Emily Evans
Quería un caparazón. Y uno muy grueso. Un caparazón que no le entrara absolutamente nada, ni toda esa rabia que James me había lanzado hace una hora en su nueva oficina. Había controlado muy bien lo que había provocado James en ese momento, salí sin bajar esa mirada, no quería verme frágil ante ellos por lo que acaba de gritarme.
― ¿Estás lista? ―preguntó mi padre cuando entró a la sala de juntas, que es dónde estaba con Austin y mi capacitación.
―No iré. ―dije, regresé mi mirada a los papeles, cuando no escuché nada de parte de mi padre, levanté la mirada a él de nuevo.
― ¿Qué pasa? ―preguntó, y yo negué. ― ¿Qué pasa? ―insistió ahora con un tono más fuerte.
―Solo que no tengo ha
James MaxwellLa mirada que me clavó Emily antes de cruzar el resto del pasillo, me molestó, ¿Cómo alguientan joven puede provocarme tantas sensaciones nuevas y prohibidas en tan corto tiempo? En mi cara me habían regresado mis palabras y no encontré algo en su mirada que mostrara miedo, dolor, decepción, al contrario, había seguridad en sus palabras, mostró una seguridad canija que me dejó sin palabras, tomé aire y lo solté lentamente para controlar mi cuerpo, mi mente sobre todo, me aclaré la gargantay caminé detrás de ella.―Señorita…Evans. ―remarque su apellido condureza, ella se detuvo, siguió dándome la espalda, luego se volvió hacia a mí con sorpresa fingida, eso me hizo arrugar su ceño. ¿Qué? ¿La niña es bipolar?<
Emily EvansSus ojos centellaron ira muy contenida, noté que sus hombros se tensaron.― ¿Qué es lo que sabes de sustentabilidad?¿Acaso tienes una carrera? Solo tienes veinte años. ―bajé mis manos a mis costados.― ¿Qué problemas tienes con la maldita edad? ―no pude evitar no sonar molesta. ―No me conoces aun. ―él arrugó su ceño. ―No sabes que estudié desde muy temprana edad, terminé estudios antes que muchos, si, a mis veinte años he recién terminado mi carrera en administración y soy muy a mi cortad edad, especialistaen energías renovables. ―abrió sus ojos mucho más con mucha sorpresa. ― ¿Ves? no sabías que detrás de aquella “niña” con solo “veinte años” tiene herramientas, tienes que dejar de juzgar a la gente por
James MaxwellKeane se escuchó de fondo mientras daba un largo trago a mi tarro de cerveza, todos estaban relajados, reían,chocaban sus tarros y cantaban.― ¡James! ¡Levanta tu tarro! ―dijo Peter entre risas para que volviera a brindar, lo hice y luego los demás se unieron de nuevo, se escuchó el vidrio ser golpeado, la cerveza se derramaba en el centro de la mesa. Al bajar mi tarro medio vacío, miré más allá de nuestra mesa.Mierda. Gruñí mentalmente. Vi a Emily retirándose su abrigo y luego tomando lugaren la mesa con otras personas, eran dos mujeres de espalda a nosotros y pude notar a tres hombres jóvenes más, uno de ellos tomó suabrigo y lo colgó en el respaldo de la silla de ella. Ese simple gesto, me hizo hervir en mi interior, apreté con fuerza la agarradera del tarro.
Emily EvansCoartada: Se adelantó el cumpleaños de las gemelas ya que ellas viajarían a Italia como regalo de parte de sus padres,habían estado de acuerdo en ayudarme, aunque aún faltaba dos semanas para el cumpleaños, preferí quemar mi cartucho antes de tiempo. Había conseguido de último momento, hablar con mi padre para pedirle que me dejara dormir con las gemelas, ya que el festejo seguiría con el resto de su familia en su casa y que ellos tenían sus propio equipo de seguridad, al ver que realmente estaba con ellas yque el resto seguía siendo verdad, aceptó, pero con la condición de estar a las seis de la mañana en casa para prepararme para el trabajo, advirtió que sería la únicavez que lo iba a permitir por ser hijas de los ministros más importantes del país, así
James MaxwellEntendí que mi autocontrol que tanto ejercía, se había ido a la mierda solo con ese movimiento de parte de ella. Estabaempezando a asustarme, ¿Cómo una niña de solo veinte años puede desarmarme de esta manera? No podía creerlo. Y necesitaba hacer algo para retomar de nuevo el control y la disciplina, poner los pros y los contras de lo que estaba haciendo, entonces, mientras nos mirábamos en total silencio, noté un lejano movimiento de luz reflejado contra el vidrio de la ventana que estaba al lado de la puertadetrás de ella.Teníamos espectadores.― ¿No dirás nada a mis palabras anteriores?&nbs
Emily EvansLimpié mis lágrimas una y otra vez, no podía controlar como me sentía, mis impulsos habían ocasionadoeste desastre. Mi padre sospechaba que algo estaba ocultando, al llegar a la casa hace unas horas atrás, ya tenía mis maletas hechas a la entrada, por más que quise apelar e insistir que estaba cometiendo un error, me mostró el vídeo.Un vídeo dónde estaba cenando con James en el local de comida china, cuando nos subimos al auto y luego cuando nos estábamos besando en la entrada de la casa.Mi padre me había gritado muchas cosas, amenazó con terminar el proyecto, pero sabía que iba a cometer unerror, así que me puso a decidir:“―Te vas a Estados Unidos o termino el proyecto, además de terminarlo, demandaré y mostraré pruebas ante un juez de abus
James MaxwellMeses después.Retiré mi casco amarillo y pasé una mano por mi cabeza para acomodar mi cabello, estabasaliendo de una de las minas en las que estábamos trabajando, al echar a andar el proyecto, nos habían salido más proyectos, y con ello, nos habíamos hundido en trabajo yo y el equipo. Peter bajó de la camioneta, lució algo tenso.― ¿Ya vas a la oficina? ―pregunté acercándome a él.―Sí, supuse que regresarías pronto…―noté más tensión, dejé mi casco en el cofre del auto.― ¿Qué pasa?―pregunté curioso.―Ella ha regresado. ―me tensé ahora yo, me quedé callado por un momento, no podía creer que Emily ha regresado, mi corazón se agitó a toda prisa y luego sonr
Emily EvansDominick apretó un poco mi mano haciéndome reaccionar, giré mi rostrohacia a él, sus ojos se clavaron en mí.― ¿Todo bien, preciosa? ―su acento inglés se escuchó más remarcado que el que solía escuchar. Asentí con una gran sonrisa.―Nerviosa nada más. ―él levantó una ceja.― ¿Por qué has visto a alguien? ―soltó de manera irónica, luego regresó la mirada al resto del lugar.―No. Nerviosa por regresar a ver a mi padre…―me solté sutilmente de suagarre, mi padre se acercó anosotros después de anunciar algo por el micrófono que ni presté atención. El sentimiento lo tenía a flor de piel, recordar que mi nana había viajado conmigo y que haya regresado con sus cenizas, me estrujaba el