Nos vemos esta noche o mañana temprano con un nuevo capítulo!!
El auto se detiene frente a las puertas del famoso club nudista Sweet Sacrifice. Mis investigaciones siempre me han llevado hasta este mismo lugar y esta mañana pretendo encontrar información de la boca del mismísimo Ludwig Reeves, el dueño del local. Desde que supe que Rachel estaba involucrada, de alguna manera, con este sujeto, mi curiosidad se ha incrementado al máximo.Salgo del auto y me abrocho los botones del saco antes de dirigirme hacia la entrada.―Buenos días ―muestro mi credencial y espero que sea suficiente para que me permitan acceder al interior de las instalaciones―, busco al señor Reeves.Los dos hombres que están parados en la puerta me examinan de pies a cabeza antes de que uno de ellos me responda.―Lo siento, pero no hay visitas programadas para el día de hoySonríe como si aquel hubiera sido su mejor chiste del día.―Más te vale que hables con tu jefe y le digas que, si me niega la entrada, en menos de cinco minutos tendrá a todas las agencias de seguridad de est
No sé por qué razón este sujeto me causa tanta inquietud. No se debe a que sea un fiscal ni al hecho de que ando metiendo sus narices en mis asuntos, sino que hay algo en su actitud que me da mala espina.―Debes estar preguntándote la razón por la que estoy haciendo esta visita.¿Qué come que adivina? Pongo cara de circunstancia y sonrío al notar que ha comenzado a tutearme. Bien, yo también sé jugar a este juego, señor fiscal. Busco a Jacob y le hago una señal para que nos traiga café. Tengo una resaca que me está partiendo la cabeza en dos. Estaba a punto de irme a casa para pasar el malestar cuando me anunciaron su inoportuna visita. ―La verdad es que estoy intrigado ―me acomodo en el sillón y vuelco la mirada sobre él―. Así que, Dígame, fiscal De Luca, ―pronuncio su nombre con cierto tonillo―. ¿Qué lo trae por este lugar?La conversación se ve momentáneamente interrumpida con la aparición de Jacob y una de mis empleadas más antiguas. Observo al sujeto mientras Eloísa sirve el café
―Esa misma noche también perdí a la mujer que amaba. Su nombre era Rachel. Sus palabras quedan resonando en lo más profundo de mi mente. ¿Eran amantes? ¿Era Ludwig el padre de su hijo? Siento que el mundo comienza a dar vueltas. Esto es mucho más complicado de lo que imaginaba.―Nada de lo que sucedió fue una m*****a coincidencia, Massimo. Quienquiera que sea que haya sido la persona que intentó asesinarme, es la misma que quemó su casa y asesinó a toda su familia. Tienes que ayudarme a encontrar al verdadero culpable, Massimo, y hacerle pagar por la muerte de mi mujer y sus padres.Mi cerebro sigue entumecido, ni siquiera puedo asimilar sus siguientes palabras. ¿En qué momento se desvirtuó esta visita? ¿Ayudarlo? Mi cerebro acaba de quedar congelado, no tengo idea de cómo responder a su pregunta.―Tienes los recursos y el equipo necesario para hacer un rastreo y seguir las pocas pistas que se han recabado durante las investigaciones, ―insiste―. Estoy dispuesto a colaborar contigo en
Observo al fiscal hasta que abandona mi local.―Puedes explicarme, ¿en qué demonios estabas pensando?Dejo el vaso en el mostrador del bar y fijo la mirada en su rostro.―¿Hacer nuevos amigos?Comento divertido y sonrío al verlo voltear sus ojos.―Comprendes bien a lo que me estoy refiriendo, Lud.Meto las manos en los bolsillos de mi pantalón y respondo a su inquietud.―Mis tentáculos no llegan hasta donde pueden hacerlo los de ese tipo.Por fin comienza a entender a donde voy con esto.―¿Intentas usarlo a tu conveniencia?Asiento en acuerdo.―Sí, Jacob, ese hombre es el único que puede ayudarme a encontrar al maldito que estuvo detrás de la desaparición de Rachel y de nuestro intento de asesinato ―mi mandíbula se tensa debido a la ira que siento―. No voy a desistir hasta averiguar lo que pasó con ella ―admito, determinado―. Nadie me va a sacar de la cabeza, que ella sigue viva y que está esperando a que la encuentre ―niego con la cabeza―. Esta vez no voy a defraudarla.Asiente en com
Abro los ojos y noto que el sol entra a raudales a través de los cristales de las ventanas. ¿Cómo es posible que el día sea tan radiante cuando siento que vivo en una noche perpetua? Por un instante me siento confusa, pero las paredes blancas de esta habitación y el olor a desinfectante dan cuenta del lugar en el que me encuentro.Cierro los ojos e inhalo profundo. Cada día que pasa es un centímetro más que me hundo en un foso oscuro y profundo de tristeza y desolación. No soporto sentirme de esta manera. La ansiedad y la pena comienzan a pasarme factura. No he podido dormir bien desde que reaccioné después de la paliza que recibí de aquel hombre y que me puso al borde de la muerte. ¿Por qué se ensañó conmigo? Nunca le hice daño a nadie, así que no entiendo el motivo de su vileza.«¡Es tu culpa, m*****a zorra! Todo esto lo provocaste tú misma. Te dije que te mantuvieras dejos de él. Y, ¿qué fue lo primeros que hiciste? ¡Revolcarte cual puta con ese malnacido!»―¡No!Me incorporo abrupt
Permanezco inmóvil y aguardo en silencio hasta que el médico termina de suturar su mano herida. Estoy preocupado por Rachel. Estos episodios violentos se están haciendo más constantes. Tengo que saber el motivo que los desencadena. Ella habla de un hombre que quiere hacerle daño, pero no ha mencionado de quién se trata. Supuse que se refería al sujeto que intentó asesinarla en aquel callejón, pero ahora estoy convencido de que no tiene nada que ver con él. Me pica la lengua por preguntarle, pero no quiero presionarla más allá de la cuenta. Está atravesando por un momento difícil y complejo. Muchas cosas se han juntado para provocarle estos episodios de pánico y ansiedad. Un intento de homicidio, el incendio, la muerte de sus padres y la pérdida de su bebé. El hijo de Ludwig Reeves.Me consuela saber que no hubo daños mayores.―¿Tendré que permanecer hospitalizada por más tiempo?Pregunta Isabella con cara de preocupación.―No, señora De Luca ―le explica mientras envuelve su mano con un
Una vez que Massimo sale de la habitación cierro los ojos e inhalo profundo. No me salen las palabras, se me han quedado atragantadas en medio de la garganta. Tengo toda la intención de negarme, porque comprendo que es una locura, no puede echarse encima una responsabilidad que no le compete. ¡Por Dios! ¡Ni siquiera me conoce! ¿Acaso se ha vuelto loco? No puede ir por la vida proponiendo ideas tan descabelladas como esas. Hay gente aprovechada y malintencionada que pueden valerse de las buenas intenciones de personas como él…―Personas como el padre GrahamComento en voz baja. Tan solo mencionar su nombre provoca escalofríos a lo largo de mi columna vertebral y que se ericen los vellos de mi nuca. Ese hombre me aterroriza hasta lo profundo de mis huesos y provoca un revoltijo nauseabundo en el fondo de mi estómago. El concepto del mal se queda pequeño e indefenso ante un sujeto tan maquiavélico y abominable como él. Nunca pensé que pudiera existir un ser con tanta maldad contenida en s
Dos semanas después―Mueve tu jodido culo, Lud, y sal de esa m*****a cama.Gimo debido al intenso dolor que hace palpitar mi cabeza y la tiene a punto de estallar. Tiro con disgusto de la sábana y doy la espalda cuando Rob abre las cortinas y permite que los rayos del sol se cuelen a mi habitación, invadiendo todos los rincones. Siento que mis corneas se derriten en cuanto la luminosidad impacta directamente contra ellas.―Vete a la m****a, entrometido ―espeto enojado―, déjame en paz o juro que me levanto de esta cama y parto tu bonito rostro a puñetazos.A pesar de mi mala actitud y de cualquier amenaza que le lance, no está dispuesto a darse por vencido.―¿Crees que te queden fuerzas suficientes para abandonar ese puto desastre en el que te la has pasado metido las dos últimas semanas y demostrarme lo hombrecito que eres?Aquellas palabras exacerban mi irritabilidad y hacen palpitar mi cerebro como bomba de tiempo. Mi mandíbula se contrae debido a la ira que me provocan y mis dientes