Luciano17 años antes—Tierra a la tierra, cenizas a las cenizas, polvo al polvo...— murmura el padre De Lucca antes de detenerse por un momento.Lo miro de pie en la cabecera de la tumba de mi madre. La expresión solemne de su rostro se profundiza, y el frunce entre sus cejas me dice que él también lamenta nuestra pérdida.Recuerdo que me contaba historias sobre mi madre cuando ella era pequeña. Él fue el sacerdote que casó a mis padres. Dudo que pensara que este día llegaría.Nadie lo pensó. No tan pronto, ni tan repentino.El padre De Lucca toma aire, mira alrededor de la reunión de dolientes y continúa.—Con la esperanza segura y cierta de la resurrección a la vida eterna por medio de nuestro Señor Jesucristo, que es poderoso para vencer todas las cosas. Dios ha recibido a uno de sus ángeles hoy... entrego el cuerpo de Gianna Abriella Benedetti a la tierra de donde vino, y deseo una bendición para su hermosa y amable alma.Me quedo mirando y noto cómo lo mira mi padre ante esas
—Dije que quites la mano del hombro de mi hijo. ¡Ahora!—grita Papá.En respuesta a su demanda, Santino aplica más presión a mi hombro. Sus dedos se hunden más allá de la tela de mi traje y se clavan en mi piel.—Suéltame—le gruño, golpeando contra su agarre. Sin embargo, él es demasiado fuerte. Estoy indefenso. No puedo hacer nada.—Tan irrespetuoso en el funeral de tu esposa—se burla Santino—. Me pregunto qué pensaría Gianna si no estuviera dos metros bajo tierra. Quizás la decepción de lo que eres como esposo la hizo saltar hacia la muerte. Sí, sí. Debió ser eso. Quizás ella prefirió la muerte a estar contigo.Enfurecido, Papá da un paso hacia adelante con sus armas, pero Santino toma represalias tirando de las suyas, acercándome más y colocando el cañón de acero en mi sien.Grito, dejando caer mi rosa y aprieto los dientes. Eso hace que papá se detenga en seco. Sus ojos se abren asustados y mi alma tiembla de miedo. Este hombre es el diablo. Papá siempre me dijo que nunca lo subesti
FiorellaEn la actualidad—Va a ser nuestra última noche aquí por un tiempo—declara Jacob, mirando alrededor de nuestro pequeño reservado en el restaurante.Llevamos tanto tiempo viniendo aquí que el lugar se ha convertido en un segundo hogar.—Lo sé—estoy de acuerdo.Una oleada de nostalgia me invade cuando pienso en todas las horas que hemos pasado aquí y en los años que hemos sido amigos.Ésta es también la última noche que lo veré durante mucho tiempo. Juguetonamente, le lanzo una bola de queso. La atrapa con la boca. Ambos nos echamos a reír y las personas en las mesas cercanas nos miran.—¿Has terminado de empacar? —me pregunta Jacob, poniendo su brazo sobre la mesa.—No sé qué tipo de pregunta es esa—borboteo, negando con la cabeza.Él es mi mejor amigo. Debería saber que no debe preguntarme algo así.Me voy a Florencia por la mañana en preparación para comenzar mi segundo año en la Accademia Delle Belle Arti. Mi sueño es convertirme en artista. He estado emocionada con ir a Fl
Solo entro aquí cuando papá quiere hablar sobre mis calificaciones o mi mensualidad. Como no hay razón para hablar de ninguna de las dos, ni siquiera puedo adivinar de qué demonios podría tratarse todo esto.Frankie abre la puerta y me pongo tensa ante la escena que tengo delante.Mi padre está sentado detrás del escritorio con una mirada desalentadora en los ojos, el rostro pálido y el sudor corriendo por un lado de su cara. Nunca lo había visto tan… perturbado.¿Asustado?Él parece asustado.Delante de él, en la silla de cuero con respaldo, hay un hombre que parece tener la misma edad que él. Un hombre más joven está al lado de papá, junto con el señor Marzetti, el abogado de nuestra familia. Nunca antes había visto a estos hombres en mi vida, y la apariencia de mi padre me pone nerviosa. El pánico se apodera de mí, haciéndome sentir que debería huir.Mi padre es un hombre que la mayoría llama intocable, pero lo que sea que esté sucediendo aquí no es bueno.El hombre que está al lado
LucianoMe quedo mirando a Manni, mi jefe de guardaespaldas, mientras se lleva a Fiorella. Si hubiese terminado aquí, la llevaría yo mismo a la casa. No él.Ya siento que me hierve la sangre al verlo tocarla. Verlo tocar lo que es mío. La princesa Rizzo, una mujer considerada preciada.Ella es la princesa encerrada en la torre. La acabo de trasladar de una torre a otra. La diferencia con esa historia es que no habrá ningún príncipe que la salve. Nadie vendrá a darle la libertad. Ella es el botín de guerra. El trofeo que vine a recoger.Si fuera un mejor hombre, sentiría lástima por ella. Es una víctima, una pieza en el tablero de ajedrez que ahora me pertenece.—Está hecho—dice el abogado, ese retardado de Marzetti. Vuelvo a centrarme en ellos mientras aplica el sello de la familia Rizzo al contrato.—Bien—dice Papá, retomando el liderazgo de nuestra visita. Aunque puedo sentir la mirada acalorada de Santino sobre mí, observo a Marzetti mientras reúne el contrato y lo
Lo que me detuvo fue ella. Fiorella. Mi corazón frío y muerto se despertó un poco y me compadecí de la princesa. Fue su apariencia cuando suplicó por sus sueños y su arte lo que me atrapó. Verme romper la mano de su padre habría sido demasiado para ella. Se habría sumado a la bomba que lanzamos esta noche.—No tenemos toda la noche, Santino—dice Padre con voz amenazadora.A regañadientes, él toma el contrato, lo revisa y saca un cortaplumas de su cajón. Una sonrisa baila en mis labios cuando se corta la punta del pulgar y la sangre gotea sobre la línea punteada.—Allí. Ahora lo tienes todo. —Él me mira—. Lo tienes todo.—Lo tengo, y tú no tienes nada—le respondo—. Será muy interesante ver qué sucede a continuación. Definitivamente interesante ver qué pasará cuando me case con tu hija, arruinando tus malditos planes.Sí, este bastardo tenía sus planes. En Pascua, presentó a su hija al submundo en el baile de caridad. Todos la vimos por primera vez. Sin que ella lo supiera, ese evento fu
Fiorella El miedo me golpeó en el momento en que salí del coche. Entonces vi la casa. Una mansión sobre la playa. Oscura y premonitoria como Luciano. La propiedad parecía enorme, como si se extendiera eternamente, y a la luz de la luna todo lo que podía ver era tierra y la suave brisa del mar entrando y saliendo de la costa. Riqueza. Eso es lo que decía todo. Dinero y poder. Dinero y poder suficiente para comprar a una persona. Cada vez que tenía miedo, solía correr hacia Jacob, o al menos llamarlo. Esta noche no puedo hacer ninguna de las dos cosas. No puedo salir de este lugar, y mi teléfono fue lo primero que me quitaron una vez que entramos a la casa. Una anciana había llegado a la puerta. La curiosidad llenaba sus rasgos. Aunque no me dijo nada mientras los hombres entraban, capté un destello de curiosidad en sus ojos y reconocí que era miedo. Los hombres me llevaron por una amplia escalera hasta el primer piso, donde continuamos hasta la habitación en la que estoy ahora. Enc
No puedo controlar el gemido de sorpresa que sale de mis labios. —No...—me ahogo, negando con la cabeza. —Sí. Quiero echar un vistazo a lo que es mío. Ay Dios mío. Eso es todo. Él me va a violar y no hay nada que pueda hacer al respecto. Mi instinto de supervivencia se activa y trato de pasar junto a él, pero una mano grande me sujeta la muñeca y me lleva de regreso a donde estaba. —Por favor, no...—le suplico. —Fiorella, si quieres congeniar bien aquí, me obedecerás o la vida será muy difícil para ti. —¿Obedecerte? ¿Quién te crees que eres? —Debo tener algún deseo de muerte al hacerle esa pregunta. No estoy pensando con claridad. ¿Quién podría hacerlo en esta pesadilla? —No me hagas responder eso, o repetirme—sisea—. Quítate la ropa. Dios mío... él habla en serio. Voy a tener que hacer esto. Obedecer. ¿Qué me pasará si no lo hago? ¿Qué es peor? ¿Estar dispuesta y permitir que me tome y me haga lo que quiera, o que lo tome violentamente? Me suelta, y la mirada endurecida que