Nos vemos más tarde con un nuevo capítulo. Espero que estén disfrutando de esta novela.
Cierro los ojos y bufo con alivio. Me paso la mano por la polla y compruebo que sigue en el mismo lugar. «Estás cagado como la m****a, Lud, tienes que calmarte, te estás comportando como un imbécil» Deslizo las manos por mi cara y le doy gracias a Dios de que aquella terrible experiencia solo fuera un sueño. El peor que he tenido en mi vida. Aspiro un par de profundas bocanadas de aire para tratar de normalizar la respiración y los latidos frenéticos de mi corazón. Llevo mis manos hasta mi cuello y suelto el nudo de la corbata para permitir la entrada de aire hacia mis pulmones con mayor fluidez. ―Señor, hemos llegado ―anuncia, Johnson, sacándome de mi aturdimiento y desconcierto, incluso, la borrachera que llevaba encima se ha esfumado como por arte de magia con aquella pesadilla―. ¿Necesita ayuda? Desvío la mirada hacia el retrovisor y le hago una señal con la cabeza para indicarle que todo está bien, que yo mismo puedo hacerme cargo de todo. Abro la puerta y salgo del auto al mi
Me quejo cuando siento mi cabeza palpitar con un intenso dolor que está a punto de partir mi cerebro en dos mitades. Me giro en otra posición, buscando acomodo sobre la almohada mullida para hacer que el dolor desaparezca, pero no lo consigo. Gimo porque las punzadas se hacen insoportable, así que decido salir de la cama para pedirle a mamá que me dé un calmante para la terrible jaqueca que está a punto de volverme loca. Sin embargo, cuando abro los ojos me doy cuenta de que aún es de noche y que no estoy en mi habitación. Elevo las manos y me aprieto las sienes, porque mi sorpresa no ha hecho otra cosa que empeorar el malestar. ¡Madre mía! Mis padres me van a matar cuando se enteren de que no pasé la noche en casa. Tengo que conseguir mi teléfono y comprobar si hay mensajes o llamadas de ellos. Quedaron en que iban a comunicarse conmigo en cuanto llegaran al asilo en el que está alojada mi abuela, pero debido a la borrachera que me pegué perdí la conexión con el mundo. Me incorporo
―Yo, yo… ―noto con gusto, el movimiento de su garganta. Está nerviosa y eso me fascina―, debo ir a casa. El único lugar al que irá será directo a mi cama. ―¿Irte? Asumo el control de la situación y esta vez me siento satisfecho de que Rachel se encuentre en pleno uso de sus cinco sentidos. Dispuesta para lo que tengo preparado para ella. Me tomo una pausa y juego con su impaciencia. En el poco tiempo que llevo conociéndola, me he dado cuenta de lo mucho que la inquieta estar en este tipo de situaciones y lo afectada que se siente por mi cercanía. Ella es tan receptiva a mis estímulos que me hace sentir famélico y sediento. Por supuesto, soy consciente de mi asombrosa habilidad para reconocer las señales en una mujer excitada. Sin embargo, tengo que reconocer que con Rachel he descubierto cosas que no conocí con ninguna de mis amantes. Puedo llevar su excitación a niveles insospechados sin siquiera tocarla. Provocarle orgasmos con una simple caricia. Y eso es lo que me tiene obsesion
¿Cuándo antes estuve tan duro e impaciente? Mi boca se seca al ver ese sexo tan empapado e hinchado. Está desesperada por tenerme dentro de ella, pero es algo que no le voy a facilitar. Quiero que pague por la tortura a la que me sometió, por haberme puesto en una mala posición frente a una mujer y hacerme quedar mal. ¡Porque ella es la única culpable de lo que sucedió! Sonrío satisfecho. Se ve como un corderito a punto del sacrificio. Un ángel inocente y puro seducido por un demonio que busca venganza y satisfacción. Un bocado que pienso devorar hasta quedar satisfecho. Mi polla cobra vida cada vez que se trata de ella. Está tan dura que podría taladrar una pared con la punta sin sufrir ningún tipo de daños. No encuentro explicación precisa para lo que sucedió esta noche cuando intenté desahogarme follando a Perla, pero no pude conseguir una m*****a erección luego de que la mojigata se colara en mi mente y apagara mis ganas de la misma manera en que lo hace el pulso electromagnético
Había llegado a un punto en el que ya no podía dar marcha atrás. Estaba consciente de las consecuencias y de lo que sucedería si él aparecía antes de que lograra escapar de este lugar. Para ser sincera conmigo misma, nunca tuve las intenciones de irme de aquí, porque, muy en el fondo, quería y deseaba con todas las fuerzas de mi alma que, Lud, tomara mi virginidad. Estaba decidida a mandar al diablo toda la educación cristiana que había recibido desde que era una niña. Olvidar las tantas veces que escuché decir durante el sermón dominical que el sexo era un instrumento perverso y que su práctica fuera del matrimonio sería castigada de forma severa. Sin embargo, una vez que lo vi sentado en aquel sillón con ese aspecto de demonio perverso y su mirada siniestra, desvistiéndome sin siquiera usar sus manos; supe que la decisión estaba tomada. Estaba dispuesta a convertirme en una pecadora si Lud era la recompensa. Pero sabía que, para tenerlo, tendría que despojarme de cualquier inhibici
Decido finiquitar con el suplicio en el mismo instante en que mi polla se hincha a su máxima expresión, debido a que la demonia comienza a contonear sus caderas y hace que su vagina se deslice sobre mi tronco, dejándolo embadurnado con todos sus fluidos. Su coño está tan empapado que podré deslizarme dentro de él con suma facilidad. Siquiera imaginar lo tortuoso que será mi viaje a través de sus paredes apretadas e inexploradas me tiene a punto de perder el control. «Joder, Lud, contrólate o la cagarás como nunca. Eres el puto rey del sexo, demuéstrale a esta chiquilla que eres capaz de darle la mejor experiencia de su insípida vida. Enséñale de lo que ha estado perdiéndose todo este tiempo» ―Es suficiente por ahora, Rachel ―deslizo mis manos por su espalda hasta que llego a sus nalgas y las meto por debajo de cada una de ellas para separarlas―. Es hora de que me haga cargo de la situación. Deja caer su cabeza hacia atrás y pega un chillido que repercute en la punta de mi polla y la
La tiendo de espaldas sobre la cama y abro sus piernas de par en par para tener mayor acceso y llegar a lo más profundo de su estrecha vagina. Vuelvo a empujarme de una sola estocada que la hace arquearse estrepitosamente debido a la violencia con la que ensancho sus paredes para obligarla a recibir mi polla por completo. Aprieto los dientes con fuerza, arrebatado por las diferentes emociones que me provoca tomarla de esta manera, sentir su entrega voluntaria y su redención. Conquistar su inocencia se ha convertido en uno de mis mayores logros, uno por el que estaba dispuesto a sacrificar cualquier cosa con tal de poder librarme de esta obsesión que siento por ella. Una que se ha convertido en un vicio del que se me ha hecho difícil desprenderme. Balanceo mis caderas con inclemencia, hasta que el calor se esparce por todo mi cuerpo y un latigazo de electricidad azota mi columna vertebral, haciéndome estremecer mientras vacío en su interior hasta la última gota de mi semen. Caigo c
Arranco la sábana de mi cuerpo y salgo de la cama. Esta conversación comienza a tonarse un poco incómoda. ¿Novios? No sé qué tipo de ideas se ha recreado dentro de su cabecita ingenua, pero me siento satisfecho de habérselo aclarado antes de que haya confusiones innecesarias. No soy un hombre del tipo sentimental, todo lo contrario, soy de los que toma las oportunidades cuando las consigue. Es justo que sepa a qué atenerse desde ahora. Al fin y al cabo, nunca le ofrecí nada a cambio. ―¿Qué vamos a hacer hoy? ―me detengo a mitad de camino al escuchar su pregunta―. ¿A dónde piensas llevarme? Suelto el aire que hasta ahora no di cuenta que estaba reteniendo dentro de mis pulmones. Pensé que se sentiría ofendida por mi respuesta y que huiría cuando sus perspectivas sobre un romance o algún tipo de relación entre nosotros, se hicieran trizas. Por supuesto, estaba nervioso, porque la opción de perderla me aterraba. Sí, mi idea desde un principio era follarla para poder arrancarme del alma