••••••••••1: 00 pm. Esa tarde en la mansión de Vladimir. —¿Te irás tan temprano? —preguntó Tatianna que veía a ese hombre vestirse después de salir del cuarto de baño. —Sí. Dijiste que me ocupe de ese asunto y eso haré —respondió él seriamente, mientras abotonaba su camisa manga larga blanca. —¿En serio?, pensé que me ibas a convencer para ir contigo… —preguntó Tatianna. La bella mujer castaña estaba usando una pijama de seda roja compuesta por una blusa de tirantes y un pantaloncillo corto con encaje oscuro. Ella que se encontraba acostaba boca abajo en la cama de ese hombre, leía el libro que Kristy le había obsequiado. Sin embargo, apenas él había salido y comenzando a vestirse, se robó por completo la mirada de esa mujer que pasó su lectura a segundo plano. —¿Por qué haría eso?, necesitas recuperarte. Lo mejor será que- —No me quedaré en la mansión si eso piensas decirme —lo interrumpido Tatianna—. Al menos no después de mañana… Vladimir que ahora se ponía su corbata az
*************••••••••••*************>>> Tatianna Korovin: Todo a mi alrededor dejó de tener relevancia…Sentía que no existía nada más que nosotros dos, que nada importaba más que ese momento…Mi mirada solo podía concentrarse en ese hombre que apenas ingresó conmigo al vestíbulo y cerró la puerta, me acorraló contra la misma y se inclinó hacia mí besando mis labios con apasionado deseo y haciéndose sacado los guantes de sus manos. Levanté mis brazos permitiéndole quitarme la blusa de tirantes y él rápidamente lo hizo dejándola caer en el piso provocando un sonido pesado al estar empapada. A distancia ví que el mayordomo que parecía acercarse a recibirnos de inmediato se dió la vuelta y se marchó de ahí. No pude evitar sonreír nerviosa en ese momento. Al carajo si alguien nos veía… No quería detenerme, no podría… Mis manos con desesperación le quitaron esa gruesa gabardina a mi Vladimir y la lancé a un costado y seguidamente me quité la parte inferior de mi pijama con toda y la
*************••••••••••*************>>> Vladimir Korovin: Ella me vuelve loco de deseo…Su sensual cuerpo al que comienzo a volverme adicto, cayendo sin resistencia alguna ante sus juegos seductores. Lo caliente que me pone y lo mucho que quiero hacerle… No es suficiente, es incómodo en este maldito vestíbulo. Me dejé llevar por ese ardiente deseo que sus labios sobre los míos iniciaron y sin pensarlo comencé a hacerle el amor ahí mismo.—Niña~ no es suficiente… —susurré haciendo una pausa. Maldición… Que vista más provocativa de su cuerpo desnudo ví al alejarme un poco de ella.El brillante de su sudor que empapa su suave piel, su respiración agitada que mueve sus senos como si me estuvieran invitando a saborearlos una vez más. Ella mantiene su espalda contra la puerta y me ve con esos preciosos ojos azules que desde que la conocí noté y considere atractivos. Me he reprimido mucho tiempo… Deseando lo que no podía y enterrando esos sentimientos. Deseándote a ti, mi amada Tati
*************••••••••••*************6: 10 pm. —Ahora sí~ te ves bastante apuesto~ —le guiñó un ojo Tatianna mientras terminaba de acomodar la corbata roja de ese hombre rubio—. Supongo que ya tengo que dejarte ir… Aunque me gustaría pasar más tiempo contigo —admitió ella descaradamente. Vladimir que se encontraba de pie frente a su esposa en la habitación de él, sonrió ante el comentario de esa mujer castaña que ahora vestía otra pijama, en esta ocasión una compuesta por una ligera bata sexy púrpura que apenas llegaba un poco por debajo de su trasero. —Aún puedes venir conmigo y ocuparnos de los que te tendieron esa trampa en el club — sugirió él que seguidamente se acercó al mueble donde había dejado puestos sus guantes. Tatianna no pudo evitar sonreír sintiéndose extremadamente feliz por la consideración de ese hombre. "Sabe que necesito descansar y que recién salí del hospital, pero aún así me sugiere salir con él, aunque sea una carga a la que él tenga que estar protegiendo
Una hora más tarde, en la ciudad. Esa noche lluviosa el vehículo oscuro en el que viajaban Vladimir Korovin se detuvo frente a una floristería en un barrio bajo, la cual tenía una apariencia sencilla y bien cuidada. El chófer bajó del vehículo abriendo el paraguas y seguidamente abrió la puerta del sector trasero del vehículo, permitiendo que su jefe baje. Vladimir fue escoltado por el hombre hasta el interior del humilde negocio. —Bienvenido señor~ buenas noches, ¿en qué le puedo ayudar? —preguntó amablemente la joven que estaba trabajando desde el turno de la tarde. Un hombre mayor que estaba sentado tras la caja registradora, observó a ese alto rubio que ingresó junto a su chófer, quien en realidad era un guarda espaldas. —Déjalo Sasha, yo lo atenderé —dijo el señor acercándose a la jovencita y colocando su mano en el hombro de ella le sonrió—. Es el cliente que vino por la nueva orquídea~—Oh~ ya comprendo abuelito~ —sonrió la jovencita asintiendo. Seguidamente el "dueño"
—¿Sabes, no volveré a quedarme aquí cuando andes trabajando? —preguntó Tatianna recostada en la cama matrimonial junto a ese hombre rubio que se había quitado sus ropas quedando únicamente en boxer. —¿Estás loca?, necesitas descansar niña. —Sí. Pero tú también y administras horrible tu tiempo… A este paso morirás muy joven. —¿Joven?, jaja~ no soy joven, tengo 33. Entonces debería morir en cualquier momento~ —sonrió Vladimir bromeando con Tatianna. —¡No digas eso!, hablo en serio —Tatianna se recostó de lado, viendo a Vladimir o bueno… Con sus ojos abiertos en dirección a donde él estaba acostado en el sector izquierdo a ella en esa cama. Las luces nuevamente estaban apagadas, las cortinas habían sido cerradas y apenas la tenue luz de una lámpara a distancia estaba encendida. Tatianna no podía distinguir los rasgos en el rostro de ese hombre ni sus expresiones. Ella aún así, estiró su mano derecha y la apoyó sobre los pectorales de él. —Trabajas en la empresa y trabajas en… En
—¿Es todo Garry? —preguntó la mujer de cabello semi largo pelirrojo, terminado de empacar en el bolso de color oscuro, solo lo necesario. —Si mami… —dijo el niño de solo 5 años. Ekaterina observó en su reloj de muñeca la hora… 3: 40 pm. Ella dirigió sus ojos verdes oscuros en dirección a la ventana en el cuarto del hotel donde se estaba hospedando. La lluvia caía a torrenciales, ella abrigó a su hijo y a sí misma, con guantes y bufanda salió ese frío día de otoño, rumbo a la estación del tren. "Se acabo…""No puedo quedarme más, si quiero vivir y que Garry sobreviva… Es mejor irme lo más lejos que pueda" Pensaba la mujer pelirroja, después de que su amiga le avisara que HUYA ya que ella sospechaba que estaba siendo seguida por unos hombres peligrosos. Solo minutos después, Ekaterina había escuchado los gritos de su amiga y seguidamente la voz de un hombre burlista que riéndose a carcajadas le dijo: "Sigues tú m*ldita perra". ¡SU PLAN HABÍA FRACASADO! No solo no logró tender u
En ese momento, Ekaterina que estaba retenida de los brazos por dos hombres en la bodega con fuerte olor a madera, escuchó pasos desde la entrada y volvió a ver en esa dirección. Bajo la lluvia venía un guardaespaldas tapando con una sombrilla a una elegante mujer que vestía también totalmente de ropas oscuras y bien abrigada. Una vez ingresaron el hombre cerró el paraguas y como esa mujer pelirroja sospechó, se trataba de Tatianna, la belleza castaña que iba peinada con una cola alta amarrando su largo cabello ondulado, traía un maquillaje ligero y sus labios color fresa, lucía radiante esa tarde. Tatianna que llevaba puestas unas botas oscuras de cierre alto, mismas cuyo tacón era bajo de plataforma, caminaba en dirección a la mujer pelirroja. Ekaterina frunció el ceño y volvió a ver a Vladimir, ese hombre rubio fumaba tranquilamente como si no fuera asunto de él qué sucedería. —¡¿En serio me vas a lastimar por causa de esa m*ldita perra barata?! —le gritó Ekaterina a Vladimir