Capítulo 4

Decir que estaba felíz porque la señora Míriam me dió el trabajo y con buena paga no era nada, podría decir que estoy eufórica de felicidad. Además de que no voy a ver al padre de Skylar por el trabajo qué le consume bastante tiempo, lo cuál también me alegra.

Al inició me dió un gran temor el saber que ellos son hombres lobo, como quieran llamarlos, pero el recuerdo de la niña me removió algo en el pecho y no pude decir qué no. Pero lo qué mas me sorprendió fué qué Louis o Lou, como recuerdo le llamó Sky, es un Alfa, no lo podía creer pués, él és tan agradable y gentil.

Veo tanto a mí izquierda como a la derecha, al cerciorarme de qué ningún vehículo viene, cruzo lo más rápido qué puedo; al estar al otro lado comienzo a encaminarme a la esquina del éste, dónde una muy colorida y hermosa cafetería se deja apreciar desde lejos. A unos pasos lo logro ver a una pelirroja sonrio al saber qué se trata de mí amiga, al acercarme veo como ella alza un poco su cabeza y huele el aire a su alrededor, sia vuelta hasta qué su mirada conecta con la mía, ella me devuelve la sonrisa saliendo del local para salir a mí encuentro.

— Cómo te fue Mérida — habla mientras me abraza — ¿Viste a los dueños? ¿son humanos? — pregunta al separarse de mí con gran preocupación en el rostro, pero sé qué también tiene mucha esperanzas.

— No son humanos — el rostro mi amiga se desfigura, suelto un suspiro —  Pero creó qué debo darle una oportunidad ¿cómo tú dijistes no todos son iguales? — ella ve me frunciendo el ceño — ¡Mé dieron el trabajo!.

Shara y yo chillamos de felicidad, mientras me da palabras de aliento — Tú debes ser Mérida — una voz masculina tras de nosotras nos hace separarnos, al verle mejor es un chico de piel bronceada, unos impresionantes ojos verdes, es alto y atractivo, ya veo porqué la emoción de mí amiga con su mate.

—  Mu-mucho gusto soy Mérida Parks —  con gran nerviosismo elevo mí brazo para así estrechar la mano con el mate de mí amiga.

—  Mucho gusto, soy Blake Praskova Gutiérrez — me estracha la mano con una gran sonrisa — Espero caerte bien Mérida, debes saber qué no todos los Alfas somos unos animales, pero sí estás tan nerviosa creó qué utilizaré madidas extremas.

Un nudo en la garganta se hace presente — Creó qué te caeré bién utilizando mí torpeza — funzo el ceño estrañada pero con una sonrisa —  Cuándo era pequeño recogí un perro de la calle y sé lo presente a mí madre como el hermano qué núnca me quisieron dar — suelto una risilla ¿cómo se le ocurre eso? — Recuerdo creer qué la gente iba a la iglesia para conectarse al Wi-fi y así recibir señal de Dios.

Esta vez rio de verdad, éste chico es bastante simpático y gracioso. Me quedo en la cafetería hasta qué el turno de la pareja lobuna en la cafetería termina, para irnos al aeropuerto por un amigo de Blake que viene de Inglaterra a trabajar, según pude escuchar se llama Harry.

Cuando al fin les veo salir de la cafetería, con mí amiga tomada de la mano de Blake hace qué muchos sentimientos abarquen mí cuerpo. Preguntandome sí alguna vez conozca el amor, en dónde dos personas se amen von todo su ser, un par de ojos azules viene a mí ¿Louis tendrá mate? - me pregunto, siento mis mejillas arder al pensar lo atractivo qué es.

— Vamos ya - la voz de Blake me saca de mis alocados pensamientos — Creó qué amarán a Harry, es un lindo Omega.

(...)

Ashton

Me muevo impacientes no encuentros la corbata qué va con éste traje de color gris, estoy casí viendo viable la opción dé cambiar la ropa qué llevo —  Ésto es lo malo de despertar tarde —  digo entre dientes. Pero a la vez con alivio porque mí pequeña bebe y yo, ya nos reconciliamos de la discusión de hace dos días.

—  Papi —  dirijo mí mirada hacia la cama, una tierna imagen se me presenta —  Ya te vas.

Yo asiento en su dirección, ella me dió ayer una miarada de cachorrita qué no pude aguantar cuándo me pidió dormir conmigo, la veo levantarse y se va directo a unos cajones qué no he revisado y de ahí saca mí corbata —  Papá eres tan grande qué no puedes agacharte — me hace señas para qué me acerque a ella, la tomo en mis manos para posicionarla encima del mueble.

Me dejo poner la corbata por ella, mientras lo hace mí mirada va a dar a sus lindas facciones, es igual a Antonella, al terminar el nudo la tomo de su pequeño rostro entre mis manos — Te amo hija, Skylar Romanoff — digo al darle un beso en la frente.

Veo la hora, al confirmar qué es muy tarde me despido de mi pequeña loba y salgo con el portafolio en manos escaleras a bajo, llego hasta la puerta principal —  ¡Auch! — mascullo al sentir como un martillazo en él pecho; sín ponerle mas importancia, abro la puerta.

Un exquisito olor a menta y vainilla llega a mis fosas nasales, frente a mí hay una pelinegra de hermosos ojos azules con la mano alzada, sus ojos al igual qué los míos se abren de la impresión, inhalo profundo.

Humana

Mate

Mía

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