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4. Que comience la acción

[LIAM]

Me quedo acostado sobre la cama esperando a que ella entre a la habitación, y no puedo creer lo que estoy haciendo, pero todo sea por intentar conquistarla. Tomo mi móvil, comienzo a revisar los mensajes de Twitter para distraerme y disimular que la estoy esperando. Mis ojos pretenden mirar la pantalla del móvil, pero mi mente está en su llegada hasta escucho la puerta de la habitación abrirse. Levanto mi vista y allí esta ella, se ve guapísima con unos pantalones sumamente cortos que podrían ser la tentación de cualquiera.

Me mira fijamente y lleva sus manos a sus ojos cubriéndolos — ¡Liam lo siento! No sabía que no estabas vestido, tu hermana me dijo que pasara— Se disculpa con un poco de vergüenza.

No puedo evitar sonreír ante su reacción, pero debo comportarme como si nada, aunque me cueste mucho — Tranquila Xime, ven aquí.— Le digo sentándome en el borde de la cama.

— ¿No te quisieras cambiar primero?— Me pregunta descubriendo sus ojos, pero sin mirarme aún.

— Por mí no hay problema, pero si te molesta me cambio.— Le respondo con una media sonrisa.

— No me molesta, solo que sería mas cómodo hablar con alguien que esta vestido.— Explica con una amplia sonrisa mientras se sienta a mi lado.

— Vale...— Me limito a responder.

Me levanto de la cama y lentamente camino hacia el guardarropa sabiendo que estoy caminando en bóxer frente a ella. Lo abro, busco un pantalón corto, lo descuelgo y me giro para mirarla. El verla allí sentada sobre mi cama me provoca de maneras inexplicables. No sé como estoy pudiendo actuar tan normal ante esta situación, no es que nunca haya estado en mi habitación o yo en la suya, pero mis sentimientos hacia ella han ido creciendo día a día al igual que las ganas por tenerla entre mis brazos. La miro observándome tímidamente mientras me cambio y puedo notar como se ha puesto nerviosa ante esta situación, quizás Candela tenía razón y de alguna forma se siente atraída hacia mí. Me termino de colocar mi pantalón y vuelvo a sentarme a su lado — ¿No te colocaras una camiseta?— Inquiere mirándome fijamente.

— Xime... hace demasiado calor.— Le digo inocentemente.

— Vale... tienes razón.—  Me dice sonriéndome mientras comienza a jugar con su largo cabello. 

«¿Lo estará haciendo a propósito?» Me pregunto a mí mismo.

— Dime ¿A qué se debe esta grata sorpresa?— Le pregunto haciéndome es distraído.

— Verás, quería que habláramos y aclaráramos lo que sucedió anoche.— Expresa sin mirarme. 

Para que pueda conquistarla debo de ser paciente, no puedo decirle que fue el mejor beso que he dado y me han dado en mi vida, mucho menos puedo decirle que me muero de amor por ella... necesito ir de a poco — Si entiendo... No sé que nos paso.— Le digo restándole importancia al asunto.

— Yo tampoco.— Comenta sin mirarme —Creo que habrán sido los tragos— Dice con su mirada esta vez fija en la mía.

Tengo sumamente claro que no han sido los tragos lo que no ha llevado a besarnos, pero tampoco quiero decirle que fueron las ganas locas de besarla que me han hecho hacerlo — Puede ser— Respondo sin entrar en más detalles.

— Yo quería que habláramos de eso porque no quisiera que nuestra amistad se viera afectada por eso.— Se explica. 

— Lo entiendo, y no te preocupes, aunque...— Intento decir.

— ¿Aunque qué?— Me pregunta al ver que no he finalizado la frase.

— Aunque quisiera saber ¿Te ha molestado que nos besáramos? — Me atrevo a cuestionar.

Puedo ver en su rostro que mi pregunta le ha tomado por sorpresa y no sabe muy bien que responder — Eh... la verdad, me ha tomado por sorpresa lo que sucedió, pero no... no creo que me haya molestado.— Admite sin mirarme mientras acomoda un mechón de cabello detrás de su oreja.

— A mí también.— Le miento.

— Bueno, pero no es nada del otro mundo, ha sido tan solo un beso  ¿no?— Me dice nerviosa —No hay porque hacer un problema de esto... o contárselo a nadie... ¿no? — Expresa.

— Claro que no, pero tu novio nos ha visto.— Le digo serio.

— Si, pero ya he aclarado todo con él.— Se defiende.

— Vale, y bueno... Dime ¿cómo has estado todo este tiempo que no estuve por aquí...?— Averiguo tratando de cambiar de tema.

— Todo ha estado en orden ¿Y tú? ¿Qué tal tu gira por Latinoamérica?—  

Estoy por responderle cuando Sabrina y Laura entran a la habitación y se lanzan sobre nosotros haciendo que caigamos a la cama de espaldas.

— ¡Tío! ¡Xime!— Exclama.

— ¿Qué sucede princesa?— Le pregunto abrazándola sobre mi pecho. Miro a mi lado y Ximena hace lo mismo son Laura.

— ¡Vamos a la piscina!— Propone mientras coloca sus pequeños brazos alrededor de mi cuello.

— Esta bien, ya voy, ¿sí? Vayan alistándose— Les pido.

—¡Vale!— Responden al unisonó y Sabrina sin querer apoya su rodilla sobre mi estomago causando que me quede sin aire.

Las niñas salen deprisa de la habitación mientras Ximena y yo aun seguimos acostados sobre la cama. Nos giramos de lado quedando cara a cara mientras nos reímos de la situación ya que estoy intentando recuperar el aire. Ella me mira un poco preocupada y se acerca hacia mí para ver cómo me encuentro... otra vez sus labios están cerca de los míos y debo controlarme para no besarla nuevamente — ¿Te encuentras bien?— Me pregunta mientras sostiene mi rostro entre sus manos.

— Creo que si, solo que me he quedado sin aire— Le dejo saber colocando una mano sobre mi estomago y la otra sobre su cintura. 

Ella me mira de una forma diferente que no comprendo muy bien que significa, pero me encanta la manera como lo está haciendo — Eh... ¿Nos levantamos?— Propone nerviosa.

— ¿Por qué no te quedas y vienes a la piscina con nosotros?—  Le pregunto sin levantarnos aún.

— Esta bien... voy a casa a buscar mi traje de baño y regreso, ¿sí?— Me deja saber.

— Esta bien...— Le respondo mientras me pongo de pie al final de la cama.

Extiendo mis brazos para ayudar a levantarla y la tiro con bastante fuerza haciendo que quedemos sin distancia entre nuestros cuerpos. Coloco mis manos en su cintura y le lanzo una sonrisa — Perdóname— Le digo intentando provocarla. 

— No hay problema— Dice mientras intenta zafar de la situación y sale rápidamente de la habitación. —Regreso enseguida...— Me grita desde fuera de la habitación y yo solo puedo sonreír al saber que de alguna forma mi cercanía la pone nerviosa. Quizás pueda lograr que ella se enamore de mi. Al menos eso intentare. 

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