Robert estaba paseando por la biblioteca de su casa, estaba preocupado por Velkan, ya habían pasado casi dos horas desde que lo había llamado advirtiéndole de un tipo que había visto salir del estacionamiento de su edificio.Aunque se tardara mucho recogiendo algo de ropa ya debería estar llegando. Eran unos 40 minutos desde el edificio de Velkan hasta la mansión solamente y tal como él manejaba podía recortar ese tiempo hasta casi la mitad.No, no estaba tranquilo. Una especie de angustia le oprimía el pecho, una de las cosas más difíciles que había era el no saber. No tener noticias sobre algo o sobre alguien era muy estresante.De repente sonó su teléfono móvil, tenía una llamada entrante. Era un número desconocido.—¿El señor Robert Landford? —preguntaron por la línea.—Sí, ¿con quién tengo el gusto de hablar?—Es del hospital Saint Joseph, el señor Velkan Rottemberg nos pidió que lo llamáramos se encuentra en cuidados intensivos pero está fuera de peligro, estamos esperando a qu
Robert se quedó mirando por un momento a su viejo amigo. Entendía perfectamente lo que éste había querido decir. —¿Quieres decir que quien está ahora detrás de nosotros es alguien a quien conocemos bastante?—Mucho me temo que sí, eso es bueno y es malo… —dijo esto último con un pronunciado énfasis que le llamó la atención a Robert.—¿Puedes explicarte?—Es bueno porque si sabemos quién es podemos conocer también sus debilidades, sus puntos flacos, ¿Entiendes?—Ajá, ¿Y lo malo? —Que puede ser alguien que haya sido nuestro amigo y de alguna manera se haya desviado de su lealtad —su expresión era seria al hacer estás consideraciones— Y lo otro es que, si nos conoce, conoce también nuestras debilidades.—Ok, en todo caso no deja de ser complicado.—Así es —dijo con convicción— El panorama no es muy halagador.—Voy a ir hasta la casa, viejo —le dijo a Velkan dirigiéndole una mirada tranquilizadora— Necesitamos averiguar algunas cosas y yo voy a buscarlas, regresaré más tarde.—Está bien
Roberts se levantó de la silla donde estaba desde hace unas horas, ya era cerca de la una de la mañana y se sentía un poco aterido por el tiempo sentado en esa no tan cómoda silla. Sentía que estaba de guardia como cuando servía en el grupo de marines. Habían decidido entre él y Velkan que ambos estarían turnándose para descansar un poco.Se asomó por la ventana, todo parecía normal y aparentemente no había ningún peligro. Sin embargo, dada la peligrosidad de los adversarios era preferible no confiarse. Dió la vuelta y volvió a acomodarse en la silla. Velkan tampoco dormía, la intranquilidad de la jornada superaba al cansancio y al aporreo causado por la explosión. Estaba acostumbrado a vivir en peligro, para él eso era algo normal, parte de su trabajo y de su vida. Sin embargo, a veces pensaba en una vida tranquila, en un lugar en el cual pudiera estar sin pensar en que alguien quería matarlo.Pero ese pensamiento se detenía en la pregunta: ¿Con quién? Esa era la parte que no le gu
Velkan siguió el camino que le pareció más seguro y apropiado, éste subía gradualmente dando una especie de rodeo que bordeaba toda la falda de la montaña, subiendo poco a poco por un sendero bien marcado a pesar de que no se veían muchas personas por allí.Siguió caminando hasta el filo del mediodía y estaba llegando a lo que parecía ser la mitad del recorrido hacia la cima de esa montaña, a la distancia se podían apreciar otras montañas, como el Elbrús, dónde se había accidentado.Se detuvo cerca de unos arbustos y se sentó a descansar un poco, ya su tobillo estaba casi que completamente recuperado, no le dolía y le molestaba poco, fueron días bastante duros al estar inactivo físicamente, era algo a lo que no estaba acostumbrado.Ahora solo pensaba en cumplir con esta misión para poder tener algo más hermoso para vivir con su nuevo amor. El sólo pensar en Tatiana lo llenaba por completo de felicidad, era como agarrar nuevas fuerzas, como si le inyectaran adrenalina en las venas. Se
Al escuchar el disparo Velkan dio varias vueltas sobre sí mismo para tratar de protegerse de un nuevo tiro, debía moverse para no presentar un blanco fácil para el tirador.Considerando la distancia desde donde había disparado y también las condiciones atmosféricas como humedad, viento y hasta la curvatura de la tierra, el tiro había sido literalmente soberbio, habían sido unos dos mil metros más o menos. No muchos tiradores eran capaces de realizar ese disparo, y en Europa podía contarlos casi que con los dedos de las manos, habían muchos buenos, pero éste era literalmente superior a casi todos los que conocía.De pronto algo le vino a la mente, recordó la conversación que había tenido con Zurab justo un día antes de salir… El nombre de Amir Barak vino a su mente de inmediato. Barak era un excelente francotirador, uno de los mejores de la vieja URSS y que tenía un historial de disparos casi impecable. Hacía que la gente recordara a los mejores francotiradores de la segunda guerra mu
Velkan acampó esa noche en las vertientes de la montaña con el sentimiento de que tenía que apresurar el trabajo que estaba haciendo. No sé sentía mal haciendo su trabajo, al menos antes no era así, sin embargo ahora quería tener un espacio para vivir su propia vida, hasta ahora solo había vivido lo que le pedían para sus misiones.Por supuesto que tuvo tiempo para uno que otro amorío, si embargo eran relaciones más bien superficiales, un poco sexo sin mucha convivencia, un poco de compartir, un poco de dormir juntos pero hasta allí, nunca había empeñado su corazón con ninguna de esas mujeres, eran solo amores pasajeros.Pero ahora era diferente, con Tatiana todo era diferente, aún el sexo era diferente y eso que no habían hecho más que tener un contacto casi superficial. Pero quería vivir con ella una vida completa, estar juntos cada día y cada noche, amanecer con ella en sus brazos y compartir cada momento con ella. ¿Hijos? Nunca se lo había propuesto, pero sí, ahora quería hijos, d
—¿Cuándo toca la revista médica? —preguntó Robert.—Lo hacen temprano, creo que a las siete de la mañana —respondió Velkan— Nos iremos temprano.—Eso espero, necesitamos contactar a Tamaz.—Sí, yo también quiero saber del viejo Tamaz —su mirada se volvió un poco nostálgica— Fueron muchas vivencias juntos, es un hombre leal.Pero no tuvo tiempo de hacer muchas reminiscencias, en ese momento entraba un doctor acompañado de dos enfermeras. Estuvieron haciéndole varios chequeos hasta que finalmente el doctor pareció satisfecho.—Bien, señor Velkan. Está usted en muy buenas condiciones físicas para su edad, no tiene daños internos y en general está bien, le daremos de alta inmediatamente.El doctor dijo todo esto con una cordial sonrisa en la cara, le dijo que haría la orden de el alta y se la enviaría para que la firmara, luego de ésto salió acompañado de las enfermeras.Robert se acercó a la cama y ayudó a Velkan a vestirse.—Bueno, no nos fue tan mal —su cara estaba un poco tensa pero s
Estuvieron jugando ajedrez y haciendo bromas mientras esperaban la comunicación de Tamaz, era cerca del mediodía cuando por fin llegó el mensaje cifrado que esperaban.Robert había programado la computadora para que emitiera una alerta cuando llegaran mensajes por la línea segura, ésta línea había sido una cortesía del Servicio Secreto de la mancomunidad Británica por los servicios prestados durante muchos años por Robert a la nación.Y aunque no era un agente activo actualmente el departamento de estado lo consideraba así, por lo que gozaba de ciertos privilegios, aún tenía licencia para actuar como agente calificado y tenía entrada a sitios que solo estaba permitido a agentes de alto rango, bueno, no en balde Robert había puesto su vida en peligro por su nación y sus intereses.El mensaje era sencillo: Nos vemos en un edificio cercano al del ayuntamiento de la ciudad en el centro, adjunto coordenadas, 1600 horas.Bien, era cuestión de esperar hasta la tarde, exactamente hasta las cu