Capítulo Doscientos Cuarenta y DosHace poco menos de tres semanas atrás.A un día del viaje a Roma, Italia. El día en que murió Daphne Harper. Charles se miró al espejo viendo como parecía un doctor cualquiera y por un segundo se le paso por la mente, en ponerse lentillas de colores para despistar, pero era absurdo, ya que en ese lugar todos los conocían.Además, nuevamente supuso que eso era peligroso y más cuando él estaba de vacaciones, ya que no debía de estar ahí en ese lugar y menos vestido y ejerciendo lo que se suponía que era la medicina.Dejó su ropa colgada en el gancho de la pared de aquel baño, y luego abrió la puerta de madera blanca de baño para personas con capacidades distintas.Él miró para ambos lados asegurándose de no ver a nadie, y cuando no vio ninguna persona asomarse, salió con pasos muy rápidos y con la mochila colgando de su hombro.Sus pies se detuvieron cuando estuvo frente a una puerta de vidrio blanca.Apretó el botón rojo de la pared y las puertas bl
Capítulo Doscientos Cuarenta y TresHace poco menos de tres semanas atrás.A un día del viaje a Roma, Italia. El día en que murió Daphne Harper. Charles no supo porque, pero el taxi que tomó en aquel callejón, le pidió al chofer que lo llevara a la cárcel de máxima seguridad que estaba fuera de la ciudad.Y a pesar de que, tan solo eran las cinco y media de la mañana y no sabía si le dejaría ver a su hermano, igualmente tenía la necesidad de ir y verle. Al menos lo tenía que intentar para avisarle que el trabajo y el favor que le debía ya estaba hecho y que ahora sus deudas quedaban saldadas para siempre. Por otra parte, esa misma mañana Emily se enteró de la muerte de Daphne por la boca de Aiden, ya que Aiden había hablado con el doctor, dándole la información de su deceso y las condolencias del caso, por lo que Aiden como Emily acudieron al hospital central de Sídney para ver y escuchar la verdad de lo que había sucedido, enterándose de que la muerte de Daphne, no era más que
Capítulo Doscientos Cuarenta y CuatroHace poco menos de tres semanas atrás.A un día del viaje a Roma, Italia. El día en que murió Daphne Harper. Lucca al saber que su hermano Charles estaba fuera de la cárcel esperándole, apretó los dientes con fuerza, casi a reventar a mandíbula. También apretó sus manos en puños, logrando que sus nudillos se colocaran blancos por la rabia y la fuerza que estaba ejerciendo. Un calor abrasador y peor que el infierno se desató en su interior y quiso romper todo lo que le rodeaba.Esa pequeña mierda de su hermano le estaba trayendo más problemas que beneficios, por lo que supuso que Charles estaba siendo un cobarde de proporciones mayores y ahora se iría del país, dejándole cargar con una arista de su plan con la cual no quería lidiar de ninguna manera.Para su plan, Daphne viva era un estorbo. Pensó que Charles no se había atrevido, que de la rabia golpeó la pared con su puño. El dolor se extendió por sus huesos y sus nudillos se magullaron deján
Emily bajó del taxi sintiendo aquel nudo en la garganta que no desaparecía. Frente suyo estaba el alto edificio de espejos en el cual se encontraba la persona que más amaba en todo el mundo.Se limpió un par de lágrimas que rodaron por sus mejillas y respiró profundo. —Estaré bien —se dijo así misma y entró buscando al despacho del abogado que estaba en el sexto piso de aquel inmueble tan lujoso.Sus hombros cabizbajos y su mirada perdida lo decían todo; su matrimonio se estaba rompiendo por una mentira y por una infidelidad que difícilmente podría perdonar algún día.Cada que cerraba sus ojos veía, al que pronto iba a ser su exmarido, con aquella mujer que siempre le hizo la vida imposible desde que ella tenía recuerdos. Pero ya todo estaba dicho y escrito, por eso cuando se abrieron las puertas del ascensor, entró a la oficina con una sola meta fija en su mente y era huir de aquel lugar en el que ya no se sentía amada ni respetaba.No estaba en condiciones de rogar, ni mucho meno
PRIMERA PARTE: DONDE TODO INICIÓ DOS AÑOS ANTES CAPÍTULO UNO Emily se apuró en llegar a su casa, por lo que corrió por las aceras de cemento en medio de la noche oscura que no tenía estrellas ni luna. Sabía que, si no llegaba antes de las once de la noche a su casa, su destino iba a ser tremendamente cruel e injusto. Respiró hondo cuando abrió la reja blanca. «¡Maldita sea!» Había llegado cinco minutos después de la hora señalada. Sentía que los pulmones le iban a colapsar, pero se dijo a sí misma que todo iba a estar bien, después de todo cinco minutos no era gran tiempo atrasado. Además, ahora tenía un motivo por el cual sonreír. Resulta que hace una semana atrás el Señor Reeves, jefe de recurso humanos, la contactó por email para asistir a una entrevista de trabajo en la Compañía Preston S.A. La entrevista había sido un fiasco, porque se retrasó a causa de aquel choque imprevisto que tuvo en la entrada de la empresa con un apuesto joven, que para colmo derramó su café en la
CAPÍTULO DOSA la mañana siguiente, Aiden llegó a la empresa con un humor de perros, resulta que la mujer que hace una semana había conocido en el hall de su empresa, había sido una torpe, pero una torpe preciosa. Le derramó el café en su camisa favorita y luego ella misma lo había invitado a salir en modo de disculpa.Fue inevitable no prenderse de ella por lo dulce y amable que era, que el mal humor empeoró cuando recordó que ayer cuando por fin la tenía bajo su cuerpo retorciéndose de placer, luego de tener sexo y él quedarse dormido, ella lo había dejado solo en la cama sin ninguna nota de despedida, saliendo como una vil ladrona.Por lo general era él que siempre abandonaba la cama de sus conquistas, pero esta vez había sido la excepción dejándolo más intrigado aun por Emily.El ascensor de su edificio se abrió y su secretaria se acercó a él, que la migraña amenazó con aparecer.—Su hermano lo espera en el despacho —le avisó en tono solemne.Aiden suspiró pesadamente y abrió las
CAPÍTULO TRESEmily solo rogaba por una luz que brillará en medio de la oscuridad, pero Livia detestaba a su hija menor, que en vez de ayudarla la lanzó a los brazos de ese ser detestable. El tipo asqueroso atrapó a Emily en sus robustos brazos y ella tragó saliva con dificultad.—Puedes usarla —Le dio permiso Livia poniendo sus manos en la cintura—. Tómalo como compensación por el agravio que te causo mi hija.El tipo que se creía macho, sonrío con descaro y la comenzó a tocar delante de todos los borrachos que veían esto como un espectáculo del peor de los burdeles.—¡Suéltame! —gritó Emily con todas sus fuerzas, mientras se removía en los brazos de aquel animal. Ella lo escupió cuando el tipo repugnante le rasgó el top dejándola tan solo con el sostén de encaje, el tipo se limpió con el antebrazo la cara, y luego levanto la mano para pegarle.Emily cerro los ojos con fuerza y espero, pero el golpe nunca llegó.Abrió los ojos y una sensación de alivio le recorrió el cuerpo cuando
CAPÍTULO CUATROAiden se acomodó en la silla frente del escritorio de color marrón, mientras Livia tomaba asiento en el sillón de cuero negro. Tan solo la mesa llena de polvo sucio los separaba. No eran las únicos que estaban en aquella habitación, ya que la hermana mayor de Emily, Daphne Harper también estaba con ellos.—¿Quieres algo de tomar? —le preguntó Livia utilizando aquel tono seductor que empleaba en el club de golf—. Tengo whisky, vino tinto o quizás quieres algo más fuerte como tequila. También puedo ofrecerte otros servicios más íntimos.Livia se miró con su hija mayor dándose una mirada de complicidad, pero Aiden ni las reparó. Sin conocerlas, ya le desagradaba la actitud de arrimadas que ellas mostraban con tanto descaro.—No —respondió tajante, mientras se arreglaba el reloj—. Vamos directo al grano que odio perder tiempo con gente que me importa menos que las sanguijuelas.Livia se sintió ofendida, que se levantó del escritorio y golpeó la mesa botando algunos papeles