Al escuchar el disparo Velkan dio varias vueltas sobre sí mismo para tratar de protegerse de un nuevo tiro, debía moverse para no presentar un blanco fácil para el tirador.Considerando la distancia desde donde había disparado y también las condiciones atmosféricas como humedad, viento y hasta la curvatura de la tierra, el tiro había sido literalmente soberbio, habían sido unos dos mil metros más o menos. No muchos tiradores eran capaces de realizar ese disparo, y en Europa podía contarlos casi que con los dedos de las manos, habían muchos buenos, pero éste era literalmente superior a casi todos los que conocía.De pronto algo le vino a la mente, recordó la conversación que había tenido con Zurab justo un día antes de salir… El nombre de Amir Barak vino a su mente de inmediato. Barak era un excelente francotirador, uno de los mejores de la vieja URSS y que tenía un historial de disparos casi impecable. Hacía que la gente recordara a los mejores francotiradores de la segunda guerra mu
Velkan acampó esa noche en las vertientes de la montaña con el sentimiento de que tenía que apresurar el trabajo que estaba haciendo. No sé sentía mal haciendo su trabajo, al menos antes no era así, sin embargo ahora quería tener un espacio para vivir su propia vida, hasta ahora solo había vivido lo que le pedían para sus misiones.Por supuesto que tuvo tiempo para uno que otro amorío, si embargo eran relaciones más bien superficiales, un poco sexo sin mucha convivencia, un poco de compartir, un poco de dormir juntos pero hasta allí, nunca había empeñado su corazón con ninguna de esas mujeres, eran solo amores pasajeros.Pero ahora era diferente, con Tatiana todo era diferente, aún el sexo era diferente y eso que no habían hecho más que tener un contacto casi superficial. Pero quería vivir con ella una vida completa, estar juntos cada día y cada noche, amanecer con ella en sus brazos y compartir cada momento con ella. ¿Hijos? Nunca se lo había propuesto, pero sí, ahora quería hijos, d
—¿Cuándo toca la revista médica? —preguntó Robert.—Lo hacen temprano, creo que a las siete de la mañana —respondió Velkan— Nos iremos temprano.—Eso espero, necesitamos contactar a Tamaz.—Sí, yo también quiero saber del viejo Tamaz —su mirada se volvió un poco nostálgica— Fueron muchas vivencias juntos, es un hombre leal.Pero no tuvo tiempo de hacer muchas reminiscencias, en ese momento entraba un doctor acompañado de dos enfermeras. Estuvieron haciéndole varios chequeos hasta que finalmente el doctor pareció satisfecho.—Bien, señor Velkan. Está usted en muy buenas condiciones físicas para su edad, no tiene daños internos y en general está bien, le daremos de alta inmediatamente.El doctor dijo todo esto con una cordial sonrisa en la cara, le dijo que haría la orden de el alta y se la enviaría para que la firmara, luego de ésto salió acompañado de las enfermeras.Robert se acercó a la cama y ayudó a Velkan a vestirse.—Bueno, no nos fue tan mal —su cara estaba un poco tensa pero s
Estuvieron jugando ajedrez y haciendo bromas mientras esperaban la comunicación de Tamaz, era cerca del mediodía cuando por fin llegó el mensaje cifrado que esperaban.Robert había programado la computadora para que emitiera una alerta cuando llegaran mensajes por la línea segura, ésta línea había sido una cortesía del Servicio Secreto de la mancomunidad Británica por los servicios prestados durante muchos años por Robert a la nación.Y aunque no era un agente activo actualmente el departamento de estado lo consideraba así, por lo que gozaba de ciertos privilegios, aún tenía licencia para actuar como agente calificado y tenía entrada a sitios que solo estaba permitido a agentes de alto rango, bueno, no en balde Robert había puesto su vida en peligro por su nación y sus intereses.El mensaje era sencillo: Nos vemos en un edificio cercano al del ayuntamiento de la ciudad en el centro, adjunto coordenadas, 1600 horas.Bien, era cuestión de esperar hasta la tarde, exactamente hasta las cu
Velkan se acercó con un poco de timidez al hombre que lo llamaba, no lo conocía, sólo sabía que le decían "jefe" y así lo llamaba él también.Apenas tenía un par de días en esa ciudad, en algún lugar de la frontera entre Alemania, Polonia y la vieja Checoslovaquia. Era un sitio con un clima duro, frío e inclemente, al que él no estaba acostumbrado, había vivido en climas más cálidos, como en las hermosas costas del caribe, donde había pasado casi toda su niñez y adolescencia.El jefe se le quedó mirando fijamente como si lo estuviera evaluando por undécima vez, era un hombre de dura apariencia y lo era, alguien con el que no se podía jugar o bromear, parecía que siempre estaba de mal humor, Velkan lo atribuía al mal clima, era difícil tener buen humor allí, en especial esa temporada de invierno.—Velkan, lo primero que haremos será cambiar tu nombre y buscar un seudónimo para ti —comenzó a decir el jefe, pero él lo interrumpió.—El nombre pienso conservarlo, jefe —dijo con tono firme
Estaban reunidos en la lúgubre oficina de siempre, pero está vez solo estaban el jefe, Lev y él. Nadie más estaba allí.Estuvieron conversando por un largo tiempo sobre las cosas que estaban pendientes para la "agencia" con quién ellos trabajaban, el jefe de estaba tratando de determinar qué misión sería la más conveniente para probar a Velkan y sus habilidades.Según Lev, él estaba preparado para realizar cualquier tarea y este hombre no hablaba de cosas por hablar, era uno de los mejores mercenarios y un muy buen entrenador, no era dado a la zalamería ni era de los que andaban soltando alabanzas a cualquiera. Si decía que estaba preparado para algo lo estaba. Y había dicho que Velkan había sido el mejor que había entrenado, y que sabía que iba a llegar muy lejos.—Creo que la mejor misión para nuestro querido novato es la recuperación de las joyas del Emir Muratt —al decir esto miró a los ojos de Lev para ver que opinaba. Él sabia que esta no era una mision fácil, tenian información
Después de eso, el jefe le entregó otro sobre, este era menos voluminoso que el anterior, lo abrió allí mismo y extrajo de él un fajo de papeles, entre otras cosas había unas fotografías de un individuo tomadas desde diferentes ángulos, Velkan las miró con analítico cuidado, y en unos momentos, a pesar de que el sujeto utilizaba gafas en la mayoría de ellas, lo había memorizado.Esta era otra faceta del entrenamiento donde Velkan había destacado ampliamente. Utilizar la mente era fundamental para alguien que tenía que trabajar en ese ambiente, necesitaba no solo de una buena memoria sino también de bastante agilidad mental para resolver situaciones de cualquier tipo, y por encima de eso necesitaba unos reflejos instantáneos para reaccionar de manera apropiada a cualquier situación, en especial a aquellas donde dependía su propia vida de esos reflejos.Ahora se sentía entusiasmado, era la oportunidad de demostrar de que realmente estaba hecho para este mundo que consideraba apasionante
Velkan se dió una ducha en su hotel y se dispuso a salir hasta la estación de Waterloo, allí iba a tomar el tren que lo llevaría al enlace del ferry para llegar a Francia dónde seguirían la antigua ruta del Expreso del oriente.Cuando llegaron a la estación de Calais para luego tomar el Direct Orient Express, que había sustituido al mítico Expreso Oriental.Este tren era de alta velocidad por lo que su tiempo era reducido para recuperar las joyas y abandonar el tren en un lugar en el que pudiera tomar otro transporte.Cuando subieron al tren casi todos los pasajeros ya Velkan estaba bien ubicado en el coche restaurante, de manera que podía ver a todos los que iban entrando, tomaba un café espresso fuerte, a lo turco como a él le gustaba.Subieron bastantes personas hasta que, casi al final de la lista de pasajeros, subió un tipo gorilesco con toda la pinta de guardaespaldas y detrás de él subió el individuo de las joyas, con sus sempiternos lentes oscuros a pesar de la hora y con un m