Mañana nos leemos con un nuevo capítulo!!
―Ese hombre me da muy mala espina, Rob, no sé por qué, pero tengo el presentimiento de que está obsesionado con Rachel ―le explico, sin apartar la mirada del auto en el que se la llevan―. Siempre está detrás de ella, acosándola, siguiéndola, rondando cerca de Rachel. Incluso, se la pasa metido en casa de sus padres, manipulándolos a su conveniencia con la religión para que ellos digan y hagan lo que él les ordena ―analizo todas las veces en la que lo he encontrado cerca de mi amiga y, llego a la conclusión, de que ese sujeto nunca me ha querido cerca de ella―. Estoy convencida de que ese hombre es la razón por la que los padres de Rachel me detestan. Sé que se ha encargado de meterles ideas negativas sobre mí para que ellos no me quieran cerca de ella e impidan que seamos amigas. Creo que quiere apartarnos, porque soy el obstáculo más grande que tiene para llegar a mi amiga. Desde la primera vez que lo vi cerca de Rachel, algo en su manera de actuar, la forma en que reacciona cada vez
―Yo, no ―niego con la cabeza―. Son solo desperdicios. Aprieto los dedos alrededor del empaque. No quiero tener que decirle lo que sucedió. Me avergüenza que lo sepa. Mi amiga se abre paso a través de la pequeña rendija que dejé abierta. ―Robert, cariño, ¿puedes dejarnos solas, por favor? Comienzo a temblar de pies a cabeza. ―Espero que te encuentres bien, Rachel. Expresa, Robert, desde el lugar en el que se encuentra parado. ―Gra… Gracias. Le respondo, nerviosa. Luego vuelca su atención en mi amiga. ―Dispón de todo el tiempo que necesites, cariño, iré a hacer algunas llamadas, mientras hablas con tu amiga ―la besa en la boca y se le queda mirando como si fuera su mundo entero―. Fue un placer saludarte, Rachel ―noto la extraña manera en que me mira una vez que sus ojos se desvían hacia mi rostro. Su barbilla se tensa y una sombra oscura y peligrosa oscurece sus pupilas, haciéndolo ver más peligroso de lo que ya parece. Me veo obligada a bajar la vista hacia el piso, porque no pu
Tengo la misma opinión que Robert. Ese tipo esconde algo muy turbio y, por supuesto, que voy a descubrirlo. Cinco minutos después llegamos a la zona en la que está ubicado el templo religioso. Por supuesto, una ubicación muy cercana a la casa de Rachel. Como anillo al dedo. Mi objetivo se dirige hacia interior de la edificación, ignorante de que lo sigo de cerca. Aprovecho la oportunidad y salgo del auto. Debo averiguar quién en realidad es este hombre, así que es hora de hacerle una visita. Jacob hace lo mismo, rodea el vehículo y se detiene a mi lado. ―Espera aquí ―le indico a mi chofer, que aguarda paciente por instrucciones. Me pongo la chaqueta, saco los lentes de sol del bolsillo interno y me los coloco―. Volveré en algunos minutos. Ese cura y yo tendremos una larga y entretenida charla. ―Por supuesto, señor. Estaré atento en el caso de que me necesite. Fijo la mirada en la fachada de influencia bizantina, sobre todo, en la cúpula semiesférica que cubre la parte central del e
―¡Voy a matar a ese desgraciado! ―vocifero enfurecida, echando chispas por los ojos y dispuesta a lo que sea para vengar a mi amiga, por lo que ese degenerado le hizo―. Pero esto no se va a quedar así, nooo que vaaa ―ignorando las súplicas de Rachel, atravieso la casa y salgo por la puerta principal―. Voy a enfrentar a ese miserable y a ponerlo en evidencia delante de todos. No me doy cuenta, sino hasta que un par de fuertes brazos me rodean, que Rob, ha dejado el auto y ha salido a mi encuentro. ―¿Qué es lo que está mal, cariño? Lo miro a los ojos y, ese simple acto, hace que la represa se rompa y comience a temblar de la ira. ―Ese… ese… ¡Ese cochino depravado! Maldigo, afligida. Oculto mi cara en el hueco de su cuello y rodeo su cuerpo con mis brazos. No puedo soportar que ese ser maligno y despreciable esté intentando aprovecharse de una mujer tan inocente e indefensa como Rachel. Además del hecho de que esté usando la religión como un instrumento de beneficio personal para lle
Es la primera vez en mucho tiempo que duermo como un corderito. Quizás se deba a que, al llegar a casa, me di un buen pajazo en nombre de la señorita religiosa. Por supuesto, no es que haya sido suficiente, pero como un abrebocas no está nada mal. Imaginarla de piernas abiertitas y con sus tetas embadurnadas de mi semen, me catapultó casi de inmediato a un sorprendente y descomunal orgasmo. Suelto un bostezo y estiro mi cuerpo desnudo. Ladeo mi cabeza y observo la hora en el reloj que está sobre la mesa de noche. Son cerca de las cinco de la tarde, hoy no es necesario que vaya al club, pero la verdad es que me aburro quedándome en esta casa sin hacer nada. Con suficiente tiempo por delante, decido quedarme un rato más metido en la cama. Me abrazo a la almohada y apoyo mi cabeza sobre el suave material de plumón de ganso. Con una hora más de sueño podré conseguir que mis músculos adoloridos logren relajarse. Ayer tuve una sesión de ejercicios muy exigente. Estaba de mal humor, obstina
Una hora después, la fiebre comienza a mermar. Me siento mucho mejor. Sin embargo, estoy muy preocupada por la reacción de Victoria. No es que no esté de acuerdo con ella, sino que, un enfrentamiento con el reverendo Graham la pondría en una peor situación con esta comunidad. Él se ha encargado de que todos sus habitantes la consideren como una pecadora que no merece el perdón de Dios ni de sus feligreses. ¿Acaso no se dan cuenta todos de lo que él pretende? No quiero que se meta en problemas por mi causa. La conozco, es impulsiva y decidida. Sé muy bien que cuando se le mete algo en la cabeza no hay quien la convenza de lo contrario. Suelto un jadeo y doy un respingo cuando un par de toques en la puerta me toma por sorpresa. Me doy un vistazo rápido en el espejo de tocador para asegurarme que ninguna de las marcas que hay en mi cuerpo quedó al descubierto. Me he puesto un vestido de mangas largas y cuello alto para ocultarlas. Tendré que usar este tipo de vestimenta hasta que desap
Sé que debería salir corriendo y alejarme de este lugar para siempre, pero mis piernas no me responden. He quedado como piedra y con los ojos clavados en aquella asquerosa e inmunda escena. ¿Cómo pudo engañarnos de esta manera? ―Soy el instrumento de Dios y él está hablando a través de mí, Michael ―pronuncia con la voz ronca y cargada de deseo―. Está diciéndote que esta es la única manera en la que puedes ser perdonado y absuelto por tus faltas ―susurra al incrementar la velocidad de sus embestidas―, de que vuelvas a encaminarte por el sendero del Señor, nuestro padre. A través de la abertura de sus piernas, puedo ver las del chico. Su cuerpo oculto tras la figura musculosa y fuerte de la del reverendo Graham. Su perpetrador, el ser más miserable y sucio de este planeta. De repente se aleja de él, lo arrastra a empujones y lo sube sobre la mesa de madera de seis puestos que está ubicada en el centro de la habitación. Lo acuesta de espaldas sobre esta y, acto seguido, encarama sus pie
Noto la mirada extrañada de mi chofer a través del retrovisor, una vez que le indico la ruta a seguir. No es hasta ese instante en que me doy cuenta de lo que estoy haciendo. ¡Carajos! ¿Llevarla a la Campiña? Dudo. Para ser sincero, fue una respuesta natural y espontánea. Pero, ¿cuándo antes estuve motivado a invitar a mujer alguna a mi espacio privado y sagrado? ¡Joder, joder, joder! ¡Nunca lo hice! «¿Es en serio, Lud? ¿Tanto te está afectando la mojigata?» La Campiña ha sido por muchos años un refugio sagrado al que recurro en mis tiempos de crisis. Es mi escape seguro para los momentos más turbulentos de mi vida. La última vez que visité aquel lugar fue cuando mamá murió. Fueron días difíciles y complicados para mí. Los más duros y dolorosos de mi vida. ¿Qué es lo que estoy haciendo? Inhalo profundo. Elevo la mirada y busco a mi chofer en el retrovisor para cambiar mi decisión y pedirle que nos lleve a la casa de Rachel, no obstante, un débil murmullo me obliga a desviar la mirad