Capítulo Doscientos Cuarenta y CuatroHace poco menos de tres semanas atrás.A un día del viaje a Roma, Italia. El día en que murió Daphne Harper. Lucca al saber que su hermano Charles estaba fuera de la cárcel esperándole, apretó los dientes con fuerza, casi a reventar a mandíbula. También apretó sus manos en puños, logrando que sus nudillos se colocaran blancos por la rabia y la fuerza que estaba ejerciendo. Un calor abrasador y peor que el infierno se desató en su interior y quiso romper todo lo que le rodeaba.Esa pequeña mierda de su hermano le estaba trayendo más problemas que beneficios, por lo que supuso que Charles estaba siendo un cobarde de proporciones mayores y ahora se iría del país, dejándole cargar con una arista de su plan con la cual no quería lidiar de ninguna manera.Para su plan, Daphne viva era un estorbo. Pensó que Charles no se había atrevido, que de la rabia golpeó la pared con su puño. El dolor se extendió por sus huesos y sus nudillos se magullaron deján
Emily bajó del taxi sintiendo aquel nudo en la garganta que no desaparecía. Frente suyo estaba el alto edificio de espejos en el cual se encontraba la persona que más amaba en todo el mundo.Se limpió un par de lágrimas que rodaron por sus mejillas y respiró profundo. —Estaré bien —se dijo así misma y entró buscando al despacho del abogado que estaba en el sexto piso de aquel inmueble tan lujoso.Sus hombros cabizbajos y su mirada perdida lo decían todo; su matrimonio se estaba rompiendo por una mentira y por una infidelidad que difícilmente podría perdonar algún día.Cada que cerraba sus ojos veía, al que pronto iba a ser su exmarido, con aquella mujer que siempre le hizo la vida imposible desde que ella tenía recuerdos. Pero ya todo estaba dicho y escrito, por eso cuando se abrieron las puertas del ascensor, entró a la oficina con una sola meta fija en su mente y era huir de aquel lugar en el que ya no se sentía amada ni respetaba.No estaba en condiciones de rogar, ni mucho meno
PRIMERA PARTE: DONDE TODO INICIÓ DOS AÑOS ANTES CAPÍTULO UNO Emily se apuró en llegar a su casa, por lo que corrió por las aceras de cemento en medio de la noche oscura que no tenía estrellas ni luna. Sabía que, si no llegaba antes de las once de la noche a su casa, su destino iba a ser tremendamente cruel e injusto. Respiró hondo cuando abrió la reja blanca. «¡Maldita sea!» Había llegado cinco minutos después de la hora señalada. Sentía que los pulmones le iban a colapsar, pero se dijo a sí misma que todo iba a estar bien, después de todo cinco minutos no era gran tiempo atrasado. Además, ahora tenía un motivo por el cual sonreír. Resulta que hace una semana atrás el Señor Reeves, jefe de recurso humanos, la contactó por email para asistir a una entrevista de trabajo en la Compañía Preston S.A. La entrevista había sido un fiasco, porque se retrasó a causa de aquel choque imprevisto que tuvo en la entrada de la empresa con un apuesto joven, que para colmo derramó su café en la
CAPÍTULO DOSA la mañana siguiente, Aiden llegó a la empresa con un humor de perros, resulta que la mujer que hace una semana había conocido en el hall de su empresa, había sido una torpe, pero una torpe preciosa. Le derramó el café en su camisa favorita y luego ella misma lo había invitado a salir en modo de disculpa.Fue inevitable no prenderse de ella por lo dulce y amable que era, que el mal humor empeoró cuando recordó que ayer cuando por fin la tenía bajo su cuerpo retorciéndose de placer, luego de tener sexo y él quedarse dormido, ella lo había dejado solo en la cama sin ninguna nota de despedida, saliendo como una vil ladrona.Por lo general era él que siempre abandonaba la cama de sus conquistas, pero esta vez había sido la excepción dejándolo más intrigado aun por Emily.El ascensor de su edificio se abrió y su secretaria se acercó a él, que la migraña amenazó con aparecer.—Su hermano lo espera en el despacho —le avisó en tono solemne.Aiden suspiró pesadamente y abrió las
CAPÍTULO TRESEmily solo rogaba por una luz que brillará en medio de la oscuridad, pero Livia detestaba a su hija menor, que en vez de ayudarla la lanzó a los brazos de ese ser detestable. El tipo asqueroso atrapó a Emily en sus robustos brazos y ella tragó saliva con dificultad.—Puedes usarla —Le dio permiso Livia poniendo sus manos en la cintura—. Tómalo como compensación por el agravio que te causo mi hija.El tipo que se creía macho, sonrío con descaro y la comenzó a tocar delante de todos los borrachos que veían esto como un espectáculo del peor de los burdeles.—¡Suéltame! —gritó Emily con todas sus fuerzas, mientras se removía en los brazos de aquel animal. Ella lo escupió cuando el tipo repugnante le rasgó el top dejándola tan solo con el sostén de encaje, el tipo se limpió con el antebrazo la cara, y luego levanto la mano para pegarle.Emily cerro los ojos con fuerza y espero, pero el golpe nunca llegó.Abrió los ojos y una sensación de alivio le recorrió el cuerpo cuando
CAPÍTULO CUATROAiden se acomodó en la silla frente del escritorio de color marrón, mientras Livia tomaba asiento en el sillón de cuero negro. Tan solo la mesa llena de polvo sucio los separaba. No eran las únicos que estaban en aquella habitación, ya que la hermana mayor de Emily, Daphne Harper también estaba con ellos.—¿Quieres algo de tomar? —le preguntó Livia utilizando aquel tono seductor que empleaba en el club de golf—. Tengo whisky, vino tinto o quizás quieres algo más fuerte como tequila. También puedo ofrecerte otros servicios más íntimos.Livia se miró con su hija mayor dándose una mirada de complicidad, pero Aiden ni las reparó. Sin conocerlas, ya le desagradaba la actitud de arrimadas que ellas mostraban con tanto descaro.—No —respondió tajante, mientras se arreglaba el reloj—. Vamos directo al grano que odio perder tiempo con gente que me importa menos que las sanguijuelas.Livia se sintió ofendida, que se levantó del escritorio y golpeó la mesa botando algunos papeles
CAPÍTULO CINCO—Buenas tardes a todos —saludó el policía que tenía un traje azul y una placa plateada en el lado izquierdo de su pecho—. Hay una denuncia que debe ser investigada.Emily tragó saliva cuando el segundo policía la observaba de pies a cabeza, detallando las heridas que eran imposibles de ocultar.—¿Es usted Emily Harper? —siguió hablando.La joven asintió y entonces el policía suspiró al ver el mutismo de la chica.Había tenido casos parecidos, y denunciar la violencia intrafamiliar era lo más difícil del mundo, porque jugaban en contra un montón de factores, el cariño, la conciencia, la culpa. Las víctimas tendían a justificar a sus victimarios, por eso decidió pedirle a la joven que hablaran a solas, para que ella se sintiera más cómoda.Emily contempló a Aiden, y Aiden le tomo la mano dándole un leve apretón para mostrarle ese apoyo que tanto necesitaba.—¿Puede estar él, mientras hago la denuncia? —preguntó Emily con el fin de que el policía accediera, ya que no sabía
CAPÍTULO SEISDaphne, la hermana mayor de Emily, no podía creer lo que realmente estaba ocurriendo a su alrededor, ni como su vida planeada minuciosamente se estaba desmoronando después de trabajar tan duro en sus propósitos.La mayor de las Harper se agarraba la cabeza, mientras seguía sentada en la arruinada casa que su padre le había dejado. Se sentía con ganas de destruir el mundo y a su estúpida y llorona hermana menor que había abierto la bocotá para salvarse de la miseria de vida que llevaba.Ella reconocía que en ocasiones su madre era dura con Emily, pero eso no le daba el derecho de enviarla a la cárcel.Daphne estaba confiada que Emily le estaba arrebatando los planes que siempre tuvo de pequeña, ya que su madre Livia siempre había sido la aliada de todos sus caprichos. La había criado con amor y sobre todo con la ambición de ser la mejor. El dinero era su prioridad.Pero ahora con veinticinco años estaba de brazos cruzados sin nadie a quien recurrir, tampoco podría ir al