Arin resignado, murmuró: “Me has abandonado pequeña, para irte a los brazos de Morfeo, pero luego me la cobraré”.

Resignado, tomó a Kaira en sus brazos y la llevó a su habitación para que pudiera descansar como era debido. Recogió la ropa mojada de ambos en el suelo y las colgó, volviendo a ver a sus pequeños y finalmente quedándose dormido, observando las figuras en la lámpara que les había regalado.

A la mañana siguiente, mientras Kaira se desperezaba tratando de despertarse, recordó los eventos del día anterior y se estremeció, “Arin realmente me ha hecho perder la cabeza, no puede ser que me quedé dormida, qué horror”.

Servicio con rapidez y no toque todo en el cuarto, estaba en orden, es decir, que se había tomado el trabajo de organizar la ropa que había quedado mojada en el piso, fue a la habitación de los niños y estos aún dormían, lo cual le hizo sentir cierto alivio.

A sus fosas nasales de pronto llegaron aquellos olores de mezcla de especies que tanto le recordaba a su pa