te quieres privar tu misma de muchas cosas?—Nunca mencione una enfermera, mencione que quiero una compañía, cómo una amiga —aclara.Mi madre nunca había pedido algo así, ella estaba acostumbrada hacer todo por sí misma, pero ahora quería un acompañante, una persona a su lado.Eso me hizo sentir más miserable, estoy consiente de que ella me necesita y no he estado haciendo las cosas bien, le he fallado como hijo. Pero el trabajo consumía todo mi tiempo, por más que quisiera pasar todo el día con ella no podía hacerlo, tenía que encargarme de una enorme embarcación, no fácil se puede administrar y manejar un comercio tan extendido con más de 250 cruceros activos.—Trataré de pasarle algo de trabajo a Héctor y a Beatrice, ahora que está ella pueda que sea más fácil tomarme un descanso en las tardes y pasarlo con mi bella madre. —Me acerco y la abrazo.Ella corresponde de inmediato mi abrazo, nos quedamos un largo momento así.—Hijo,
SOPHIEEl sonido de la alarma hace que salte de mi cama y salga de inmediato. Hoy me espera un día muy largo, pero este será mejor que los otros, pues ahora dejaba de trabajar en la cocina, atendiendo mesas en el restaurante y aseando pisos.Tal vez nada de eso sea desagradable, sin embargo, cualquier labor que he realizado me ha enseñado a saber lo que es un sacrificio.Viví durante más de veinte años entre lujos y sin falta de algo material en mi vida, tampoco puedo decir que todo lo que quería o pedía lo tenía, porque lo que siempre desee y pedí a gritos fue mi libertad, más, sin embargo, mi abuelo nunca me la concedió.Sé que no tenía por qué pedírselo, me había convertido en un adulto desde hace un tiempo, pero con Charlie Dimou detrás de mí, nunca logré dar un paso fuera de esa casa que parecía fortaleza sin su vigilancia.Me sentí como un delincuente, vigilada a las 24 horas del día, pero finalmente pude escapar de allí. Estar lejos de la cruel dictadura de mi abuelo es lo mejo
SOPHIE—Márchense todos ahora —ordena él a los presentes. —Solamente ustedes tres se quedan —señala a Elena, Beatrice y a mí. Las tres obedecemos. —Suelte a la joven, —ahora le dice a Elena, le indica con la mano que se aleje. —Ahora mismo me van a decir que está pasando.Todos los demás ya se habían retirado de la habitación, solamente estamos los cuartos. Está vez su mirada no está puesta en mí, únicamente observa a las otras dos mujeres.—¿No van a hablar? —Habla de nuevo, pero parece estar pendiendo la paciencia.No sé si esa pregunta sea también para mí, pues no ha vuelto a verme. Supongo que sí, pues yo también estoy inmiscuida en este asunto.—Le explicaré —conteste al mismo tiempo que di dos pasos hacia enfrente.Consigo que me vea, pero eso se acaba cuando Beatrice me arrebata las palabras que estaba por decirle a mi jefe.—Oh, Cris, esta joven como le llamas, —habla suave, ha cambiado el tono de su voz. —Me insulto y después derramó agua en mi vestido —indica con sus manos l
La señora Minerva es la madre de mi jefe, sí que me sorprendió esa noticia.—Sí, ella me lo pidió —digo.Bueno, no de ese modo, pero si mencionó lo de hacerle compañía, me imagino que eso también puede ser un servicio, aunque no sea algo común.¿Quién paga a una persona para que simplemente le haga compañía?Es inusual, pero si eso la va a ayudar, no me puedo negar. Además, ella me agrada, la señora es una persona buena. Pueda que todavía no la trate mucho, pero es alguien que no necesita conocerle tanto tiempo para darte cuenta de su nobleza.Cristóbal asiente con la cabeza, sus labios forman una línea, después los aprieta, no sé si está dudando lo que va a decir o únicamente me está otorgando su silencio.—Me parece perfecto —habla finamente. —Estoy de acuerdo que tú seas la persona que cuidará de ella.De nuevo eso del cuidado, no soy una enfermera si eso piensa.—Yo no soy una…—¿Te parece bien empezar ahora? —Aprieto los labios cuando me interrumpe.No me molesta, pero quiero acl