¡Cómo le hubiera gustado asegurarse que Ángela estaba bien!
Más agotado que de costumbre se dejó caer en la silla de su despacho. Apenas llevaba unos minutos allí cuando su madre irrumpió en la estancia hecha un basilisco. En pocas ocasiones la había visto así.
-¿Qué demonios estás haciendo, Felipe? ¿Por
Felipe no prestó atención a la película. Toda su atención estuvo puesta en la mujer que tenía al lado. Le encantaba cuando ensanchaba la sonrisa, cuando lo cogía del brazo con fuerza o cuando entreabría la boca. Estaba completamente absorta en la película. Varias veces le hubiera encantado abrazarla y besarla hasta quitarle el aliento.Cuando la película terminó, no aguantó más y la atrajo hacia él. Acercó la boca a su pequeña oreja y susurró:
A Felipe no le gustó que Ángela se comportara de esa manera. Ya hablaría con ella después, pero mientras tanto aprovecharía esa ventaja.-Creo que podríamos organizar una boda en dos semanas –respondió abrazándola por detrás, besándole la mejilla y apoyando el mentón sobre su cabeza.-Ángela... -escuch&oa
-Tengo que hablar con vosotros –espetó Ángela cuando terminó de desayunar.Sus padres la miraron expectantes.-Quiero que respetéis la decisión que acabo de tomar –comenzó.
Felipe esperaba impaciente que Ángela apareciera. Había decidido no volver a buscarla. Era mejor darle tiempo para que se apaciguara. Además, esos días se había dejado llevar, olvidando por completo su objetivo. No entendía como esa muchacha tímida y sin experiencia lo había conseguido.Todo estaba preparado. Los invitados ya estaban sentados a ambos lados del pasillo de alfombra blanca por donde caminaría la novia. Luego, cuando la ceremonia hubiera terminado, todos se desplazarían hacia las mesas preparadas para la celebración, que estaban estratégicamente situadas alrededor de una
-Perdona, no quiero ser maleducada, pero no estoy acostumbrada a que me abracen personas que apenas conozco.-No pasa nada, a veces no puedo evitar ser tan efusiva –se disculpó la mujer.Parecía un poco conmocionada por el rechazo que acababa de sufrir, como si nunca le hubieran pasado cosas así.
Sin embargo, la magia desapareció en un santiamén cuando Felipe rozó los pechos de su esposa. Estaban demasiado sensibles desde hacía unos días, y la corriente eléctrica que sintió con ese simple roce fue demasiado para Ángela. Excitante, sí, pero inesperado para sus entrañas.Se separó de su esposo de un empujón, aunque no lo suficiente porque, cuando intentó salir del lecho, Felipe se lo impidió.
Mientras se duchaba intentó ordenar sus ideas. Todo lo que estaba pasando parecía tan inverosímil. No entendía porque Felipe había puesto sus ojos en ella. Ayer, cuando conoció a Aurora, un pensamiento apareció de la nada y no hacía más que torturarla; se había sentido tan insignificante entonces, muy poco femenina, y ella no era esa clase de persona. Siempre había estado segura de la mujer que era. ¿Qué le estaba pasando?Le hubiera encantado irse de luna de miel. Eso hubiera significado más días
De camino a casa, a Ángela la venció el cansancio y terminó durmiéndose. Había sido un día ameno y... había conocido mejor a Felipe. Se despertó un poco antes de llegar a casa de los Cruz. Ángela se ruborizó al darse cuenta que se había quedado dormida. Seguramente Felipe estaba tan cansado como ella y, para amenizar el regreso, debería haber entablado una conversación con él. Se disculpó, pero su esposo no se lo reprochó, al contrario, le dijo que era bueno que durmiera, tanto para ella como para el bebé.Último capítulo