[PREFACIO]
En algún lugar del mundo...
Los demonios son reales, ¿sabías?
Son tal y como lo cuentan algunas fábulas: toscos, feos y engañosos. Pero, ¿cómo presentarse al mundo con esa horrible apariencia? ¿A qué te agrada más la idea de un italiano bien parecido que te invite a comer y pase por ti en un Lamborghini Aventador SVJ negro? Sí, esa versión te gusta más.
Pweo no tw confies, ellos son tan reales como el viento; están entre nosotros pero no somos capaces de verlos.
Debes tenerles miedo; sin duda deberías temblar de miedo.
Pero, ¿quién soy yo para darte consejos? Solo sigue tu instinto, pequeño saltamontes, y cruza los dedos para que los demonios no te atrapen mientras duermes.
╬ Olvidar ╬Margret—¡BUENOS DÍAS, ALUMNOS! —tapo mis oídos. Estamos en el salón de arte que mide aproximadamente ocho metros cuadrados. Es el aula más pequeña de toda la Universidad Nacional de Seattle, pero sin importar lo pequeña que sea el profesor Weber tiene que gritar cada vez que entra y eso solo hace que mi humor empeore—. Tenemos malas caras hoy, ¿qué tal sus vacaciones de invierno?—Increíbles. —algún idiota responde desde atrás, en las últimas filas.—Me alegro por eso, es bueno llegar a su clase de arte con buenas vibras eso los ayudará con su inspiración y tam...Dejo de oírlo. Tengo dos años y medio en clases de arte, amo la pintura y no me arrepiento, pero solo deseo que el profesor Weber sea más educativo menos motivacional.—¿Estás escuchando, Margret? —la voz del profesor me hace salir de mi viaje espiritual.—¿Disculpe?—Tan distraída como siempre. —Se acerca a mi lugar y sonríe con nostalgia—. Este semestre, seremos más intensos. Tendremos competencias de arte con
╬ La invitación ╬Margret—Gracias por venir por mí, nena —murmuré. Estaba temblando y no por el frío.—Puedo venir por ti siempre que quieras, Mar —su tono de voz sonó más preocupado del que esperaba—. ¿Puedes decirme por qué estabas tirada en medio de ese sucio callejón?—N-no... —lamí mis labios, los tenía muy resecos—, no lo sé, Daisy.—¿Cómo qué no sabes, Margret? —Estacionó bruscamente el auto en la entrada de nuestra residencia—. Estabas en el suelo, sollozando, con la mirada perdida y súper traumada, ¿y me dices que no sabes el por qué?Negué. No quería hablar de eso, solo quería dormir y olvidar… ¿olvidar qué?—Vamos adentro, te daré un té de manzanilla que según mi madre es buenísimo para relajar a las personas…Dejé que Daisy continuara hablando de su madre mientras bajábamos del auto y caminábamos directo a nuestro pequeño hogar.Sentía un dolor intenso en mi cabeza. Unas imágenes fugaces me invadieron, pero, las sacudí. ¿Me habían drogado y no lo sabía?♡♡♡Al día siguien
╬ Querer ╬Margret¡No. Puede. Ser!Mi corazón latía muy rápido y mis manos sudaban sobremanera.¿Estaba teniendo uno de mis sueños con Nicklass, o realmente estaba sucediendo?—¿Entonces? —Insistió después de un rato—. ¿Qué dirás?—Bue... bueno —aclaré mi mente—. ¿Por qué me invitas a salir?Por alguna razón, fue lo primero que se me vino a la mente, ¿por qué?—Me pareces una mujer muy interesante. —Fue su respuesta.Fruncí el ceño y lo mire, está vez, a los ojos. Por un momento sentí como el gris de sus ojos iba tornándose más y más oscuro, pero decidí no prestar mucha atención.—¿Interesante? —Estaba un poco ofendida—. ¡Ni siquiera me conoces, Nicklass!—Y es la idea de la cena, Margret —dijo, sin un ápice de remordimiento.—Te lo diré ahora mismo —aproveche el poco valor que había aparecido en mí y dije todo lo que pensaba—. Si eres unos de esos de la escuela de ciencias que cree que puede jugar con las nerds de literatura, estás equivocado, no voy a caer en tus mentiras y engaños
Margret—Sigo pensando que esto es una mala idea. —Le digo a Daisy, arreglando el cuello de mi camisa por quinta vez. Aunque estoy acostumbrada a este tipo de prendas, hoy me molesta muchísimo.—Mar, es solo una cena, no seas dramática —una sonrisa se dibujó en su rostro mientras veía la pantalla de su teléfono.—¿Con quien tanto hablas? —La miré con el ceño fruncido.—Luego te cuento, por el momento tienes que darte prisa porque creo que ese de ahí es tu galán. —Señaló un auto aparcado frente al local de comida rápida donde trabajábamos.Mis manos comenzaron a sudar mientras termino de arreglar mi maquillaje.No voy a mentir diciendo que no me afecta que esto este pasando, porque si me afecta, y mucho.—Estas hermosa, Mar —me asegura Daisy levantándose de su lugar, guardando el teléfono en el bolsillo de su pantalón y acercándose a mi lugar, detrás de la barra—. Sin importar lo que uses o como te arregles siempre estás perfecta.Me sonrojo.—No soy perfecta, girasol —salgo detrás de
MargretEstuve pensando, si me va mal en el mundo de la literatura, podría ofrecer mis servicios como asesora para ignorar personas.¿Por qué creo que me iría bien? Fácil. Llevo cinco días ignorando completamente a Nicklass.La verdad es que no sé porque lo hago. Obvio que me muero por estar cerca de él y obvio que me siento como una tonta ignorándolo, pero no puedo siempre estar dispuesta a lo que él me ofrezca —en realidad ese no es el verdadero motivo; es simple, no puedo evitar que mis piernas tiemblen cuando estoy a unos pasos de él y me avergüenza imaginar que él puede notarlo—.El día después de nuestra cita, lo vi merodeando por la parada de autobuses cerca de donde vivo. ¿Qué si no me puse cómo loca? Literalmente me metí detrás de un contenedor de basura, porque precisamente ese día estaba en mis peores fachas.No es como si siempre luciera bien y toda la cosa, pero, ese día no me esforcé. Había amanecido muy cansada y no podía intentarlo más.También lo vi seguido comiendo
Margret—Eres una buena chica, Mar —estaba sentada en una silla muy pequeña, en medio de una habitación. La habitación parcialmente iluminada por una bombilla que reposaba sobre mí cabeza—. Pero, ese es tu defecto.Alguien me hablaba, un hombre, pero no podía verlo. Aunque era yo la que estaba sentada ahí, no tenía ningún poder en mi cuerpo.Solo podía ver unos jeans azules, con manchas frescas de algo rojo, y más abajo de eso, unos pies descalzos llenos de cortes y sangre seca.—¡¿Me estas escuchando?! —Sentí como tiraron de mi cabello hacia atrás. El dolor no tardó en llegar. El agarre en mi nuca era tan fuerte que sentía como si me estuvieran arrancando el cabello de raíz.—Sí, sí —dije rápidamente. Mi voz salió distinta; más aguda, como la de una niña—. Lo siento, lo siento.Sentí como la persona aflojaba el apretón en mi cabello.—No basta con decir que lo sientes, Margret —el hombre detrás mío peino mi cabello y luego camino hasta quedar frente a mi. Mi vista estaba fija en mi r
MargretEl viaje en motocicleta no estaba tan mal.Nick, en particular, no era mal conductor.Sentía el aire golpear mis mejillas mientras Nicklass serpenteaba las calles de Seattle.Nos habíamos desviado del camino porque él me había dicho que iba a pasar por algo a la casa de un amigo y que luego me llevaría a mi departamento.No proteste. Realmente me sentía bien con Nicklass, no me sentía cansada, no me sentía insegura, y todos los pensamientos de antes se habían esfumado casi completamente.Tenía mi mejilla adherida a la camisa de Nick, mis brazos apretados alrededor de su abdomen, mi cabello volaba salvaje a mi alrededor... Era libre.Un suspiro de frustración escapó de mi cuando Nicklass comenzó a bajar la velocidad, deteniéndose en un edificio muy moderno en el centro de Seattle.—Antes no querías subir —dijo sobre su hombro cuando me separé un poco de él—, ahora no quieres bajarte. ¿Quién las entiende?Lo mire mal. El se carcajeo mientras bajaba de la moto. Me quedé sentada a
Margret—Te contaré la historia de la niña que nació en el infierno —una voz susurraba. No podía ver quién era, no podía ver de dónde provenía, solo sabía que era un hombre—. Nació hace cuatrocientos años. Fue criada por Lucifer y enviada a la tierra como un demonio más.»Más tarde Lucifer se dio cuenta que en realidad la niña no era una simple demonio. No, ella atraía. —Vi como de un momento a otro una luz empezó a iluminar poco a poco el lugar—. Atraía a los seres más puros; los ángeles. Pero también atraía a los humanos, nefilim y ángeles caídos.»Era muy especial —pude notar que lo que iluminaba la habitación eran antorchas, que se fueron encendiendo una a una por todo el lugar. Cuando todas estuvieron encendidas, pude notar que me encontraba en algo semejante a una mazmorra ¿cómo lo sabía? Ni idea—. Lucifer, por su parte, intento aprovechar la grandiosa habilidad que sin querer le había dado a su creación.»Y ahí estaba él, enseñándole a su pequeña demonio a como destruir el ciel