Semanas después.
Estar sin Fernando, para Clarissa no fue nada sencillo acostumbrarse a los cambios, desde el primer día supo que lo extrañaba. Sin embargo, decidió seguir adelante.
El día del evento de la casa cuna, la presentación con sus niñas fue todo un éxito, luciendo hermosos trajes de princesas, elaborados por Lucy y Clarissa, con telas completamente brillosas y llamativas.
La nostalgia la invadió por algunos momentos al no estar presente ahí, pese a todo se sintió muy orgullosa del esfuerzo y la dedicación de sus pequeñas alumnitas.
Se llenó de nerviosismo cuando Claudia, la directora del lugar le entregó un reconocimiento especial por todo el esfuerzo, la dedicación y el amor que infundía en cada una de las pequeñas, así como mencionó a Fernando, al haberse convertido en un benefactor de ellos. La chica se estremeció al escuchar su nombre, sabía que era un hombre de
¿Será que podrán darse una nueva oportunidad para amar una vez más? Aún con la lejanía en la que se encuentran. Saludos con cariño.
Cuatro meses después. Sábado. Mientras ese hombre dormía profundo. El sonido de su móvil lo despertó. Con dificultad estiró su mano, para que dejara de sonar, ya que después de la parranda que tuvo la noche anterior lo único que deseaba era dormir. Sin embargo su teléfono no dejaba de sonar, por lo que después de ser la tercera llamada, se decidió a responder fijándose quien insistía tanto. Omar: Hola Alicia: ¡Hola! querido Omar: ¿Qué tal Alicia? Alicia: ¿Qué novedades me tienes? ¿Cómo te va con la insípida esa? Omar: Pues no muy bien, la he invitado un par de ocasiones a salir y se ha negado, trato de acercarme más de lo permitido y se aleja, esa mujercitaes un caso complicado, no es del estilo que me gusta c
Después de lo ocurrido Clarissa, no se quedó de brazos cruzados, por lo que presentó una denuncia por acoso sexual. De inmediato al saber lo sucedido en Ponce y Asociados, cesaron de sus actividades a Omar; por lo que lo suplió la licenciadaAndrea Amezcua. Una mujer de 40 años de edad, encargada de reemplazar al padre de Fernando, por lo que los siguientes tres meses fluyeron con mayor tranquilidad. Logrando que encontrara el equilibrio. Clarissa recordó el día que se presentó a recursos humanos, para notificar lo sucedido, por lo que llamaron a Omar, quien con un evidente golpe en el rostro, intentó negar lo ocurrido, pero dado que la joven, había presentado aquella acusación. Lo suspendieron, hasta nuevo aviso. La joven, respiraba con mayor tranquilidad, al haber logrado dar de ese paso y evitar exponerse, al sentir que corría peligro colaborando con un hombre así. Por un momento pasó por su mente dejar de laboral en aquella empr
Fernando regresó a su piso, en cuanto entró y observó aquel vacío que había en el interior. No es que le molestara estar solo, sino que deseaba encontrarse con una cálida sonrisa, además de aquella dulce mirada, al llegar a casa, entonces se decidió a llamar a sus amigos para indagar cómo se encontraban y de paso saber de Clarissa. Tomó su móvil y marcó a la casade Hugo, mientras timbraba el teléfono, se dirigió por un botellín de agua para apaciguar la sequedad que sentía debido al nerviosismo que lo recorrió. Su corazón palpitó agitado al escuchar que estaban respondiendo a su llamada. Lucy: Hola ¿Con quién desea hablar? Fernando: Lucy, soy Fernando ¿Cómo están? Lucy: Que gusto joven, Fernando —sonrió con emoción. — Ya no pudimos seguir hablando porque llegó la Clary y…. —recordó como la joven se negó a saludarlo, por lo que prefirió
Seis meses después. Aquella noche, el reloj marcó las 8:00 pm, Clarissa, aún estaba en la oficina, debido al cierre de fin de mes, se encontraba enviando información a su jefa, ya que ella estaba de viaje, el silencio en aquel piso era sepulcral siendo viernes, todo mundo se retiró lo antes posible. Clarissa se encontraba sentada sobre el lugar de Andrea, apagando el ordenador para retirarse, cuando el sonido de la puerta la hizo elevar su mirada, sus ojos se abrieron de par en par, al observar ingresar a Omar. —Nos volvemos a ver —pronunció ladeando los labios. La respiración de la joven se intensificó, sabiendo que estaba planeando hacerle algo, por lo que tomó su móvil, para solicitar ayuda. —Ni lo intentes. —Omar se acercó al instante y colocó su mano sobre el teléfono de la joven—. Me alegra haberte encontrado antes de que te retirarás —es
— ¡Quédate conmigo! —Fernando, suplicó con profunda agonía.— ¡Una ambulancia! —exclamó desesperado. Tomó su móvil para hacer un par de llamadas solicitando ayuda, ya que parecía que nadie lo escuchaba, estando en uno de los últimos pisos de la empresa, era entendible.Uno de los guardias de seguridad subió después de su llamado, entonces se acercó para solicitar apoyo a través de su comunicador. Luego de unos minutos el equipo de seguridad ingresó arrastrando por sus ruedas una camilla y un collarín para inmovilizarla. A continuación redujeron aquel soporte para que llegara al piso y poder trasladar a la joven. Luego de atenderla, Fernando escuchó como se sincronizaba el personal. —A mi cuenta: 1, 2…, entonces la llevaron a la camilla para levantarla y poder arrastrarla. Fernando observó con detenimiento la manera en la que se encontraba lastimada Clarissa, sintió correr una gran impotencia
Luego del golpe que recibió por parte de Fernando. Omar se fugó como un delincuente de la empresa, se movió en dirección al aeropuerto para esperar a que saliera su vuelo. Usando identificaciones y pasaporte falso. Lamentó no haber podido finalizar con la vida de Clarissa, para vengarse de la denuncia que entabló en su contra, pero sintió una gran satisfacción al recordar las condiciones en las que la dejó, ahora solo era cuestión de esperar para abordar el avión y cuidarse de no ser encontrado. Sacó su móvil y mandó un mensaje a su cómplice: «Trabajo inconcluso, me sorprendió Fernando». La respuesta de Alicia no se hizo tardar: « ¡¿Cómo que llegó Fernando?!» «¿No sabías que está en México?» «¡No, de lo contrario habríamos adelantado el plan! «Justo cuando todo iba a ocurrir llegó. Tuve que salir y huir, ya estoy
Después de permanecer sedada Clarissa, despertó algo aturdida y desorientada, mientras dormía una voz le retumbó entre sueños. Al moverse sintió dolorido todo su cuerpo, entonces comenzó a recordar lo que le sucedió. Un fuerte malestar centrándose en su pecho, se apoderó de ella haciendo que gritara, mientras comenzaba a llorar. Su tío se acercó rápido. —Clarissa escúchame —Hugo suplicó. — ¡Estás bien!, estás en el hospital, mejorarás hijita— Besó su frente y acarició su mejilla. La calidez en sus mimos hizo que comenzara a tranquilizarse. La joven pudo distinguir como se le quebraba la voz a su tío. Eso le dolió a ella también, inhaló un par de veces para intentar calmarse y no preocuparlo más. Justo en ese momento recordó la voz del hombre, que la había ayudado. — ¿Quién… quién me trajo aquí? —inquirió con suavidad. — ¡Yo! ...
Días después. El agente de ministerio público, regresó a tomar la declaración de Clarissa. Hugo salió a ver unos pendientes de la parroquia, Lucy lo había llamado, debido a la urgencia, ya que ella se quedó en la casa del padre para estar pendiente de cualquier cosa. Solo se encontraba, Fernando cuidando de Clarissa. Optó por retirarse de la habitación, para darle su espacio, y que pudiera declarar, lo más cómoda. Aunque su mirada, cuando salió, lo hizo dudar. Por un momento sintió que ella no deseaba que la dejara sola, ¿sería así? La incertidumbre, lo dejó intranquilo. Ya que le pareció más bien que suplicaba que no la abandonara, pero no podía asegurarlo, estando consciente que venía un momento muy difícil para la joven. Sabía que le afectaría y no tenía la menor idea de la forma de apoyarla, ya que no le dirigía la palabra. Se encontraba metida en sus pensamientos, solo observó,