Nunca pensé que me llegara a gustar tanto el campo, el cantar de los gallos, el cantar constante de las cocás, el olor que desprende el ganado en los corrales, el olor de la leche pura recién hervida. El sonido de los grillos en la noche, el aroma de las frutas recién cortadas, arrancar la yuca, arriar el ganado, ordeñar la leche, ver el atardecer y el amanecer en el valle del Sinú.Catalina tenía razón, esta tierra era mágica. Adicional si con Bodoque estaba tratando de armar un glosario, con el señor Henry haré un diccionario. Casi nunca le entiendo sus dichos, pero me saca carcajadas, ya tenía pegado el dicho «muñeca e’ burro.» Se utiliza para decir que algo era delicioso, agradable, que gusta mucho. Y como la señora Rosalba cocinaba como los ángeles, a cada rato lo decía.Desde hace días me encierro en el cuarto para lograr aprenderme más vallenatos, ya había cantado y ahora quería hacerlo de nuevo, antes de irnos. Por agradecimiento lo haré, al abuelo le gustaba mucho esa música.
Verla ingresar me aceleró el corazón y no tiene por qué. Ella solo es mi amiga. —En este cuarto hace frío. Échate pa’ un lado. —¿Qué pasa? —Na, es que llueve muy feo. Se metió debajo de la sábana, me dejó en la orilla, y se aceleró aún más el órgano dentro de mi pecho. —Bodoque, me vas a sacar de la cama. —¡¿Quién dijo?! Yo soy la que estoy en la orillita. —¡No seas mentirosa!, tu cuerpote ocupa casi toda la cama, sacas a cualquiera de ella, eres muy ancha. —Se sentó. —Disculpa Dylan. Salió del cuarto sin mirarme. Ahora, ¿qué le picó? No dije nada malo. Sea lo que sea mañana hablo con ella. El sueño me alcanzó cuando el aguacero disminuía la intensidad. Me dio mucha nostalgia despedirme de los abuelos. Quedé comprometido en volver cada año, les dije que no sé sí mi mamá le alcance para comprar los pasajes, ellos se ofrecieron a pagar los tiquetes. Sin duda eran una familia muy generosa, amable, cariñosa y se habían ganado mi respeto y admiración. Catalina ha pasado distante,
No comprendía muy bien lo ocurrido, papá tenía toda la cara toda golpeada, mi mamá abrazaba a Dylan, mientras él me agarra la mano, ahora si no la quería soltar, tampoco había dejado de llorar. Y al verlo he llorado con él.—Mi mamá, mi mamá. —Era lo único que decía. Un policía se acercó a nosotros.—Señor Suárez debe venir con nosotros para levantar los cargos de homicidio culposo en contra del señor Miller por el asesinato de la señora Miller e intento de homicidio contra la señora María de Gaitán. Debe contar lo ocurrido. Ya hablé con la señora María y ella se presentará en la delegación de policía después que la examiné un médico, medicina legal debe enviar el reporte.—Por supuesto oficial.Se dirigió a nosotros, Dylan seguía llorando y dando gritos, verlo me tenía el corazón añuñio, no quería verlo sufrir, pero mataron a su mamá.Sam, amor. Llévate a los niños a la casa, trata de calmar a Dylan, me encargaré de todo, regresaré con la señora María.—Luis. —Mamá lloraba—. No puedo
A mitad de escaleras el abuelo se encontró con Dylan.—No me pongan más esa inyección.—¡Ese es mi pelao!Vi las ganas que tenía de abrazarlo, pero se contuvo, fue mi abuelo quien le estiró los brazos y él se lanzó a ellos.—Tienes que comer, corazón.Negó ante el comentario de mi abuela, le acarició el cabello rubio, luego se sentó a mi lado, tomó mi mano para tenerlas entre las suyas, me gustó saber que era un alivio para él.—Debes comportarte como un varón, mañana es el sepelio de tu mamá, muestra al hombre que crio.—Henrry…Al día siguiente, mientras escuchábamos el sermón del sacerdote oficializando las últimas palabras de despedida, vimos como la tierra caía sobre el cajón de madera. Llegó Lucas y Vicky, el primero lo abrazó, Dylan solo disponía de una mano. La otra desde que nos arreglamos para venir al cementerio no la había soltado.Parecía tenerla pegado a la mía. Vicky le dio un beso en los labios, era su novia, también se quedó a su lado y lo tomó de la mano. Cuando vi q
Habían pasado ocho meses de la muerte de mi madre, me hacía mucha falta, demasiada, no lograba calmar mi ansiedad o bueno, debo ser sincero conmigo mismo, solo hasta hace un mes que logré calmarla cuando fui a la fiesta de Fabricio, desde que ando con él Lucas dejó de hablarme y Bodoque… Nos reconciliamos en su cumpleaños, recordé lo que me dijo esa noche cuando malogré los nudillos de mi mano.—Debemos llevarlo a la clínica, esas manos no se ven bien. —dijo la señora Samanta.—Ya no tenemos seguro médico. —mi abuela bajó la cabeza.—Nosotros pagamos. —intervino el señor Luis—. Me cambio de ropa y salimos señora María.No apartaba la mirada de Bodoque, seguíamos mirándonos. Me hice a un lado, algo atontado con el sedante.—Bodoque, ¿a qué te referiste con adiós? Su mirada era un reclamo muy grande. Yo sé que estaba mal, pero entiéndanme, mataron a mi madre y fue mi padre. —Estoy cansada de que no luches por lograr tus sueños, hazlo por la memoria de su madre. Tengo rabia contigo, no
Después de salir de clases vi a Bodoque hablando con Lucas en el pasillo, ¿otra vez estos juntos?, me quedé vigilándolos. Hablaron más de media hora y seguían, ya me estaba molestando cuando me interrumpieron. ¡Vaya suerte!—Te ves muy bien con ese aire de chico malo que te gastas ahora, Dylan.—Gracias, Vicky.—Tranquilo, Lucas se encuentra enamorado de Aby o por lo menos es algo serio. —sonreí.—A nuestra edad no hay nada serio, solo amigos con derechos.—Cierto, sigue siendo tu lema.La miré, la verdad Vicky era preciosa, sus quince años le sentaron muy bien, se gastaba tremendo cuerpo, algo delgada, pero tenía todo bien puesto. Le guiñé un ojo.—Ahora exijo un poco más.Comenté cuál casanova al asecho, con ello me refería a caricias en lugares íntimos y porque no, llegar hasta lo último.—No tengo ningún problema con eso.No estaría nada mal estar con Vicky. Le sonreí y corté la distancia entre nosotros, la besé de nuevo, beso que me correspondió sin ningún problema.—¿Qué harás e
Me dio un segundo nocaut, vaya Bodoque, sí sabia dar golpes, jugando con mis promesas.—Convertirme en un vago, drogadicto, sin sueños, eso versus el bullying por ser gorda y aspirar solo a ser la hermana de los hombres a mi alrededor porque, ¡pobrecita!, es tan tierna, solo inspira a que sea nuestra hermanita.—¿Te dolió lo que te dijo, Lucas? —No me miró y sentí más rabia.—Dylan, como diría el abuelo, cógelo como una experiencia. Si me vuelvo a enterar, escuchar un rumor, un chisme en donde volviste a una fiesta de esas, voy a hacer lo mismo y no te lo voy a decir. Solo lo sabrás cuando mis padres pongan el grito en el cielo y quien sabe qué me pase. Muy seguro te lo agradecerán a ti.El problema cuando sabes que una persona cumple sus palabras es cuando te deja dos opciones.» Sabes muy bien que lo haré. Si en algo te importa nuestra amistad piénsatelo dos veces, ya perdiste un amigo, por cierto, nos espera para regresar. No me pierdas a mí.—No me entiendes —dije entre diente.—¿
Mi mamá me está volviendo loca con el cuento de los quince años, desde la llegada a Montería solo se dedicó a organizar dicho evento, faltaban mes y medio para tener mis anhelados quince, pero quiso adelantarlo, dado que en Atlanta no soy tan amiguera, salvo mis dos chicos maravillas; Dylan y Lucas. Los cuales estaban macancudos. Ellos crecieron como palo de coco mientras yo lo hice para los lados, a mí no me estiraron, a mí me inflaron. Tenemos un mes en la hermosa tierra de Montería, ahora Lucas también nos acompañó, él no sabía nada de español, como dice mi mejor amigo, «Y menos aprender el español cordobés», nosotros somos sus traductores. Todo por la fiesta a realizar por mis padres el fin de semana, y no veía la hora que termine tal tortura, para irme a la finca. Nos encontramos en el patio de la casa con un coreógrafo ensayando seis canciones, algo que ¡YA NO SE USA!, pero a mi linda madre no había quien la hiciera cambiar de idea. Hacía antaño se usaban las cortes de quincea