—Estás corriendo un gran riesgo —le dijo Velkan en voz baja a Tamar— Y es peligroso.—Lo sé, pero ya estoy muy involucrada al ocultarle información al coronel Karaeva —replicó ella de igual forma bajando bastante la voz.—Eso no importará cuando hayamos huido —le dijo— También debo tomar algunas armas, no será fácil dejarlos atrás y necesitaremos con que defendernos.—Pues, yo tengo algo adicional por aquí —y diciendo estás palabras introdujo su mano debajo de la blanca bata y de su falda beige claro, y como por arte de magia sacó una pistola 9 mm— Esto es cortesía de mi ex —terminó diciendo con una pícara sonrisa.A Velkan casi se le caen los ojos de las órbitas, primero por el arma, segundo por la audacia de ella y tercero por la visión de la ropa íntima de la doctora Tamar. Pues sí que era todo un personaje. Velkan tomó el arma y la escondió rápidamente en una esquina de la cama, debajo del colchón. Luego tomó la mano de la doctora y le dió un breve beso. Esto hizo que ella se rubo
Velkan se acercó sigilosamente por detrás del guardia y lo golpeó con la empuñadura de su pistola en la nuca, el guardia cayó como un pesado fardo en el piso. Allí Velkan lo tomó por las axilas y lo arrastró adentro, luego lo puso en el baño junto con el otro guardia, y luego los inyectó a ambos con el tranquilizante que llevaba en otra jeringa.Salió de nuevo afuera para mirar si había alguien mirando o paseando por el amplio patio que tenía delante. Se dirigió hacia el lado izquierdo dónde la doctora le había dicho que estacionaria su automóvil. No era el único vehículo allí estacionado pero si el único sedán, los demás eran vehículos oficiales del ejército georgiano.Se acercó con precaución al coche, preparado para cualquier sorpresa, pero no tenía nada que temer, al verlo acercarse la doctora salió del auto y de improviso se echó en sus brazos, dejándolo paralizado, una vez más, por la sorpresa.—Tenía tanto miedo —le dijo al refugiarse en sus brazos, Velkan no le quedó de otra q
Velkan escuchó con claridad las palabras de Tamar, y algo en su interior se conmovió por los sentimientos que ella transmitía. Sabía que ella era una mujer divorciada, y casi viuda desde hacía más de diez años. Ésta era una situación que no se esperaba, por supuesto que había desarrollado una conexión con ella, no el balde de veían todos los días desde que despertó de su grave estado.Pero sus sentimientos estaban mucho peor que su estado físico, el haber perdido a Tatiana lo había convertido en un resentido, alguien que no deseaba o quería otra cosa sino la venganza. En realidad no sentía ánimos de pensar en nada romántico y no creía que pudiera establecer una relación en ese mismo instante. Pero tampoco era ajeno a las necesidades de otra persona y por supuesto que existían las necesidades físicas. Consideró como se podía sentir Tamar, una mujer sana, hermosa y muy agradable sin tener alguien con quién compartir sus intimidades. Con quién disfrutar de un abrazo o de una comida o un
Siguió acariciando con su mano mientras sus bocas seguían unidas en un cada vez más apasionado beso, Velkan hizo que ella se colocará completamente boca arriba y sin dejar de besarla abrió la camisa de ella para mover su mano sobre sus senos, un gemido de satisfacción brotó de la garganta femenina cuando los dedos del hombre de apoderaron de uno de sus pezones. Él había apartado el suave brassier que ella acostumbraba a usar, y le gustó porque detestaba los que eran rígidos y con varillas de hierro. Dejó la boca femenina para besar su cuello con suavidad e intensidad al mismo tiempo. Ella lo dejaba hacer, se sentía maravillosamente bien, la excitación era intensa y sumamente placentera, no recordaba haber sentido lo que ahora sentía. Los jugos íntimos ya mojaba por completo su ropa interior y rezumaban por sus pantalones de drill mojándose inevitablemente, ella sentía como escurría su intimidad y se sorprendía de ello. Cada cosa que le estaba ocurriendo era sorprendente para ella, p
Se bajó de encima y se tendió a su lado, ella lo miraba con una mezcla de placer compartido y un sentimiento muy parecido al amor, era más bien como una devoción por quien había hecho tanto por ella.—Fue maravilloso —su dulce voz inundó la silenciosa tienda de campaña— Nunca en mi vida me había sentido así.—Yo debo confesar que nunca he tenido una mujer como tú —sus palabras eran sinceras, realmente ella era una mujer extraordinaria— Eres tan sensitiva, fue increíble.—Puede ser por el tiempo que tenía "sin uso" —bromeó soltando un risa que sonaba como campanas de cristal.Velkan rió también, en realidad ella era genial, solo había compartido con ella el tiempo que estuvo en el hospital. Hablaban bastante de temas intrascendentes, del clima, del ambiente, la salud y muchas cosas más… Este compartir hizo que se fuera formando una amistad y un vínculo que se fue haciendo más fuerte a medida que fueron pasando los días.Tenían muchas cosas en común, como la música, las películas, y les
Velkan terminó de comer y de arreglar las cosas. Se volvió hacia ella para saber si necesitaba de algo, pero Tamar ya se había terminado de arreglar para partir, incluso ya se había colocado su mochila en los hombros.—¿Estás lista? —le preguntó aunque ya era obvio que lo estaba.—Sí —fue la rápida respuesta— Estoy lista.—Entonces sigamos, nos espera una dura jornada —al decir esto le sonrió como para darle ánimo.Aunque por lo que le había demostrado, ella era una mujer excepcionalmente fuerte. Se lo había demostrado en la primera parte de la huida, así que no esperaba que ella se rindiera a las primeras de cambio; sin embargo, la ruta a seguir no era sencilla y la distancia era considerable. necesitarían de varios días antes de llegar a la frontera con Armenia.Emprendieron la marcha en un día que prometía ser claro y soleado, aunque nunca se podrían descartar las tormentas imprevistas en esas montañas. Algunas veces podía caer una abundante nevada, aún en verano. El clima allí dep
—Tienes la tensión un poco alta —le dijo Tamar— y también el pulso un poco débil. Te daré algo para que te sientas mejor.Ella volvió a buscar con cuidado en su bolso de donde extrajo un par de píldoras, se las dio junto con la botella de agua y esperó a que se las tomara.—En un rato te sentirás mejor, ¡ya verás!Velkan decidió hacerle caso pese a que no se sentía muy mal, pero si tenía una extraña sensación en el cuerpo y la cabeza la sentía un poco pesada. Se recostó en el suelo y descansó la cabeza en una de las mochilas que había cargado.Ella se sentó a su lado y le puso una mano en el pecho, luego la movió hacia arriba y le acarició un poco la cara y el cuello. Lo hacía con movimientos delicados y suaves, él se dejó llevar disfrutando de las caricias que ella le prodigaba, se fue relajando, cada vez más con los ojos cerrados. Al poco rato estaba profundamente dormido, ella se levantó del piso y se asomó de nuevo hacia abajo en el risco.Se aseguraba de que no los vinieran sigui
Velkan estaba contento de que por lo menos, si ya se había dado la alerta, tuvieran el chance de sacar mucha ventaja de manera que no pudieran alcanzarlos pronto. Quería evitar lo más que pudiera un enfrentamiento directo con el ejército, y no era que sintiera miedo, si no que era desgastante por la presión de luchar con un enemigo más numeroso.Aparte de que se corría el riesgo de quedar atrapado o emboscado. No era una tarea fácil y también no quería exponer a Tamar a que saliera herida en un intercambio intenso de disparos. Él no sentía miedo al enfrentar a muchos enemigos juntos, ya lo había hecho en varias ocasiones. Aún en la última ocasión, cuando mataron a Tatiana y lo hirieron a él, no había sido el número de oponentes lo que había hecho que cayera, porque los había tenido a raya durante muchos días y había liquidado a una buena cantidad de ellos, había sido un tirador peligroso quien había podido herirlo, había sido un descuido, había descuidado el hecho de no estar en el t