Al cruzar el umbral, Lorraine miró sorprendida cómo Thomas estaba a punto de lanzarse contra Dereck.
—¿Dónde está Lorraine? —gritó el hombre fuera de sí.
—¡Ya dije que ella no está aquí! ¿Por qué no me crees? —replicó el doctor Miller con rabia.
Ante esta situación, la joven intervino para impedir que su ex jefe volviera a atacar a Dereck.
—¡Aquí estoy!
Inmediatamente, ambos voltearon a ver hacia donde se encontraba ella. El primero en acercarse fue Thomas, que sin dar oportunidad a Lorraine de reaccionar, la tomó de los hombros y preguntó con ansiedad.
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Luego de dar varias vueltas, finalmente Thomas se estacionó frente al parque. Al ver que estaban en la misma calle de la casa de Lois, la joven se sintió aliviada de no tener que caminar bastante para regresar, sin embargo, su entusiasmo se esfumó al ver demasiadas personas por los alrededores. Walker notó que ella lucía incómoda y preguntó. —¿Sucede algo? ¿No te gusta este lugar? —No es eso, es que hay demasiada gente aquí —señaló ella con malestar. Al escuchar esto, Walker revisó con la mirada si había algún espacio adecuado para que pudieran estar cómodos, pero al no encontrarlo, cambió el plan. —¿Te parece si hablamos aquí en el coche? —propuso. No muy convencida, aceptó. Como Thomas era demasiado insistente en el tema de estar pegado a ella, Lorraine solicitó con firmeza.—¡Por favor, no vengas tan seguido! Lois podría sentirse incómoda con tu presencia.Esto no fue suficiente para Thomas, que frunció el ceño haciendo gesto de niño regañado y replicó caprichosamente.—No me pidas eso, ¡por favor! Deja que vaya a visitarte todos los días. En realidad, me siento muy ansioso ahora que no puedo estar contigo.—¿De quién es la culpa? —reclamó Lorraine.Ante esto, Walker desvió la mirada y reconoció en un tono de derrota.Dulces sueños
Thomas esbozó una enorme sonrisa al escuchar que Lorraine quería verlo "antes de dormir", así que añadió de manera seductora.—¿Y qué te gustaría hacer durante esa hora?Sin comprender la doble intención de la pregunta, ella respondió ingenuamente.—No sé. Tal vez salir a caminar por el parque o cenar cerca. En realidad no quisiera ir a un sitio muy lejano, porque debo volver a casa temprano.La vaga respuesta causó gracia en el atrevido hombre de negocios, que volvió a insistir en sus intenciones perversas.—¿Solo eso quieres hacer? ¿Acaso no te gustaría ir a un lugar más privado? Donde pod
—Lorraine, separémonos...De nuevo, me encontraba en la misma pesadilla con Micky, solo que en esta ocasión era yo la que conducía el vehículo. Aunque seguía teniendo la misma sensación de angustia que me generaba el hecho de saber que Michael me había engañado con otra mujer, quien casualmente estaba esperando un hijo de él, esta nueva visión volvió a causarme tanto malestar, que volví a estallar en contra de "mi marido".—¡Eres injusto! ¿Por qué siempre quieres ponerme como la mala de la historia, cuando lo único que hacía era conseguir mi restaurante y que tú seas partícipe de ello...—¿Entonces quieres echarme la culpa a mí de nuestro fracaso? —
Aunque Lois parecía emocionada por volver a casa temprano, al poco rato comenzó a sentirse culpable por haber cerrado antes de lo acostumbrado.—¡Ah! No sé si fue buena idea marcharme antes. Tengo clientes que regularmente llegan después del mediodía. Espero que no se molesten por ello —se lamentó.Su comentario me hizo darme cuenta de que no resultaba muy beneficioso para el negocio de Lois que cerrara temprano, puesto que causaría confusión en los clientes vespertinos. Entonces propuse inmediatamente.—¿Qué pasaría si mañana prepara más comida? Así podría apartar algunos paquetes para sus clientes regulares y no cerrar hasta que ellos lleguen.No muy convencida, Lois replicó:—No estoy segura de que eso funcione. Temo que sobre comida si hacemos eso.—Bueno, en ese caso podemos probar cómo nos va mañana —insistí en mi propuesta—. Quizá si lleva unas pechugas extra y prepara los guisos que más le gustan a los clientes que llegan más tarde, podrá tener comida disponible para ellos des
En su lúgubre oficina, Frederick Walker estaba parado frente a la ventana, mirando con nostalgia el jardín recién modificado, sitio que había albergado durante casi 10 años los restos de su primera esposa. Como estaba distraído en sus reflexiones, no se percató de la presencia de Stevens, quien acababa de entrar a la habitación para dar su reporte. —Señor Walker, vine para reportar los movimientos de la señorita Ruiz, tal como lo pidió. Al escuchar su voz, el hombre se sobresaltó y volteó rápidamente para atenderlo. —¡Ah! ¿Pudiste encontrarle un lugar adecuado para que se establezca? —No, señor. Sorprendentemente ella se hizo amiga de la dueña de un puesto de comida. —Finalmente cumplió con su capricho —meditó el severo hombre—. ¿Quién es esa mujer que la recibió? Stevens frunció el ceño, para revisar los documentos que tenía en la mano y después siguió explicando. —No hay mucha información. Su nombre es Lois Patterson, nació en la ciudad de Gemma y se mudó a Port Saint Johns
A Jeremiah no le agradó que su amigo lo acusara de ser malagradecido e inmediatamente reviró. —¿De qué estás hablando? ¡No soy malagradecido! —¡Claro que lo eres! ¡No tienes excusa para dejar de visitar a tu madre! —regañó Thomas. —¡Tú eres el culpable de que no tenga tiempo libre! De no ser porque te la pasas de vago, no tendría que estar resolviendo las crisis que provocas con tus escándalos —justificó. Este argumento encendió más la rabia de Walker, que replicó. —¡No seas un mentiroso! Solo te ha tocado resolver esos asuntos en un par de ocasiones, así que no uses eso como excusa. Ni siquiera te pido trabajar fuera de tu horario, así que no me eches la culpa. Como no estaba dispuesto a perder la discusión, Patterson objetó de nuevo. —¿Por qué te importa tanto si veo o no a mi madre? Yo no me ando metiendo en los asuntos de tu familia, como para que vengas a reclamarme por cosas que no te competen. Este argumento indignó más a Walker, que resopló furioso y exclamó. —¡Claro q
Al llegar a la sala, Lorraine encontró un ambiente tan gélido entre Jeremiah y Thomas, que suspiró de frustración y alzó la voz para atraer la atención de ambos hombres necios.—¿Qué pasa? ¿Acaso les comió la lengua el ratón?Esta frase confundió un poco a ambos hombres, ya que jamás la habían escuchado.—¿Ratón? ¿De qué hablas, Lory? —preguntó Jeremiah intrigado.—¡Ey! No te permito que hables tan coquetamente con mi novia —bramó Thomas.—¡No le estoy coqueteando! Deja de ser un maldito celoso —se defendió su amigo.—¡No soy celoso! Solo protejo lo que es mío —recalcó el necio hombre.—¡Basta! Dejen de decir tonterías y mejor hablemos sobre lo que pasó hace rato con Lois —reprendió Lorraine furiosa.Cuando ella mencionó esto, ambos hombres desviaron la mirada avergonzados. Entonces Lorraine se dirigió a Thomas.—Supongo que no estabas enterado de que Lois es la madre de Jeremiah y por eso te sorprendiste mucho cuando la conociste, ¿no es así? —añadió la joven intentando encauzar la