En su lúgubre oficina, Frederick Walker estaba parado frente a la ventana, mirando con nostalgia el jardín recién modificado, sitio que había albergado durante casi 10 años los restos de su primera esposa. Como estaba distraído en sus reflexiones, no se percató de la presencia de Stevens, quien acababa de entrar a la habitación para dar su reporte. —Señor Walker, vine para reportar los movimientos de la señorita Ruiz, tal como lo pidió. Al escuchar su voz, el hombre se sobresaltó y volteó rápidamente para atenderlo. —¡Ah! ¿Pudiste encontrarle un lugar adecuado para que se establezca? —No, señor. Sorprendentemente ella se hizo amiga de la dueña de un puesto de comida. —Finalmente cumplió con su capricho —meditó el severo hombre—. ¿Quién es esa mujer que la recibió? Stevens frunció el ceño, para revisar los documentos que tenía en la mano y después siguió explicando. —No hay mucha información. Su nombre es Lois Patterson, nació en la ciudad de Gemma y se mudó a Port Saint Johns
A Jeremiah no le agradó que su amigo lo acusara de ser malagradecido e inmediatamente reviró. —¿De qué estás hablando? ¡No soy malagradecido! —¡Claro que lo eres! ¡No tienes excusa para dejar de visitar a tu madre! —regañó Thomas. —¡Tú eres el culpable de que no tenga tiempo libre! De no ser porque te la pasas de vago, no tendría que estar resolviendo las crisis que provocas con tus escándalos —justificó. Este argumento encendió más la rabia de Walker, que replicó. —¡No seas un mentiroso! Solo te ha tocado resolver esos asuntos en un par de ocasiones, así que no uses eso como excusa. Ni siquiera te pido trabajar fuera de tu horario, así que no me eches la culpa. Como no estaba dispuesto a perder la discusión, Patterson objetó de nuevo. —¿Por qué te importa tanto si veo o no a mi madre? Yo no me ando metiendo en los asuntos de tu familia, como para que vengas a reclamarme por cosas que no te competen. Este argumento indignó más a Walker, que resopló furioso y exclamó. —¡Claro q
Al llegar a la sala, Lorraine encontró un ambiente tan gélido entre Jeremiah y Thomas, que suspiró de frustración y alzó la voz para atraer la atención de ambos hombres necios.—¿Qué pasa? ¿Acaso les comió la lengua el ratón?Esta frase confundió un poco a ambos hombres, ya que jamás la habían escuchado.—¿Ratón? ¿De qué hablas, Lory? —preguntó Jeremiah intrigado.—¡Ey! No te permito que hables tan coquetamente con mi novia —bramó Thomas.—¡No le estoy coqueteando! Deja de ser un maldito celoso —se defendió su amigo.—¡No soy celoso! Solo protejo lo que es mío —recalcó el necio hombre.—¡Basta! Dejen de decir tonterías y mejor hablemos sobre lo que pasó hace rato con Lois —reprendió Lorraine furiosa.Cuando ella mencionó esto, ambos hombres desviaron la mirada avergonzados. Entonces Lorraine se dirigió a Thomas.—Supongo que no estabas enterado de que Lois es la madre de Jeremiah y por eso te sorprendiste mucho cuando la conociste, ¿no es así? —añadió la joven intentando encauzar la
Mientras Thomas y Jeremiah seguían discutiendo sobre tonterías, me acerqué a Lois, quien en ese momento lucía bastante divertida con la escena.—¿Cómo te sientes? —pregunté un tanto inquieta.—Mucho mejor, querida —respondió dulcemente.—¿De verdad?—Sí, pero no te preocupes, ya todo está bien —reafirmó ella.Al constatar que ella lucía bastante repuesta, dirigí mi vista al vicepresidente y luego volví con Lois.—Bueno, realmente no esperaba que Jeremiah fuera en realidad tu hijo y que además padezcas la misma condici
—¿Mamá? —exclamé sorprendida cuando escuché su voz.—¿Acaso tienes otra? —reviró ella ofendida.—¡Oh! Lo siento si no te llamé antes, es que estos días he tenido mucho trabajo —intenté justificarme.—¡No puede ser posible que haya pasado casi una semana y aún no me digas dónde te has mudado! Estoy preocupada por ti. Casi me di un golpe mental al recordar que había olvidado contarle a mi madre ese detalle, así que respondí rápidamente.—Perdón, es que con lo de la mudanza, se me pasó comentarte que conocí a una mujer muy amable, que resultó ser mamá de un amigo de Thomas y con ella me estoy quedando.—¿Mamá de un amigo de Thomas? ¿Acaso te reconciliaste con ese hombre? —cuestionó ella con severidad.—Yo… bueno… Fue casualidad, ni siquiera sabía que ella era la mamá de su amigo…—¡Ah! ¿Qué voy a hacer contigo Lorraine? Siempre es lo mismo con ese hombre, primero huyes, luego te reconcilias con él, ¿acaso se la van a pasar jugando todo el tiempo? —se quejó.Me sentí mal escuchar su dece
Mi sonrisa se esfumó cuando mi madre me dijo que era momento de rendir cuentas, así que, luego de mirar rápidamente a Thomas, volví hacia ella y contesté.—Vamos a mi habitación, ahí podremos charlar con más calma.Ella estuvo de acuerdo y disimuladamente salimos del comedor. Cuando estuvimos a solas, ella me miró seriamente y preguntó.—¿Qué sucedió con Thomas?—Bueno… nos reconciliamos —respondí tímidamente.—¿Él ya no te odia por lo que pasó con la familia que lo acosaba?—Ya no, él creyó en mí y consideró que era injusto acusarme de un delito que no cometí. Noté que mi Marissa parecía bastante consternada por lo que le había dicho, pero luego sonrió y, tras darme una delicada caricia en la mejilla, añadió.—Entiendo, me alegra saber que las cosas se arreglaron entre ustedes.—Sí, también él estaba bastante abrumado para procesar las cosas, así que entiendo que me haya pedido espacio para reflexionar.—Así es y eso fue lo mejor. Además, se ve que te ama muchísimo para perdonar que
Contrariado con la actitud de su amigo, Thomas se levantó y alzó la voz. —¿Acaso perdiste la cabeza? ¡No puedes perder dinero así como así! —¿Por qué no? ¡Es mi negocio! —¡No estás pensando con claridad! Estoy de acuerdo con la señora Lois, lo mejor es comenzar a trabajar con menos personal y conforme incremente la demanda, ya se contrataría más empleados. —Pero, Thomas, ¡si son menos personas, el servicio será deficiente! —Lo dudo, porque según vi la cantidad de pedidos atendidos esta semana, no supera más de 100 por día. Dudo mucho que en el negocio atiendan más de esa cantidad como para cubrir los costos de insumos, renta, sueldos y otros gastos —argumentó Thomas seriamente. Ansioso ante el rechazo constante al proyecto, Jeremiah objetó. —¿Por qué estás en contra de este proyecto? ¡Es muy importante para mí y estoy apostando todo para que funcione! —Entiendo a qué te refieres, pero no es el caso que te quedes sin fondos cuando inaugures el restaurante —reiteró Thomas. Lorra
La idea de estar a cargo de la cocina me generaba sentimientos encontrados. Por un lado, me ilusionaba el hecho de dedicarme a una actividad que me hacía sentir libre y creativa. Gracias a las clases de cocina que había tenido con Lois, aprendí recetas nuevas y por consiguiente, sentí mayor libertad de crear mis propios platos que fueran una opción más para enriquecer el menú. Claro está que mi motivación crecía cuando todos degustaban de mis preparaciones y me daban su visto bueno.Sin embargo, todas las noches mi subconsciente me torturaba con pesadillas, al grado de ya no saber si estaba despierta o en la realidad. Por consiguiente, todos los días empezaba con una sensación de desasosiego y pánico por acercarme a cualquier cosa que tuviera relación con la comida. Como temía decepcionar a todos los que habían confiado en mí, hacía un enorme esfuerzo por mantener el ánimo y prefería mantener oculto lo que me pasaba. Sin embargo, antes de la apertura del negocio, Lois se acercó a hab