Espero que disfruten de este nuevo capítulo!!
Ha vuelto a tener otra de sus pesadillas. Suele gritar en medio de la noche o cada vez que se queda profundamente dormida. Algo la está atormentando y estoy seguro de que nada tiene que ver con el ataque del que fue objeto. Hay algo más, pero aún no he podido averiguarlo. Antonio recabó suficiente información sobre ella y su familia, pero no hay nada de la relación que tuvo con el hombre que la dejó embarazada.―¡No, Ludwig! ―me doy la vuelta rápidamente y me acerco a la cama―. ¡Yo te amo! ―quiero abrazarla y reconfortarla sobre mi pecho, pero sé que me rechazará si lo hago―. ¡Por favor, no me dejes!Me siento al borde del colchón y la sostengo de los hombros.―Despierta, Isabella, es solo una pesadilla.Abre los ojos y me mira con preocupación. Su rostro está inundado de lágrimas. No soporto verla tan devastada. Sé que la pérdida de su bebé fue demasiado para ella, pero hay algo más que la está destruyendo. Conozco de primera mano esa expresión que maltrata su hermoso rostro. La vi en
Observo mi mano y muevo los dedos. Poco a poco he ido recobrando la movilidad después de la golpiza que me dieron Ludwig y el lacayo de su socio. Mi mandíbula todavía siente el rigor de aquella violencia. Todo por culpa de esa zorra barata que quiso dárselas de santa. Recordar lo sucedido todavía me hace enfurecer. ¿Qué se han creído esos malditos bastardos? Juro que tarde o temprano me van a pagar lo que me hicieron. Por supuesto, no será nada fácil acercarse a ellos. Reeves tiene muchas influencias al igual que el lamebotas de Robert. Esos cabrones creen que tienen a Dios agarrado por la chiva, pero juro que conseguiré una manera para saldar mi cuenta con ellos. No me detendré hasta destruirlos y hacer polvo sus miserables vidas.Bebo un trago de mi vaso y tiemblo de rabia cuando los amargos recuerdos llegan a mi mente.―¿Crees que puedes venir a mi club y maltratar a una de mis chicas cuando se te dé la gana? ―me toma por sorpresa cuando suelta el primer puñetazo directo a mi cara.
Una vez que Isabella se queda dormida, salgo de la habitación y me detengo en el corredor. Me paso las manos por la cara y meso mi cabello con impotencia.―¿Qué demonios estoy haciendo?Una voz responde a la pregunta que me hago a mí mismo, tomándome por sorpresa.―Lo mismo me he estado preguntando, Massimo ―suelto un suspiro de resignación―. ¿Cómo se te ocurre ponerle el mismo nombre de mi hermana?Miro a ambos lados del pasillo y me aseguro de que no haya nadie en los alrededores que pueda escuchar esta conversación.―Porque fue lo único que se me ocurrió en ese instante, Antonio ―le explico, avergonzado―. Tú mejor que nadie sabe que aún llevo su identificación en la cartera, así que, cuando la administración me pidió información, usé lo que tenía a la mano.Ahora es que me doy cuenta del alcance de lo que hice.―Todo el mundo sabe que tu mujer está muerta ―me recuerda―. ¿Cómo piensas explicarlo?¡Joder! Para ser sincero, no pensé en ello.―Nadie tiene por qué enterarse ―me defiendo,
El auto se detiene frente a las puertas del famoso club nudista Sweet Sacrifice. Mis investigaciones siempre me han llevado hasta este mismo lugar y esta mañana pretendo encontrar información de la boca del mismísimo Ludwig Reeves, el dueño del local. Desde que supe que Rachel estaba involucrada, de alguna manera, con este sujeto, mi curiosidad se ha incrementado al máximo.Salgo del auto y me abrocho los botones del saco antes de dirigirme hacia la entrada.―Buenos días ―muestro mi credencial y espero que sea suficiente para que me permitan acceder al interior de las instalaciones―, busco al señor Reeves.Los dos hombres que están parados en la puerta me examinan de pies a cabeza antes de que uno de ellos me responda.―Lo siento, pero no hay visitas programadas para el día de hoySonríe como si aquel hubiera sido su mejor chiste del día.―Más te vale que hables con tu jefe y le digas que, si me niega la entrada, en menos de cinco minutos tendrá a todas las agencias de seguridad de est
No sé por qué razón este sujeto me causa tanta inquietud. No se debe a que sea un fiscal ni al hecho de que ando metiendo sus narices en mis asuntos, sino que hay algo en su actitud que me da mala espina.―Debes estar preguntándote la razón por la que estoy haciendo esta visita.¿Qué come que adivina? Pongo cara de circunstancia y sonrío al notar que ha comenzado a tutearme. Bien, yo también sé jugar a este juego, señor fiscal. Busco a Jacob y le hago una señal para que nos traiga café. Tengo una resaca que me está partiendo la cabeza en dos. Estaba a punto de irme a casa para pasar el malestar cuando me anunciaron su inoportuna visita. ―La verdad es que estoy intrigado ―me acomodo en el sillón y vuelco la mirada sobre él―. Así que, Dígame, fiscal De Luca, ―pronuncio su nombre con cierto tonillo―. ¿Qué lo trae por este lugar?La conversación se ve momentáneamente interrumpida con la aparición de Jacob y una de mis empleadas más antiguas. Observo al sujeto mientras Eloísa sirve el café
―Esa misma noche también perdí a la mujer que amaba. Su nombre era Rachel. Sus palabras quedan resonando en lo más profundo de mi mente. ¿Eran amantes? ¿Era Ludwig el padre de su hijo? Siento que el mundo comienza a dar vueltas. Esto es mucho más complicado de lo que imaginaba.―Nada de lo que sucedió fue una m*****a coincidencia, Massimo. Quienquiera que sea que haya sido la persona que intentó asesinarme, es la misma que quemó su casa y asesinó a toda su familia. Tienes que ayudarme a encontrar al verdadero culpable, Massimo, y hacerle pagar por la muerte de mi mujer y sus padres.Mi cerebro sigue entumecido, ni siquiera puedo asimilar sus siguientes palabras. ¿En qué momento se desvirtuó esta visita? ¿Ayudarlo? Mi cerebro acaba de quedar congelado, no tengo idea de cómo responder a su pregunta.―Tienes los recursos y el equipo necesario para hacer un rastreo y seguir las pocas pistas que se han recabado durante las investigaciones, ―insiste―. Estoy dispuesto a colaborar contigo en
Observo al fiscal hasta que abandona mi local.―Puedes explicarme, ¿en qué demonios estabas pensando?Dejo el vaso en el mostrador del bar y fijo la mirada en su rostro.―¿Hacer nuevos amigos?Comento divertido y sonrío al verlo voltear sus ojos.―Comprendes bien a lo que me estoy refiriendo, Lud.Meto las manos en los bolsillos de mi pantalón y respondo a su inquietud.―Mis tentáculos no llegan hasta donde pueden hacerlo los de ese tipo.Por fin comienza a entender a donde voy con esto.―¿Intentas usarlo a tu conveniencia?Asiento en acuerdo.―Sí, Jacob, ese hombre es el único que puede ayudarme a encontrar al maldito que estuvo detrás de la desaparición de Rachel y de nuestro intento de asesinato ―mi mandíbula se tensa debido a la ira que siento―. No voy a desistir hasta averiguar lo que pasó con ella ―admito, determinado―. Nadie me va a sacar de la cabeza, que ella sigue viva y que está esperando a que la encuentre ―niego con la cabeza―. Esta vez no voy a defraudarla.Asiente en com
Abro los ojos y noto que el sol entra a raudales a través de los cristales de las ventanas. ¿Cómo es posible que el día sea tan radiante cuando siento que vivo en una noche perpetua? Por un instante me siento confusa, pero las paredes blancas de esta habitación y el olor a desinfectante dan cuenta del lugar en el que me encuentro.Cierro los ojos e inhalo profundo. Cada día que pasa es un centímetro más que me hundo en un foso oscuro y profundo de tristeza y desolación. No soporto sentirme de esta manera. La ansiedad y la pena comienzan a pasarme factura. No he podido dormir bien desde que reaccioné después de la paliza que recibí de aquel hombre y que me puso al borde de la muerte. ¿Por qué se ensañó conmigo? Nunca le hice daño a nadie, así que no entiendo el motivo de su vileza.«¡Es tu culpa, m*****a zorra! Todo esto lo provocaste tú misma. Te dije que te mantuvieras dejos de él. Y, ¿qué fue lo primeros que hiciste? ¡Revolcarte cual puta con ese malnacido!»―¡No!Me incorporo abrupt