Jenny: Tan pronto como se disipó la nube de placer, el temor y los nervios de que alguien nos encontrara semidesnudos, uno dentro del otro, me invadió. Sin embargo, aunque quería vestirme no podía hacerlo, porque el peso de Leonel sobre mi cuerpo no dejaba moverme.— ¡Leo, Leo! Tenemos que vestirnos, alguien puede venir en cualquier segundo.Mis palabras consiguen el efecto contrario, lejos de motivarlo recuperar la compostura, empezó a darme besos ligeros en la piel de mi espalda que estaba a su alcance. Las cosquillas en mi sexo no se hicieron esperar, así como la dureza de mis pezones, que por poco perforaban el intento de mesa.— ¿Estas segura que acabemos ya?... Yo aún quiero más…Antes que pudiera decir alguna palabra, sentí sus dedos dentro de mi robando un quejido — ¡Aghh! ¡mmmm! — la sensación era tan deliciosa, que no deje de saborearme ni un instante, sin duda es un experto en lo que hace.— ¿Ah? Dime ¿Quieres que lo dejemos así o sigo?...Su voz rasposa me estaba volviend
Jenny: Todavía no podía creer lo que estaba pasando, iba en la parte trasera de un taxi, abrazada al hombre que amo y que no dejaba de susurrarme picardías al oído. Sin embargo, pese a la inmensa felicidad que reinaba en mi pecho, el miedo a que todo se desvaneciera, seguía intacto, incluso había empeorado. — ¿Qué va a pasar cuando ya lo estemos de viaje? Era la pregunta que taladraba mi cabeza una y otra vez, mientras Leonel entrelazaba sus dedos con los míos y besaba mi frente. Nadie que lo conozca podría creer esa forma tan linda de tratarme. Parecía un hombre diferente. — ¿Te pasa algo? Has estado muy callada. Me acarició la mejilla con el dedo índice, mirándome como si no existiera más nadie a nuestro alrededor. — La verdad, es que si, pero ahora no es el momento. Debemos enfocarnos en la conferencia, estamos retrasados. Esa era otra de mis preocupaciones, el terminal del ferry se ubica bastante lejos del hotel y era impresionante la cantidad de tráfico que había, entre má
Jenny: Contra todo pronóstico llegamos al salón de conferencias a la hora establecida, no tengo palabras para describir el alivio que sentí cuando por fin teníamos todo listo. Fuimos recibidos por una de las promotoras del evento, quien no dejaba de mirar descaradamente a Leonel, ignorándome por completo, incluso daba sus explicaciones como si yo no existiera, buscando cualquier excusa para rozarlo o aproximarse a cuerpo — ¡La quería matar! —— Es muy amable de su parte señorita, pero prefiero que nuestros asientos estén juntos, después de todo, la doctora González no solo es mi acompañante sino también mi pareja.Los ojos se me iban a salir de las orbitas, la mandíbula iba a golpear el suelo, no podía creer lo que estaba escuchando, ni mucho menos lo que estaba viendo. Serrano acababa de poner en su lugar a esa resbalosa, al mismo tiempo que me había dado mi puesto, en realidad me cuesta describir lo que sentí en ese instante, pues si bien quería gritar y bailar de emoción, la imag
Leonel:Como era de esperarse, nuestra presentación fue todo un éxito, nuestros colegas quedaron gratamente sorprendidos con las hipótesis que ofrece el estudio, así como con las conclusiones que hemos obtenidos en poco tiempo. Debo decir que la mejor parte fue ver a Jenny comiéndose el mundo, mostrando lo excelente profesional que es — ¡Estoy muy orgulloso de ella! —Al terminar con el ciclo de preguntas y una vez finalizada la conferencia, los organizadores nos invitaron a una pequeña recepción en el restaurante del hotel. Fue entonces hasta ese momento que caímos en cuenta que no había comido absolutamente nada desde la mañana.— ¿Te parece si comemos algo, compartimos un poco y nos retiramos a la habitación? ¡Hay muchas cosas que tenemos que hacer!El rostro de Jenny se ruborizó en seguida, obviamente no ha dejado de pensar en lo que vivimos en el ferry, así como yo tampoco. Debo decir que estoy decidido a contarle toda la verdad, a no dejar ni un solo cabo suelto que pudiera sepa
Jenny:Procesar lo que estaba escuchando era muy difícil, respiré profundo tratando de tomarlo con calma y no dejar que el impulso de tirar todo por la borda me ganara, después de todo, había prometido escuchar todo lo que tenía que decirme por mas descabellado que fuera.— ¡Ok! Déjame ver si entendí… ¿Estabas usando a tu hermanastra obsesionada contigo para darme celos?, ¿Eso es lo que me estas queriendo decir?Esa conversación no era fácil para ninguno de los dos, pese al amor que no tenemos, había demasiadas heridas abiertas y confusiones sin sentido, que son responsabilidad únicamente nuestras, por ese orgullo pendejo nos comportamos como niños carentes de madurez.— No me enorgullece reconocerlo, pero, sí. Justo eso estoy diciendo… La vez que llegó a mi casa cuando estábamos juntos, lo hizo para llevarme unas cosas.— ¡Si es así, ¿Entonces por qué me ocultaste?! — replico alterada, por haber recordado esa humillación.Furiosa, me alejé hasta el balcón, abrí el ventanal para respi
— ¡Voy a llegar tarde!—El despertador no deja de sonar mientras corro de un lado para otro para arreglarme — ¡No, hoy no, no puedo llegar tarde! — Me parece injusto que justamente hoy me haya quedado dormida —No debí pasarme de tragos anoche— me auto regaño mientras termino de maquillarme.Tomo los apuntes y salgo corriendo de la habitación, ni tiempo de desayunar me da, mi única preocupación es llegar a tiempo a la clase de ese tirano que me la tiene montada. No importa cuánto me esfuerce por agradarlo, nada de lo que hago parece llenar sus exigencias.Me llamo Jenny estudio el cuarto año de psicología en la UCV, soy muy aplicada y adoro mi carrera, de hecho siempre he destacado entre el resto de los alumnos por mis notas sobresalientes, los profesores por lo general me adoran y no tengo problemas con ellos pero siempre hay una excepción.<
En el exacto orden en el que recogió los exámenes los fue entregando corregidos, por supuesto el mío lo dejo al final, mirándome con aires de victoria. Mis compañeros fueron abandonando el aula de a poco, hasta que quedamos a solas. Controlar la rabia se me estaba dificultando más de lo que creí, tanto su risita sarcástica como su presencia me molestaban.— ¡González! Tal como imaginé reprobó la prueba— cínicamente me escaneo de arriba abajo. Su forma de mirarme hizo imposible que pudiera seguir disimulando.— ¡Profesor! Me va a disculpar, pero no me parece justa su clasificación— la voz me temblaba por la presión— ¿Usted tiene algo en mi contra? — pregunté directamente sin poder contenerme.Con la ceja arqueada se levanta de su asiento apoyando las manos sobre el escritorio, clavando sus frio ojos
El resto de la jornada transcurrió con normalidad, hice mi mayor esfuerzo por prestar atención a las otras clases, pero me era imposible dejar de pensar en ese amargo momento de la mañana. Sobra decir que después de verlo en la cafetería no fui capaz de probar bocado.— ¿Le pasa algo señorita González? — Dice la profesora Martínez —Hoy la he notado bastante distraída en clase, cosa que no es habitual en usted—— No profe, no es nada, ¡Problemas que nunca faltan!— le digo con una leve sonrisa.— ¿Segura? ¿Hay algo que pueda hacer por usted? — Luce preocupada — Atropelle con su auto al imbécil de Leonel Serrano — pienso, mientras le sonrío.— ¡Segura profe! No se preocupe, no es nada grave de verdad— Le resto importancia al asunto para tranquilizarla — ¡Nos vemos el