James Maxwell
Keane se escuchó de fondo mientras daba un largo trago a mi tarro de cerveza, todos estaban relajados, reían, chocaban sus tarros y cantaban.
― ¡James! ¡Levanta tu tarro! ―dijo Peter entre risas para que volviera a brindar, lo hice y luego los demás se unieron de nuevo, se escuchó el vidrio ser golpeado, la cerveza se derramaba en el centro de la mesa. Al bajar mi tarro medio vacío, miré más allá de nuestra mesa.
Mierda. Gruñí mentalmente. Vi a Emily retirándose su abrigo y luego tomando lugar en la mesa con otras personas, eran dos mujeres de espalda a nosotros y pude notar a tres hombres jóvenes más, uno de ellos tomó su abrigo y lo colgó en el respaldo de la silla de ella. Ese simple gesto, me hizo hervir en mi interior, apreté con fuerza la agarradera del tarro.
Emily EvansCoartada: Se adelantó el cumpleaños de las gemelas ya que ellas viajarían a Italia como regalo de parte de sus padres,habían estado de acuerdo en ayudarme, aunque aún faltaba dos semanas para el cumpleaños, preferí quemar mi cartucho antes de tiempo. Había conseguido de último momento, hablar con mi padre para pedirle que me dejara dormir con las gemelas, ya que el festejo seguiría con el resto de su familia en su casa y que ellos tenían sus propio equipo de seguridad, al ver que realmente estaba con ellas yque el resto seguía siendo verdad, aceptó, pero con la condición de estar a las seis de la mañana en casa para prepararme para el trabajo, advirtió que sería la únicavez que lo iba a permitir por ser hijas de los ministros más importantes del país, así
James MaxwellEntendí que mi autocontrol que tanto ejercía, se había ido a la mierda solo con ese movimiento de parte de ella. Estabaempezando a asustarme, ¿Cómo una niña de solo veinte años puede desarmarme de esta manera? No podía creerlo. Y necesitaba hacer algo para retomar de nuevo el control y la disciplina, poner los pros y los contras de lo que estaba haciendo, entonces, mientras nos mirábamos en total silencio, noté un lejano movimiento de luz reflejado contra el vidrio de la ventana que estaba al lado de la puertadetrás de ella.Teníamos espectadores.― ¿No dirás nada a mis palabras anteriores?&nbs
Emily EvansLimpié mis lágrimas una y otra vez, no podía controlar como me sentía, mis impulsos habían ocasionadoeste desastre. Mi padre sospechaba que algo estaba ocultando, al llegar a la casa hace unas horas atrás, ya tenía mis maletas hechas a la entrada, por más que quise apelar e insistir que estaba cometiendo un error, me mostró el vídeo.Un vídeo dónde estaba cenando con James en el local de comida china, cuando nos subimos al auto y luego cuando nos estábamos besando en la entrada de la casa.Mi padre me había gritado muchas cosas, amenazó con terminar el proyecto, pero sabía que iba a cometer unerror, así que me puso a decidir:“―Te vas a Estados Unidos o termino el proyecto, además de terminarlo, demandaré y mostraré pruebas ante un juez de abus
James MaxwellMeses después.Retiré mi casco amarillo y pasé una mano por mi cabeza para acomodar mi cabello, estabasaliendo de una de las minas en las que estábamos trabajando, al echar a andar el proyecto, nos habían salido más proyectos, y con ello, nos habíamos hundido en trabajo yo y el equipo. Peter bajó de la camioneta, lució algo tenso.― ¿Ya vas a la oficina? ―pregunté acercándome a él.―Sí, supuse que regresarías pronto…―noté más tensión, dejé mi casco en el cofre del auto.― ¿Qué pasa?―pregunté curioso.―Ella ha regresado. ―me tensé ahora yo, me quedé callado por un momento, no podía creer que Emily ha regresado, mi corazón se agitó a toda prisa y luego sonr
Emily EvansDominick apretó un poco mi mano haciéndome reaccionar, giré mi rostrohacia a él, sus ojos se clavaron en mí.― ¿Todo bien, preciosa? ―su acento inglés se escuchó más remarcado que el que solía escuchar. Asentí con una gran sonrisa.―Nerviosa nada más. ―él levantó una ceja.― ¿Por qué has visto a alguien? ―soltó de manera irónica, luego regresó la mirada al resto del lugar.―No. Nerviosa por regresar a ver a mi padre…―me solté sutilmente de suagarre, mi padre se acercó anosotros después de anunciar algo por el micrófono que ni presté atención. El sentimiento lo tenía a flor de piel, recordar que mi nana había viajado conmigo y que haya regresado con sus cenizas, me estrujaba el
James MaxwellCerré la puerta del servicio de mujeres detrás de mí, sentí como mi corazón latía a toda prisa por lo que habíahecho, mi cuerpo había reaccionado a su cercanía, a sus labios, no podía controlar lo que me estaba recorriendo por debajo de mi piel, se sintió como si estuviese en casa, la calidez de su cuerpo contra el mío…―Debes de controlarte. ―me dije a mi mismo, recordé que Biel me había dicho que George me estaba buscando. Crucé el pasillo, esquivé mesas, luego los busqué con la mirada, estabana unos metros de distancia, antes de intentar irme sin más, ambos se volvieron hacia a mí. George tenía a lado de él al prometido de Emily, al parecerquería seguir restregándomelo en la cara, así que aparté todo lo que esta
Emily Evans“Pum, pum, pum, pum” latía mi corazón a toda prisa. La electricidad corrió por debajo de mi piel haciéndome estremecerpor un momento, estaba tan cerca de él, con mi mirada clava en sus hermosos ojos azules, el olor a loción de baño estaba impregnándose a nuestro alrededor, tomé aire lentamente hasta llenar mis pulmones, dejándolo salir segundos después entre mis labios entreabiertos, parecía irreal el momento, ¿Cuántas noches soñé con este momento? Miles. Humedecí mis labios, su mirada bajó a ellos y luego regresóa mis ojos.― ¿C-Cómo es que has entrado si tengo seguridad por cada rincón de la casa? ―susurró esa pregunta sin dejar mimirada, intenté ocultar mi sonrisa triunfante, pero no pude del todo, me aclaré
James MaxwellNo podía creer lo que estaba escuchando. Me sentí capaz de pelear por ella, evitar un matrimonio y enfrentarme asu padre, había luchado por mantenerla al margen de mi vida, pero estos meses solo me había dado cuenta que había ignorado mis sentimientos, sentimientos los cuales nunca había sentido por nadie, mucho menos cuando me casé con Bárbara, era nuevo para mí, así como también me daba miedo perderme por ello.― ¿Solo está noche y mañana nos diremos adiós? ―pregunté, ella sonrió y negó, me sentíconfundido por un momento.―Estaba bromeando…―dijo con una sonrisa amedias, algo en mí me decía que estaba mintiendo. Me moví para quedar a un lado de ella, mirando el techo, ya estaba tan abrumado con su presencia, que sus palabras