Hola gente bonita ¿Como están?
Estoy aquí para pedirles una gran disculpa, no sé qué sucedió; al parecer mi internet estaba malo o fue error de la plataforma, pero los capítulos no se subieron completos, me di cuenta hace un par de días, por eso comencé a corregir lo antes posible los capítulos erróneos para no perder el hilo de la historia.
Le pedí a mi editora que los pudiera aceptar y actualizar; aunque solo hay dos capítulos que no tienen número en su encabezado que no se pudieron cambiar y no sé porque ☹, por eso esos textos que son más cortitos, podrían tomarlo como adelanto de lo que se viene, ya que tampoco los puedo eliminar.
Lo siento mucho de nuevo, pero ya todos los capítulos están corregidos para que puedan ser leídos, esto si no me equívoco era desde el capítulo ciento cuarenta y dos en adelante.
Y desde ya muchas gracias por seguir apoyándome con sus lecturas y les comentó que ya no queda nada, este mes la historia va a terminar sí o sí.
Gracias de nuevo.
Con cariño, Elika.
CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Y CINCOEran las ocho de la mañana cuando el Dr. Bulley salió de la operación de Daphne.Él estuvo en pabellón casi seis horas continuas, en donde trató de salvarle la vida a la mayor de las Harper, sin embargo, la sobredosis de las drogas que Daphne tenía en su sistema, les impidió hacer un trabajo limpio como al staff médico le hubiera gustado.Lo bueno que, al ser joven, su corazón y su cuerpo resistió la anestesia, por lo que el doctor esperaría veinticuatro horas para ver su reacción, y si su reacción era favorable, entonces la someterían a la segunda cirugía que tenían planificada para ella, de un total de tres.Para el médico aún era luego para decir con qué tipo de secuelas quedaría Daphne, pero lo que si esperaba según su experiencia era que, si o si iba a quedar con algún tipo de discapacidad física que luego necesitaría terapia para poder recuperarse, esperaba que no, ya que los milagros ocurrían, pero en el caso de Daphne no tenía muchas cosas a f
CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Y SEISPara Emily eso de jugar a ser fuerte, ya no estaba siendo divertido. Los días grises se habían afianzado con fuerza en sus entrañas. Cada problema que enfrentaba en su vida, le opacaban más y más su sonrisa, que ya no sabía ni que esperar.Ella quería creer que con el paso del tiempo todas las cosas se solucionarían, pero ese paso del tiempo se le había convertido en una eternidad.«¿Como pudo su vida cambiar en tan solo días?» Se preguntó a sí misma, mientras apoyaba la cabeza en la ventana del Maserati. Aun le parecía absurdo que con la llegada de Aiden, todo se hubiera desmoronado otra vez, como si el chico fuera un gran tsunami que la empapó entre las olas furiosas del mar.Aiden tan solo la miró de reojos, mientras manejaba por la trascurrida carretera. Cruzaron los edificios en los cuales una vez Emily fue feliz, y ella tuvo la intención de preguntar al ver el balcón del departamento de Aiden desolado, pero de sus labios no alcanzo a decir nada c
CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Y SIETEEmily empujó la puerta atropellando a Aiden. Ella fue la primera en entrar buscando la voz de aquel pequeño en la cual tan solo eran suplicas de dolor.La sala de estar estaba vacía, por lo que corrió por el pasillo hasta llegar a la cocina y ahí la imagen que vio, la destrozó por dentro, porque por un breve instante se imaginó que la situación de Nate, podría ser la situación de Elian o de Ada.Nate estaba acurrucado en el suelo tapándose la cara, mientras sollozaba, y la niñera estaba con un cinturón de cuero en sus manos. La mujer estaba tan absorta en maltratar a Nate, que no se percató de que era observada por Emily.—¡Limpia el maldito suelo bastardo! —gritó la niñera al mismo tiempo que impactó el cinturón en el cuerpo de Nate. Los cereales y la leche estaban esparcida por el suelo.Emily tembló de rabia y el niño gritó y lloró con fuerza, que todo su cuerpecito se sacudió de dolor. La niñera volvió a levantar la mano, pero antes de que volvier
CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Y OCHOLa policía llegó veinte minutos después. Emily escuchó las sirenas de las patrillas de policía y dejó a Nate sentado en la cama. Luego se puso en pie para ir hacia la sala de estar.—Ya vengo mi cielo —musitó y se giró para salir de la pequeña habitación de Nate, pero el niño saltó de la cama y corrió a tomarle la mano a Em. Ella lo miró con dulzura y Nate sacudió la cabeza con la mirada brillosa por las lágrimas que se acumulaban en sus pupilas azules.—No me dejes, por favor —suplicó, que ella suspiró y lo volvió a tomar entre sus brazos. Nate de inmediato se abrazó al cuello de Emily y ella le sobó la espaldita, para disipar el miedo que estaba arraigado en las venas de su sobrino.Dos oficiales estaban conversando con Aiden. Él ya le había mostrado a la mujer que estaba maniatada en la cocina, por lo que uno de los oficiales soltó a la niñera y luego le puso las esposas llevándosela a uno de los vehículos policiales en donde había dos oficiales más
CAPÍTULO CIENTO CINCUENTA Y NUEVELuego de pasar por el hospital y la estación de policía, Emily y Aiden nuevamente había tenida una pequeña discusión con respecto a Nate, un momento que nuevamente los alejaba del uno del otro.Nada nuevo para la rutina que comenzaba a construir Emily y Aiden desde que se volvieron a encontrar, por eso cuando llegaron a la casa que había comprado Aiden, Emily ya estaba un poco molesta.Ella se bajó primero del vehículo con Nate en brazos y caminó hasta la entrada. Luego golpeó un par de veces la puerta blanca y Marie que estaba en el comedor, se levantó de la mesa y fue abrir, ya que supuso que sería su hijo y su nuera, sin embargo, la madre de los hermanos Preston no espero la sorpresa que se llevaría.Ella giró el pomo y desplegó la puerta. Marie primero vio a Emily y luego sus ojos verdes se fijaron en el pequeño niño. Hizo una pequeña mueca de desagrado que no pasó desapercibida para Emily.El pequeño niño ya no lloraba, pero seguía aferrándose al
CAPÍTULO CIENTO SESENTAAdrián había llegado a conocer a sus nietos y a tomar desayuno, al igual que Alex, pero ahora el padre de Aiden, sabía que su nuera no estaba de buen humor, por lo que ante el silencio incómodo que se generó en la mesa luego de que los niños se retiraron a jugar en el jardín interior, decidió hablarle a Emily con sinceridad para enfrentar los problemas que tenían como familia.Adrián era de los que creían que su núcleo familiar aun podía reconciliarse y optar por la paz, dejar las peleas absurdas y enfocarse en amar a los niños que ahora estaban en su vida, sin importar su procedencia, por eso junto sus manos sobre la mesa y observó a su nuera.—¿Cuál es la situación Emily? —indagó Adrián con el fin de saber qué es lo que quería Em.Emily se echó hacia atrás en la silla de madera, se cruzó de brazos y se puso a la defensiva. Sus ojos se estrecharon y se anclaron en los ojos curiosos de Adrián, ella le hizo saber con su mirada que sentía que todos habían sido có
CAPÍTULO CIENTO SESENTA Y UNOTodos en la mesa se habían quedado en silencio, cuando Aiden se ausentó.Los minutos a Em se le hicieron eterno, pero de pronto todo desapareció en el momento justo que inspiró el aroma amaderado del perfume de su esposo. Un nudo de nervios se acentuó en su estómago al sentir el calor de él, cuando se paró a su lado.—Ahí está —anunció Aiden tendiéndole la carpeta sobre la mesa, frente a ella—. Esta propiedad es tu casa, Em. Solo tuya. Esta completamente pagada, ya que la compré con dinero en efectivo. No tendrás que mudarte, ni pensar en la hipoteca. Es tuya para hacer y deshacer. Siempre la compre pensando en ti y en los mellizos.Emily se mordió los labios con el pulso latiendo en medio de su pecho y abrió la carpeta, encontrando la escritura de la casa. Su nombre estaba plasmado como única dueña en el título de dominio de la propiedad.—¿Esto es…?—Lo hice mucho antes de que lo pidieras —contestó Aiden a la pregunta implícita de Em—. Eres mi mujer y l
CAPÍTULO CIENTO SESENTA Y DOS—¡Adelante! —Ella provocó a Aiden—. Amenázame, demándame o intenta quitarme la custodia de los mellizos… pero créeme… esta vez no te voy a dejar ganar. Y no lo hago por mí, lo hago por ellos para que tengan un presente y un futuro distinto al que viví yo.Aiden rechinó sus dientes al escuchar eso que le irritaba y Emily siguió soltando todo, sin importar a quien le hiciera daño con sus palabras ni tampoco lo cuan repetitiva era con respecto a su pasado, pero tenía la necesidad de que todos los Preston por una vez la escuchara decir las cosas que se había guardado por mucho tiempo dentro de sí y que la arañaban por dentro.Ella tenía un dolor que no había sido sanado. Uno, tras otro que por mucho tiempo lo evitó, pero ya no más.—¿Acaso no te das cuenta que ese niño que ahora está jugando a fuera con nuestros hijos, es el vivo retrato del hombre que más daño me hizo? —cuestionó Emily con la voz rota y con los ojos picándole por las lágrimas—. El hombre que