CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Cuando Emily llegó al lado del vehículo de último modelo de Aiden, ella se apoyó en la elegante carrocería gris y marcó el número de su amiga con dedos temblorosos. Adele que estaba trabajando en la isla, porque allá era de día, deslizó su celular de la chaqueta de seguridad y contestó de inmediato al leer en la pantalla de su celular, el nombre de su mejor amiga. —¡Muchachos sigan así! ¡Vuelvo en un par de minutos! —Ella gritó hacia los trabajadores que tenía a cargo y luego puso su teléfono en la oreja—. ¿Amiga? —preguntó mientras se alejaba del ruido que hacían las maquinarias que trasladaban la mercancía—. ¿Está todo bien? Adele entró al baño de damas, esperando que Emily hablara, pero supo de inmediato que el largo silencio que hizo su amiga, era signo de que nada estaba bien. —Adele —dijo Emily y se tapó la boca para tratar de aguatar aquel sollozo que le ardía en lo más profundo de su garganta. Adele escuchó su llanto y maldijo en voz alta. —¡Jod
CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Y UNO Emily, después de conversar con su mejor amiga, volvió a la sala de espera del hospital central de Sídney. El haberse desahogado con su amiga fue una gota de alivio y tranquilidad en medio de un mar lleno de incertidumbre que la agobiaba y a la vez la cansaba. Ella no sabía porque, pero los últimos días habían sido como si un tsunami enorme y destructivo la arrasara. Adele, al otro lado del mundo, quedó demasiado preocupada, que estaba tentada a renunciar a la empresa de Aiden, solo para darse el gusto de viajar, de poder apoyar a su amiga y de verle la cara a su nuevo jefe, pero supuso que Emily no le gustaría la idea, además sentía que ella aun podía sola. Adele confiaba que su mejor amiga era el símbolo de la resiliencia, por eso siguió trabajando en lo suyo, produciendo para el que ahora era su actual jefe malhumorado que le había prohibido y frenado de tomarse unas vacaciones más largas, como a ella le hubiera gustado, sin embargo, tampoco pod
CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Y DOS Emily y Alex siguieron conversando y riendo juntos, tratando ambos de pasar el trago amargo que tenían en la punta de su lengua al estar en un hospital. A ninguno de los dos le gustaba ese ambiente tan fúnebre y deprimente que se tejía a su alrededor. Las luces artificiales les encandilaban la mirada y el olor a anestesia y medicamentos les comenzaba a dar náuseas, pero aguantaban, Emily por apoyar a Daphne y Alex por darle ánimo a su cuñada favorita y a la única que tenía, y a la que había extrañado un montón. Por otro lado, Aiden había ido a la cafetería. El joven empresario cuando llegó, la cafetería no estaba tan concurrida; tan solo había una que otra persona sentada en distintas mesas tomándose un café. La televisión, en la cual mostraban las noticias de la madrugada, colgada en una de las paredes blancas, amortiguaba el silencio del lugar. Él no tomó asunto de quien lo observaba, si no que se fue directo al mesón a pedir un café negro, un caf
CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Y TRES Emily no dejaba de morderse las uñas. Su pierna derecha se movía inquietamente y no podía concentrarse con el ruido de la televisión, que era lo único que se escuchaba en la sala de espera. Aiden y Alex se estaban demorando mucho, por lo que pensó en ir en su búsqueda, pero justo cuando ella no aguanto más y se puso de pie, vio a los hermanos Preston doblar por el pasillo. Dio un suspiro largo y se volvió a sentar. Cuando Aiden llegó a su lado, Emily de inmediato arrugó las cejas. —¿A dónde fuiste? —lo increpó con un tono de voz ácido. Aiden se puso al frente de su esposa y se inclinó con actitud dulzona. Luego le movió un mecho de su cabello y se lo puso detrás de su oreja. —¿Estabas preocupada por mí, pequeña rosa? —Si —contestó Emily sin ocultar sus sentimientos, pero ese enojo y nerviosismo que tenía en su vientre, luego cambio a un sentimiento inexplicable de compasión y ternura—. ¿Qué sucedió? Aiden se irguió nuevamente y frunció sus ceja
Emily le había pegado una bofetada al hombre que ya no reconocía. Al hombre que le hizo daño y al hombre que ahora se desquitaba con un alma inocente. Ya había perdido la cuenta de las bofetadas que le habían dado, pero sentía que cada una de ellas se las merecía.—Es mi familia y es tuya —le recordó dolida—. Porque este niño es vivo retrato de Lucca.Aiden apreto los labios en una línea fina. El sabia que Nate era hijo de Lucca. Lo sabia por aquella prueba de paternidad que hizo y porque su Em tenia razón, eran dos gotas de agua, y por eso lo odiaba. Era el vivo retrato de su enemigo y tambien el vivo retrato del abusador de Em.Como poria siquiera tolerarlo. Y como Emily podía defenderlo.—Me importa una mierda de donde salió ese crio, tu no deberías querer una familia que te destruyo—Y que te incluye a ti —espeto Emily y Aiden trago saliva—. Estoy tan decepcionada de ti. ¿Qué fue lo que sucedió para que cambiaras tanto?—Te fuiste y me abandonaste.
Los hombros de Emily se hundieron al ver el pequeño que lloraba desconsoladamente, y no medito cuando ya se estaba acercando a él. Se arrodillo y lo contemplo sin asustarlo.—Nate —susurro con voz suave de no asustarlo—. Soy Emily, tu tía.—¿Mi tía? —Los ojos azules enrojecidos hicieron encoger el corazón de Emily. Y odio un poco más a Aiden. Ahora que su exmarido conocía la verdad sobre sus mellizos, la mente de Aiden quería reconocer a sus verdaderos hijos y deshacerse de los falsos. Después de todo la empresa era suya, gracias al nacimiento de Nate.—Si. —contestó—. Daphne tu madre es mi hermana mayor.Trago saliva y Emily le tendió la mano. El niño dudo, pero finalmente la tomo.—¿Me harás daño?
CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Y CUATROEran las cuatro de la mañana, por lo que el silencio fue aún peor, ya que las personas que estaban antes en la sala de espera ya se habían ido, tampoco estaba la chica del mesón, y para colmo los encargados del lugar habían apagado algunas luces, que todo comenzaba a ser más tétrico.Alex estaba desde las doce de la noche esperando en el hospital, sus ojos verdes comenzaron a cerrarse solos, pero se mantenía ahí tratando de ser, aunque sea un aporte emocional.Emily y Aiden había llegado alrededor de las dos de la madrugada, y los efectos del largo viaje que realizaron también les comenzaba a pasar factura, por lo que la noche para todos se les comenzaba hacer eterna. Parecía como si las manecillas del reloj no avanzaban en nada, estaban como congelados en el tiempo.Además, Emily seguía entumecida, a pesar del aire acondicionado de la sala de espera, la manta y el chocolate caliente.Ella estaba tomada del brazo de Aiden y apoyaba su cabeza en su ho
Hola gente bonita ¿Como están? Estoy aquí para pedirles una gran disculpa, no sé qué sucedió; al parecer mi internet estaba malo o fue error de la plataforma, pero los capítulos no se subieron completos, me di cuenta hace un par de días, por eso comencé a corregir lo antes posible los capítulos erróneos para no perder el hilo de la historia. Le pedí a mi editora que los pudiera aceptar y actualizar; aunque solo hay dos capítulos que no tienen número en su encabezado que no se pudieron cambiar y no sé porque ☹, por eso esos textos que son más cortitos, podrían tomarlo como adelanto de lo que se viene, ya que tampoco los puedo eliminar. Lo siento mucho de nuevo, pero ya todos los capítulos están corregidos para que puedan ser leídos, esto si no me equívoco era desde el capítulo ciento cuarenta y dos en adelante. Y desde ya muchas gracias por seguir apoyándome con sus lecturas y les comentó que ya no queda nada, este mes la historia va a terminar sí o sí. Gracias de nuevo. Con car