Estaba acostada a bocabajo en la cama y sentía a Chris detrás de ella pasándole un brazo por encima, asegurándola. Cassie se rio y sintió como él se removía, pero no escuchó que él dijese nada. Cerró los ojos y rememoró los últimos minutos. Chris había estado maravilloso, le había hecho el amor como nunca lo había hecho. Se sintió más amada de lo que una vez se había sentido.Ella bajo una mano hacia su vientre. Su bebe y ella se sentía amados otra vez. Estaba feliz. Estaba segura que en cualquier momento explotaría de felicidad. Soltó una risita y esta vez Chris si se despertó. Lo sintió moverse detrás de ella, el brazo que tenía sobre ella bajo y su mano le tomó una de sus nalgas, apretándoselas.—¡Chris!—le llamó reprendiéndolo.Él soltó una carcajada y alejó la mano.—¿Estas cansada?—le preguntó Chris besando su hombro.Cassie negó con la cabeza, estaba activa otra vez, pero no le diría eso. Giro el rostro hacia Chris.—Solo tengo hambre, más de la normal, supongo que es el embaraz
Dos meses después…Ya había pasado por esto, pero los mismos nervios de aquella vez estaban ahí y era peor. Estaba más nerviosa que antes. Cassie abrió la boca y soltó el aire, inhaló y exhaló varias veces, intentando calmarse. Fracaso.Movió la cabeza y se miró en el espejo. Tenía un nuevo vestido de novia que ella misma había comprado con sus ahorros. Era algo simple, pero en cuanto lo había visto se había enamorado de él. Era de un solo hombro y ajustado en los pechos, que le estaban empezando a crecer más, tenía la falda lisa y esta llegaba hasta el suelo.Se alejó del espejo de cuerpo entero y tomó asiento en un sofá. Suspiro y se llevó las manos al vientre que empezaba a notarse más de lo normal. Tenía una revisión la semana que entraba y quería saber ya si estaba emba
Dos meses después…Dejó el canasto de ropa sucia en el suelo mientras se acercaba a la lavadora y abría la portezuela. Comenzó a depositar la ropa sucia dentro de la máquina de lavar hasta que estuvo al tope, luego buscó el detergente y dejó una buena cantidad en un pequeño compartimiento. Cerró la portezuela y maniobro con los botones, era ya un experto en esto. La máquina empezó a funcionar y Chris se pasó la mano por la frente mientras soltaba un sonoro suspiro.Esto era algo tedioso, se dijo mientras salía del área de lavado de su hermosa casa y se adentraba en la cocina, acercándose a la estufa.Su oficio como ama de llaves de su esposa había comenzado hace dos meses. Cuando llegaron de su segunda luna de miel, Cassie le había dicho que ella quería se quedara en casa siempre y que le ayudaría con los quehaceres
Cinco años más tarde…Todo estaba listo. Cassie sonrió con felicidad mientras tomaba el bol lleno de nachos de la encimera y luego salía de la cocina hacia el patio trasero, en donde se celebraba la fiesta de cumpleaños de sus pequeños que hoy cumplían cinco años. Salió al patio repleto de niños y de adultos. Cassie se acercó a la gran mesa cubierta por un mantel blanco, en donde estaban el pastel de cumpleaños y algunos aperitivos, coloco el bol de nachos en la mesa. Se dio la vuelta y miro por el patio que estaba decorado de globos y lazos de colores.Aunque podían darse una casa más grande, a ella le gustaba su hogar, era pequeña para algunos, pero grande para ella. Además, cabían perfectamente, incluso sobraba una habitación de las cuatro que tenía la casa, el salón y la cocina eran amplios. Era
*—Chris: Ser padre era algo grandioso.Nunca pensé que esto llegaría a pasarme, bueno, tampoco pensé que llegaría a casarme tan joven y con tal mujer.Una sonrisa se dibujó en mis labios.Al principio había creído que me libraría fácilmente, que cobraría mi venganza y adiós a todo, que dejaría a aquella chica a su libre merced, llorando quizás de pena por haberme perdido. ¡Que equivocación la mía! Yo no tenía en mente enamorarme de ella, no tenía en mente que me volviese adicto a su cuerpo, a sus besos y caricias, tampoco tenía en mente que tendría hijos con esa chica. No lo pensé, no lo planee, pero como a veces la gente dice, lo que no se planea a veces sale mejor y no me arrepiento para nada no haber planeado todo lo que me paso.Me pase una mano por la cara y mire el techo blan
Serie: Encontrando El AmorLibro 2: A Tu Lado..Luego que su amor no correspondido se casara e hiciera su vida, Robert Bryant se dijo que no podía seguir odiandose a sí mismo solo porque no podía tener a la mujer que amaba. Tenía que empezar a pensar positivamente de ahora en adelante, dejar de recordar a la mujer de su hermano y buscar una chica para enamorarse, pero ni bien pensó en buscar un nuevo amor, dos chicas completamente diferentes, lo abordaron buscando lo mismo que quería encontrar. Robert sabía que no podía tener a las dos y que debía escoger entre una de ellas, pero… ¿y si no escogía a la correcta?Brianna McKay llevaba mucho tiempo enamorada de aquel hombre y sabía que era imposible que aquel hombre la viese como una mujer. Robert Bryant, qui
*—Cassie:Una adolescente que vivía al máximo se encontraba con los audífonos puestos, tarareando al ritmo de la música que salía del reproductor mientras cantaba a todo pulmón.Sobre su cama, Cassadee McKay bailaba con entusiasmo, ignorando cualquier preocupación. Cada giro y salto desentonado la hacía sentir más libre, aunque en el fondo esperaba que nadie la descubriera; la última vez había roto los resortes de su cama anterior por hacer lo mismo.La canción terminó justo cuando unos golpes resonaron en la puerta de su habitación.—¡Cassadee! —llamó una voz femenina desde fuera, acompañada de insistentes golpes.Cassadee, apodada dulcemente como Cassie, se quitó los audífonos cuando volvió a escuchar su nombre y los golpes en la puerta una vez más.—¡Voy! —respondió Cassie con fastidio, bajándose de la cama de un salto y lanzando su reproductor de música junto con los audífonos hacía la cama.Al abrir la puerta, se encontró cara a cara con Abby, el ama de llaves de la familia
*—Cassie:—Maldición —gruñó Cassie, entrando con paso firme al edificio de la empresa familiar.Miró su reloj: estaba a tiempo, pero su incomodidad era palpable. La ropa que llevaba, elegida por su madre, era la causa de su irritación. La falda negra, ajustada y pasada de moda, le llegaba justo por debajo de las rodillas, mientras que la blusa blanca de mangas largas parecía un uniforme de oficinista de otra época. Para rematar, estaba obligada a usar tacones, una tortura para alguien que prefería sandalias o zapatillas. Cassie se sentía como una jirafa en equilibrio precario.Frente al ascensor, se miró de reojo en la superficie metálica de las puertas. Su cabello castaño recogido en un moño estaba, como de costumbre, en completo desorden. Intentó arreglárselo con frustración, pero terminó empeorándolo.—¿Por qué tarda tanto esta cosa? —murmuró entre dientes, tamborileando los dedos contra su bolso.Al no encontrar nada más en qué ocupar su mente, miró a su alrededor. Había pas