Kaira estaba tan molesta que aquella imagen de Arin vestido de traje y remojado no le hacía gracia, —¿Qué intentas hacer?—, preguntó molesta.

Arin mientras más se acercaba ella, más retrocedía llegando al punto de acorralarla contra el borde de la piscina, —Me vas a volver loco, ¿Por qué cambiaste de pronto?, ¿Dónde está mi novia que estaba comenzando a ser amable y perdonarme?, ¿Por qué no contestas mis llamadas?, pensé lo peor.

— ¿Para qué intentas reconquistarme para estar luego detrás de cualquier falda?

Arin se acercó mucho más, sus cuerpos húmedos rozaban el uno con el otro, así que respondió con voz profunda, —Sabes que solo te deseo a ti, no estoy con nadie más o ¿acaso estás celosa?

Kaira levantó la mano para abofetearlo, pero él fue más rápido, llevó sus brazos detrás de su cintura, envolviéndolo por completo y ahora no había ningún espacio entre ellos, ni podía moverse a ninguna parte.

— Si es por mi asistente, contestó el teléfono porque me encontraba en una reunión.

— Ten