Unos golpecitos en la puerta lo sacaron de sus pensamientos lastimeros. Se vistió y fue a ver quien no dejaba de llamar.
-Señor, disculpe, pero Celeste Paredes está aquí –le anunció Richard.
-Avisaré a Ángela.
-¿Te encuentras bien, Angy? –preguntó Pedro preocupado.-Necesito aire –contestó antes de salir de allí.Pedro iba ir tras ella, pero Felipe se puso delante de él fulminándolo con la mirada. Lagos entendía que desconfiara de él, después de todo acababan de conocerse. Así que, aunque estaba preocupado por su "herm
Sólo había encontrado una manera de demostrarle a su esposa que había cambiado. Iba a ser difícil, pero ya lo había decidido. Además, así también se probaría a sí mismo que podía ser un hombre de provecho.Llevaba varios días trabajando de sol a sol. Tenía mucho que aprender, así que comía en la empresa y llegaba muy tarde a casa. Y aunque estaba cansado y quería irse directamente a la cama, sentía la enorme necesidad de ver a su dama. Con sigilo, entraba en la que había sido s
-¡Ángela, Ángela! –escuchó mientras la sacudían con suavidad pero firmeza.Al abrir los ojos, se encontró con el rostro de Patricia, pálido y angustiado.-¿Qué...
Se levantó de la cama, la cercanía de Felipe era demasiado abrumadora, y caminó hacia la puerta dándole la espalda a su marido.-Me importas, Felipe, mucho –aseguró con ímpetu, sino lo tenía cerca era más fácil hablar-. Estoy asustada, tengo miedo que rechaces mi...-Bueno, ya estamos aquí –exclamó la se&n
¡Tres meses! No podía creer que su pequeña Esmeralda fuera a cumplir tres meses. Mañana se reunirían para celebrarlo. Una pequeña reunión familiar como hicieron con su sobrina Cristina.Felipe había insistido en contratar una nana para Esmeralda, aunque ella estaba decidida a ocuparse de su hija en todo lo que pudiera. Al final, la habían contratado, una agradable mujer, Rosa, pero aún así Felipe estaba contento que hubiera decidido quedarse en casa para ocuparse de su hija, y es que seguía preocupado por su salud despu
Agapea, principios de Noviembre de 1990Tenía tantas ganas de ver a su familia que últimamente los eventos sociales a los que estaba acostumbrado a asistir habían comenzado a aburrirle. Ni siquiera las bellas damiselas que revoloteaban a su alrededor conseguían entretenerlo.¡Seis meses! ¡Más de seis meses fuera de casa! No era de extrañar que estuviera tan entusiasmado por regresar.
Agapea, Febreto de 1991 Todo el que se preciaba debía vivir en uno de los barrios más fastuosos y antiguos de Agapea, una ciudad del noreste de España. "Las dos torres", al oeste, y "Los castillos", al este, eran dos de estos barrios, y estaban separados por el parque más grande de la ciudad: "El parque de Agapea". Los Cruz eran una de esas familias. Nadie podía negar la influencia que tenían y el cuantioso patrimonio que poseían. Sin embargo, un gran infortunio estaba a punto de instalarse en el hogar de esa familia.
-¡Vamos a llegar tarde! –se quejó Dora Cruz-. Tu hermana está impaciente y yo igual. Queremos conocer a Ángela Paredes. Supongo que ya sabes que apenas se deja ver. Si nos retrasamos más tiempo, habrá tanta gente que será muy difícil verla. ¡Tenemos que darnos prisa!Dora Cruz había irrumpido en la habitación de su hijo y no dejaba de caminar de un lado a otro, impaciente. Él también quería conocer a Ángela Paredes y estudiarla detenidamente, pero no iba a mostrarse ansioso. Así que, con extrema lentitud comenzó a colocarse la corbata.Último capítulo