A mitad de escaleras el abuelo se encontró con Dylan.—No me pongan más esa inyección.—¡Ese es mi pelao!Vi las ganas que tenía de abrazarlo, pero se contuvo, fue mi abuelo quien le estiró los brazos y él se lanzó a ellos.—Tienes que comer, corazón.Negó ante el comentario de mi abuela, le acarició el cabello rubio, luego se sentó a mi lado, tomó mi mano para tenerlas entre las suyas, me gustó saber que era un alivio para él.—Debes comportarte como un varón, mañana es el sepelio de tu mamá, muestra al hombre que crio.—Henrry…Al día siguiente, mientras escuchábamos el sermón del sacerdote oficializando las últimas palabras de despedida, vimos como la tierra caía sobre el cajón de madera. Llegó Lucas y Vicky, el primero lo abrazó, Dylan solo disponía de una mano. La otra desde que nos arreglamos para venir al cementerio no la había soltado.Parecía tenerla pegado a la mía. Vicky le dio un beso en los labios, era su novia, también se quedó a su lado y lo tomó de la mano. Cuando vi q
Habían pasado ocho meses de la muerte de mi madre, me hacía mucha falta, demasiada, no lograba calmar mi ansiedad o bueno, debo ser sincero conmigo mismo, solo hasta hace un mes que logré calmarla cuando fui a la fiesta de Fabricio, desde que ando con él Lucas dejó de hablarme y Bodoque… Nos reconciliamos en su cumpleaños, recordé lo que me dijo esa noche cuando malogré los nudillos de mi mano.—Debemos llevarlo a la clínica, esas manos no se ven bien. —dijo la señora Samanta.—Ya no tenemos seguro médico. —mi abuela bajó la cabeza.—Nosotros pagamos. —intervino el señor Luis—. Me cambio de ropa y salimos señora María.No apartaba la mirada de Bodoque, seguíamos mirándonos. Me hice a un lado, algo atontado con el sedante.—Bodoque, ¿a qué te referiste con adiós? Su mirada era un reclamo muy grande. Yo sé que estaba mal, pero entiéndanme, mataron a mi madre y fue mi padre. —Estoy cansada de que no luches por lograr tus sueños, hazlo por la memoria de su madre. Tengo rabia contigo, no
Después de salir de clases vi a Bodoque hablando con Lucas en el pasillo, ¿otra vez estos juntos?, me quedé vigilándolos. Hablaron más de media hora y seguían, ya me estaba molestando cuando me interrumpieron. ¡Vaya suerte!—Te ves muy bien con ese aire de chico malo que te gastas ahora, Dylan.—Gracias, Vicky.—Tranquilo, Lucas se encuentra enamorado de Aby o por lo menos es algo serio. —sonreí.—A nuestra edad no hay nada serio, solo amigos con derechos.—Cierto, sigue siendo tu lema.La miré, la verdad Vicky era preciosa, sus quince años le sentaron muy bien, se gastaba tremendo cuerpo, algo delgada, pero tenía todo bien puesto. Le guiñé un ojo.—Ahora exijo un poco más.Comenté cuál casanova al asecho, con ello me refería a caricias en lugares íntimos y porque no, llegar hasta lo último.—No tengo ningún problema con eso.No estaría nada mal estar con Vicky. Le sonreí y corté la distancia entre nosotros, la besé de nuevo, beso que me correspondió sin ningún problema.—¿Qué harás e
Me dio un segundo nocaut, vaya Bodoque, sí sabia dar golpes, jugando con mis promesas.—Convertirme en un vago, drogadicto, sin sueños, eso versus el bullying por ser gorda y aspirar solo a ser la hermana de los hombres a mi alrededor porque, ¡pobrecita!, es tan tierna, solo inspira a que sea nuestra hermanita.—¿Te dolió lo que te dijo, Lucas? —No me miró y sentí más rabia.—Dylan, como diría el abuelo, cógelo como una experiencia. Si me vuelvo a enterar, escuchar un rumor, un chisme en donde volviste a una fiesta de esas, voy a hacer lo mismo y no te lo voy a decir. Solo lo sabrás cuando mis padres pongan el grito en el cielo y quien sabe qué me pase. Muy seguro te lo agradecerán a ti.El problema cuando sabes que una persona cumple sus palabras es cuando te deja dos opciones.» Sabes muy bien que lo haré. Si en algo te importa nuestra amistad piénsatelo dos veces, ya perdiste un amigo, por cierto, nos espera para regresar. No me pierdas a mí.—No me entiendes —dije entre diente.—¿
Mi mamá me está volviendo loca con el cuento de los quince años, desde la llegada a Montería solo se dedicó a organizar dicho evento, faltaban mes y medio para tener mis anhelados quince, pero quiso adelantarlo, dado que en Atlanta no soy tan amiguera, salvo mis dos chicos maravillas; Dylan y Lucas. Los cuales estaban macancudos. Ellos crecieron como palo de coco mientras yo lo hice para los lados, a mí no me estiraron, a mí me inflaron. Tenemos un mes en la hermosa tierra de Montería, ahora Lucas también nos acompañó, él no sabía nada de español, como dice mi mejor amigo, «Y menos aprender el español cordobés», nosotros somos sus traductores. Todo por la fiesta a realizar por mis padres el fin de semana, y no veía la hora que termine tal tortura, para irme a la finca. Nos encontramos en el patio de la casa con un coreógrafo ensayando seis canciones, algo que ¡YA NO SE USA!, pero a mi linda madre no había quien la hiciera cambiar de idea. Hacía antaño se usaban las cortes de quincea
Dylan ayudó al profesor a levantarse, y por más que traté de que no me afectara, muy en el fondo fue imposible.—Ahora, ¿si se da cuenta?—Ese paso lo quitamos.Se echaba fresco. Por un momento crucé mirada con Dylan y se puso serio al verme, le sonreí, pero a ¿quién le estoy mintiendo? Si no estuviera gorda no pasaría estas vainas. Mi mamá también se percató de mi sonrisa fingida.—Continuemos.Intervino mi amigo, mis amigos me quieren, ellos no se burlaron por malas personas, entiendo, con cualquiera lo habría hecho. Ni en una película de comedia quedaría tan bien la escena, en este caso tengo dos opciones, o me pongo a llorar o me pongo a reír y no era partidaria de llorar. Suficiente con ser gorda para que ahora sea llorona.¡Pues no!, lloro por dentro, por fuera me hago bullying yo misma. Como dice el hermoso padre que la vida me otorgó. Era tan bonita que se demuestra en mi peso. Si papá quien era mi héroe me amaba, el mundo también deberá hacerlo. El pobre hombre se sentó desp
Lo cierto era que la pobre Lorena y Cristina, quienes se habían besado con él y se enojaron entre ellas. Suspiraban por un hombre que sin duda ya era un mujeriego empedernido. En fin, después de todo la estaba pasando muy bien, no había dejado de sonreír todo el tiempo. Mi papá y mi abuelo por momentos se quedaban mirándome. Cuando terminamos de bailar fui por algo de tomar, estaba derretía por el calor, la fiesta fue en la casa, además la terraza era inmensa. Al regresar vi a los tres hombres sentados en una de las mesas tomando un trago, mamá llegó a mi lado. —Se ven lindos, como si Dylan fuera el hijo y el nieto. —Lo es de corazón, mamá. Me cuida como su hermanita menor. Como decimos en Montería, la fiesta estuvo buena porque subí al cuarto cuando cantó la Chamaría, el pájaro que canta en las madrugadas. Las últimas dos horas hasta ranchera escucharon. Los osados se quedaron perniciando. Cuando me acosté los hombres de la familia, junto a mis amigos se quedaron escuchando valle
Había pasado un año. Teníamos un mes y medio de haber regresado de Montería, como siempre las vacaciones de verano las había pasado en esa bella ciudad. Volvimos a viajar los tres, Lucas se sumó al paseo y por lo visto los venideros también.En un par de semanas cumplo los dieciocho. Ya no tendré que llevar firmado el permiso por parte de mi abuela para poder trabajar en los bares. Los tres administradores quedaron contentos por nuestra manera de interpretar las canciones. En uno de los bares había un piano en el cual tocamos un rock and roll, en otro un rock y por último una balada.Todos querían nuestra presentación, por eso quedamos en tocar cuatro días seguidos por semana en cada bar y la última semana la dejamos para nuestras presentaciones en eventos familiares donde nos contrataran.En un principio tuvimos un inconveniente por la edad de Lucían y la mía, éramos los únicos menores de edad. Lucas y Ricky ya habían cumplido los dieciocho. Mi abuela y los padres de Lucían hablaron