Uno más. Si me da tiempo, publico nuevo capítulo esta noche!!
¡Joder! La presencia de Erik y Lucius solo significa una cosa: se filtró la información de mi regreso. ¡Maldita sea!―Lo siento, jefe ―el primero en responder es Lucius. Gira su mirada hacia Rachel y se frota la nuca con preocupación antes de hablar―. El señor Antonio nos envió para explicarle los detalles del viaje ―algo grave está sucediendo como para que mi segundo al mando envíe a dos de sus subalternos a comunicarme información importante. ¡Carajo! ¿Tenía que ser precisamente hoy? No me queda otra que atender este asunto con premura. Necesito estar enterado de cualquier acontecimiento hasta que el avión despegue y pueda sacar a Rachel de este país. Su seguridad está en juego y no estoy dispuesto a arriesgarla. Me doy la vuelta y la miro a los ojos―. Cariño, por favor espérame en el auto, debo atender esto antes de irnos ―ella me mira dudosa, pero luego asiente en acuerdo. Le doy un beso en la frente y le acaricio la mejilla con la yema de mi pulgar―. Erick te va a acompañar hasta
Seis meses despuésEstos meses han sido más duros y difíciles de lo que había pensado. Tratar de llevar una vida normal no ha sido posible. Los recuerdos me siguen atormentando y no me permiten vivir en paz. Sigo sin poder conciliar el sueño, he tratado de disimularlo, pero las ojeras me delatan. Por otro lado, el odio que siento por todos aquellos que me lastimaron se ha ido incrementando.Gracias a la ayuda de Massimo, a su compañía y su comprensión, he podido sobrellevarlo. Durante todo este tiempo él ha sido mi roca, el pilar que sostiene mis fundaciones, el camino que me conduce a un horizonte seguro. Si no hubiera aparecido aquella noche, esta mujer que soy ahora, no existiría.Ahora tengo mucha hambre, hambre de venganza. Ludwig Reeves, ese maldito asesino que se hace llamar padre y la mujer que ordenó mi muerte, van a pagar caro por su maldad. Destruyeron a la chica inocente que solo quería ser amada y construyeron a una llena de rencor, ira y mucho odio.Respiro profundo para
Mi mente se ha convertido en mi gran aliada y compañera. Poco a poco me he ido librando de parte de mi pasado, olvidando aquellas partes que evitaban que me convirtiera en la mujer que quiero y deseo ser. Lo he ido logrando con mucho trabajo y esfuerzo, pero los resultados son más que satisfactorios.El teléfono comienza a sonar mientras me desplazo en la limusina para regresar a casa. Una emocionada sonrisa se dibuja en mi boca en cuanto veo la imagen que aparece como fondo en la pantalla. Una foto de nosotros dos, abrazados en la cama y sonriendo felices como un par de tontos enamorados.Por supuesto, no ha sucedido nada entre Massimo y yo, pero no se puede ignorar, así como así, la fuerte atracción que estalla y echa chispas cuando estamos cerca. Es poderosa y magnética. Nos atraemos como los polos opuestos, congeniamos y encajamos, al igual que lo hacen las piezas de un rompecabezas. Lo más importante de todo, es que confiamos y nos sentimos a gusto el uno con el otro.Respondo al
Pongo el seguro de la puerta para evitar interrupciones, porque tengo el presentimiento de que mi chica tiene algo especial preparado para mí. Un ramalazo de excitación recorre todo mi cuerpo y tensa por completo cada parte de mi miembro. Camino hasta el lavabo, recuesto mi culo contra la encimera del lavamanos y, con gran impaciencia y emoción, espero su llamada. Me siento como un jovencito cachondo en la víspera de su primera experiencia sexual. ¿Qué se traerá entre manos?Estoy a punto de dejar caer el móvil con la entrada de su llamada, pero logro retenerlo antes de que suceda. Una vez que respondo, se me paralizan los pulmones y el corazón.―¡Por el amor de Dios, principessa! ―expreso, mortificado y sin aliento en cuanto veo un precioso par de pechos desnudos acaparando toda la pantalla de mi celular―. ¿Piensas matarme de un infarto?Para el mayor de mis desconciertos, termina la llamada y me deja con la pregunta en la boca. ¿Qué carajos? Miro mi teléfono, quizás con la esperanza
―Lo siento, bebé ―con la polla atrapada entre sus dedos, la acerca a sus labios seductores sin apartar su mirada coqueta de la mía y deposita un sutil beso sobre la punta que la pone a palpitar con desenfreno―, pero tendrás que esperar hasta esta noche.¿Qué? ¿Piensa dejarme así?La observo desconcertado y confuso por lo que acaba de hacer. Se pone de pie, rodea mi cuello con sus manos y me besa con una pasión que hace que mis ganas se dupliquen en un chasquido. Sin embargo, corta el beso cuando comienzo a animarme, pensando que las cosas proseguirán su curso desde el punto que lo dejó. No obstante, se aparta risueña y satisfecha, recoge la toalla del piso y cubre su cuerpo antes de echarme de su habitación.―Cierra la puerta cuando salgas, Massimo ―gira su rostro sobre su hombro y con esa mirada seductora y cautivadora que me coloca al borde del orgasmo, se deshace de mí sin ninguna compasión―, debo terminar de arreglarme.No sé qué jueguito se trae entre manos, pero sea cual sea, me
No hemos soltado nuestras manos desde que salimos de la casa. Me siento cómoda con Massimo, mucho más de lo que me había sentido jamás. Sin embargo, no quiero que esta distracción me aparte de mi camino hacia la venganza. No puedo permitir que nada se interponga en ello.En el mismo instante en el que entramos al restaurante, que está ubicado en el mismo hotel en el que pasaremos la noche, todas y cada una de las miradas se dirigen hacia nosotros. Hombres y mujeres observan impresionados mientras nos desplazamos por el interior. Me aferro del brazo de mi acompañante para sostenerme y no resbalar con los altísimos tacones que estoy calzando, puesto que aún no consigo dominarlos a pesar de que tengo una semana practicando con ellos para domarlos y convertirlos en parte integral de mis extremidades. Soy la m*****a ama de la seducción y es parte de la personalidad que ahora forma parte de mí. Sentirme y verme poderosa, sexy y seductora; son las armas más poderosas de las que dispone una m
Apenas entramos a la habitación nos transformamos en un par de seres desenfrenados, voraces y famélicos. Su boca impacta sobre la mía y absorbe mi lengua con una avidez que me hace temblar de pies a cabeza.―Por el amor de Dios, principessa, por fin serás mía ―expresa sobre mis labios con tanta necesidad que me eriza los vellos y envía fogonazos de calor a través de todo mi cuerpo―. Tenía muchas cosas preparadas especialmente para los dos antes de llevarte a la cama, pero, m*****a sea, has provocado que me olvide de cada una de ellas.Sonrío cuando noto la impotencia que hay en su voz. Me desea tanto como yo lo hago, así que no necesitamos de preámbulos ni de ninguna otra cosa que encienda nuestras ganas porque estamos a punto de incinerarnos.―Ve al grano, Massimo ―suplico sobre sus labios ansiosos―, dame lo que tanto necesito, por favor, no me hagas esperar más.Gimo, aturdida, a punto de derretirme entre sus brazos. Aumento la presión con mis piernas alrededor de su cintura y agito
Una noche más sin poder dormir. Siento que la cabeza me va a explotar en miles de pedazos. Tomo la cajetilla de cigarros de la mesa de noche y saco un cilindro. Abro la gaveta y saco un yesquero, sin embargo, cuando estoy a punto de encenderlo, un recuerdo se abre paso en mi memoria…―¡Joder! ¿Qué carajos me está pasando? Salgo de la cama después de hacer el amor con Rachel, ahogado y perturbado por las emociones que me embargan. «¿Ahora lo llamas hacer el amor, Lud? ¿Dónde está el hombre que solo follaba? ¿Te estás ablandando? ¿La mujer que está en tu cama te está convirtiendo en un hombre débil? ¿Acaso te estás enamorando de Rachel?»Maldigo por lo bajo y hago desaparecer el pensamiento de un manotazo. Frustrado, cojo mis cigarrillos y el encendedor. Antes de alejarme, le doy un último vistazo a la chica de cabellera enmarañada y cuerpo desnudo que está tendida sobre mi cama. Sin darme cuenta, una sonrisa inadvertida se abre paso en mi boca y mi corazón desata una andanada de lati