Capítulo 1

Capítulo 1: Empresa y depresión. Parte I

Connor Jones.

Han pasado tres días desde lo ocurrido en la empresa, y no dejo de darle vueltas al asunto, es como imposible de dejar de pensar en ello.

Camino de un lado a otro en mi habitación, buscando soluciones. Mi habitación la siento más solitaria que de costumbre, como si yo fuera un fantasma ambulante que habita en esta casa, el solo pensamiento me genera tristeza.

Luego de mi intento de separación con Dakota, el departamento que compartíamos ambos por ser esposos, quedó en total abandono por parte de ambos, sin embargo, envío una asistente para que lo limpie, porque ese departamento que teníamos ya no lo veía como un hogar donde quisiera construir mi futuro, y claramente Dakota estuvo escéptica a mi idea.

Estuvo en desacuerdo conmigo en venderlo, se aferró mucho a la vana idea de que podía funcionar lo nuestro, de que construiríamos un hogar, pero no funcionó, no estoy obligado a estar con ella y construir un hogar para nosotros. No voy a complacerla más, ya no me compete hacerlo.

Mi lugar, mi hogar, ya no es ahí, creo que nunca lo fue, no capté las señales que me daban mis emociones por estar ensimismado en complacerla a ella.

Compré mi casa aislado de todo, un hogar que voy construyendo a mi antojo, donde lo siento mío, mi zona de confort, pero a pesar de tenerlo casi todo, no estoy feliz del todo, siento que algo le falta, alguien le falta, para sentirlo más como mío, nuestro… pero sé que no voy a conseguirlo en estos momentos.

Desde lo que ocurrió en la pasarela no sé nada de Gemma, y lo mal que ella debe de estar pasándola por mi culpa, me hace sentir como un completo idiota.

Yo sabía perfectamente que mi plan de la pasarela no iba a salir como yo lo planeé, debí aferrarme a esa idea, por el simple hecho de que Gemma es muy segura de sí misma y que estaba muy decepcionada por toda la m****a que le he hecho, y es comprensible, yo también lo estoy de mí mismo.

Estoy muy decepcionado de mí mismo por todo lo que le hice, debí serle sincero desde un principio no seguir mintiéndole, no gané nada, lo perdí todo.

Me quedé sin nada.

No quiero seguir pensando en ello, y decido llamar a alguien para que pueda aconsejarme en qué hacer correctamente.

Suenan los tres primeros tonos, y estaba resignado a colgar, cuando escucho su voz.

¿Connor? —preguntó confundida—. ¿Qué sucede, cariño?

—Hola, mamá —saludé, primeramente—. ¿Cómo estás? ¿Cómo está todo?

Estoy bien, cielo —responde con mucho afecto—. Todo está bien. ¿Cómo te encuentras tú? Te noto desanimado. ¿Qué sucede?

Sé que con ella nunca paso de desapercibido de cómo me siento realmente. Además, tengo mucho tiempo de que no visito a mi madre o incluso hablar con ella, desde la última vez que nos vimos.

Connor, ¿qué sucede?

Vuelve a insistir ya que, por mi parte, solo recibe un silencio largo y absoluto.

Suspiro.

—Han pasado muchísimas cosas y no sé cómo sobrellevarlas todas.

Me sinceré con ella, sin saber con qué comenzar.

Bien, cariño, aquí estoy para oírte. Un paso a la vez, recuérdalo siempre —me recordó—. Cuando los problemas te pesan demasiado, la mejor opción es contarle a alguien, para que sepas que no estás solo, cielo.

Sus palabras me reconfortaron y son un impulso para mí, donde comencé a contarle desde el inicio.

A pesar que mi madre tiene noción de lo que ha ocurrido, no tiene idea de lo demás, nunca se lo comenté, en cierto modo me daba vergüenza hacerlo, pero es mi madre de la que estoy hablando.

No me salté ningún detalle, le conté todo con especificación a excepción de mi parte íntima con Gemma, siento que eso solo queda entre ambos, sin embargo, si le conté lo demás.

Le conté mi situación con Dakota, con Gemma, la empresa, mis emociones y como me siento en que todo se va a la m****a.

Casi rompo en llanto al terminar de contarle todo, pues con ella nunca he sentido vergüenza de llorar. Mi madre estuvo atenta en cada momento sin hacer ninguna interrupción, de vez en cuando le pregunto si está ahí para asegurar que todavía me escucha, y así lo hace.

Suspiro al terminar de relatarle todo. Todo lo que me estuve guardando, que no sabía a quién contarle y cómo explicarle exactamente.

Toda esta situación me agobia, no me deja dormir por las noches y siempre se formula la gran incógnita del ¿Por qué?

Del porqué me ocurre esto, solo quiero estar en paz… ¿O este es el famoso Karma que dice todo el mundo que les llegará por todo lo malo que han hecho?

Son tantas preguntas en mi cabeza.

Me concentro nuevamente, en espacio y tiempo al oír a mi madre suspirar.

Estoy impresionada con todo —dice mi madre, y suspira nuevamente—. Lo que puedo decir, primeramente, es que afirmo lo que dijiste que eres un idiota, y perdón que lo diga, cielo, sabes que te amo, pero realmente no actuaste correctamente.

»Sé que siempre no actuamos correctamente —continua diciendo—, y es bueno de que lo hayas reconocido, que te hayas dado cuenta de ello, que no actuabas de la mejor forma, pero cuando lo hiciste ya era demasiado tarde.

Silencio total.

Connor, ¿quién carajos intenta algo con alguien mientras está casado? ¡Dime! —exclamó—. ¿Qué pensabas exactamente cuándo quisiste involucrarte con Gemma? Tú estando casado, además… más bien, ¿con qué cabeza pensabas?

Me riñó en ese momento, y me sentí como un adolescente que hacía cosas escondidas de sus padres.

Tienes voz para hablar, cariño —dijo—. Cuando tu padre y yo los mandamos a descubrir el mundo, primero nos aseguramos de que ustedes hayan recibido todos los valores, consejos y advertencias correctamente, no quisimos enviarlos a la deriva.

»Cometer errores es de seres humanos, asumirlos también, y aceptar las consecuencias más, pero si eres consciente del daño que le puedes causar a la otra persona, ¿eso te hace gran ser humano? ¿Por qué seguir?

»Podemos hablar un poco de la empatía, que es tener tacto, ponerte en la posición del otro, claramente no vas a sentir lo que sentirá la otra persona porque todos reaccionamos y sobrellevamos las cosas de maneras diferentes, pero ¿qué pasaría si te hicieran lo mismo a ti?

—Supongo que me molestaría —dije y su respuesta fue un “uhm”—. No lo sé, mamá, me siento de la m****a.

Sé que te puedes sentir así, y estoy orgullosa de que seas un hombre que asume sus errores —dice con un tono de voz con ápice de orgullo—. En esta vida existen las oportunidades, sea como sea, no te nubles con el pensamiento de que pueden pensar que las personas no cambian, porque si lo hacen, créeme —se ríe, y agrega—, al menos que seas un idiota y te gusta ser miserable para que piensen eso de ti y no quieras cambiar, convirtiéndote totalmente en una víctima.

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