Siempre he creído en el destino, que las cosas no pasan por casualidad sino porque así está escrito, cada desición que tomamos tiene una consecuencia y tal vez pueda alterar el camino por el cual vamos.
No importa cuánto luches, cuando algo no es para ti deberías dejarlo ir y aceptar que tal vez sea lo mejor. Nunca sabemos que podrá pasar, siempre debemos estar preparados para lo que venga y afrontarlo.
La vida coloca personas en nuestras vidas por tres razones, enseñarnos una lección, abrirnos los ojos o demostrarnos que estamos equivocados, porque las personas no llegan sólo por llegar, siempre tienen un propósito.
Y ahí es donde entra él, el chico que me mostró todo eso y también me mostró que no se puede tener todo en la vida, siempre habrá una primera vez para perder y aunque hagas trampa el resultado será el mismo.
Gracias a él aquella frase que alguna vez oí, la entendí a la perfección y supe que tenía razón.
Días antes... —Entonces... —suspiré con fastidio— tengo que hacer que se sienta incluido, ¿no? —volví a preguntar tal vez sea una pequeña bromita de su parte para ver qué tal estoy de empatía. Ella sabe que a veces me da pena hacer ese tipo de cosas, que sea escritora y sepa manejar bien a mi público, no quiere decir que también pueda hacerlo con los demás. Tal vez solo quiere joder mi paciencia, ya que ese es su pasatiempo favorito. —Si, Alaia —reitera con una sonrisita burlona— hazlo por mí, ¿si? —hace un puchero y ojitos como el gato con botas mientras junta sus manos. ¡Mierda! Sabe que no puedo negarme cuando hace esa carita. Sabe mis debilidades y las usa muy bien a su favor. Sivone astuta. —Bien... —dije de mala gana, bufé irritada y me crucé de brazos como la malcriada que soy.
Hoy Rhoid me citó en un parque para que siguiéramos con nuestra plática. Ví la hora en el reloj, ¡mierda!, voy media hora tarde, eso me pasa por andar hablando por el grupo de W******p con las chicas, se me pasó el tiempo y ni siquiera me he bañado. Busqué mi celular para marcarle, pero recordé que se me había olvidado pedirle su número, así que no me quedó de otras más que decirle a Sivone que me hiciera el favor de avisarle que llegaría un poco tarde. Me metí a bañar e hice esa acción lo más rápido que pude, al salir del baño me vestí con lo primero que ví y salí de mi casa para ir casi corriendo al parque. Casi que literalmente me fui corriendo. Cuando llegue él ya estaba esperándome en una banca muy sonriente, me senté junto a él y suspiré del cansancio. —Disculpa por haber llegado a la hora acordada, estaba hablando con las chicas por el grup
Me siento fatal, hoy es de esos días que mi depresión, mi ansiedad y mi baja autoestima me la están jugando muy mal, llevo todo el día llorando y sintiendo pena por mí misma. Estoy del asco y siento que todo lo que hago es un fracaso. Este mes ha sido el peor de todos, recordar que perdí esos premios tan importantes en las comunidad de escritores y haber recibido esa m*****a llamada que terminó de joder la poca estabilidad emocional que alguna vez tuve. Estoy acostada en mi cama mientras veo I*******m con mi celular, lo dejo de lado porque la vista se me cansó un poco. El celular comienza a sonar, pero no logré atender a la primera, volvió a sonar y esta vez sí pude tomar la llamada. —¿Quién habla? —ni siquiera ví el nombre de la persona. —Aly... —¿Betty? —pregunté confundida, hace mucho tiempo que no hablam
Dicen que al mal tiempo buena cara, pues me rio de quien haya dicho eso, hoy ha sido un día de perros, hasta sonreír es una acción pesada y no lo haré ni porque me fuercen. —Vamos Alaia, solo es una pequeña sonrisa —sigue insistiendo Sivone. —Ya dije que no —me crucé de brazos. Rhoid está sentado al otro lado de mi habitación, me mira con su ceño fruncido y está cruzado de brazos al igual que yo, excepto que yo parezco una niña malcriada y él un verdugo que me cortará con sus palabras. Que sexy. No pude evitar sonreír por lo que pensé y me dí un golpe mental al darme cuenta de lo que había hecho. Mi drama se había ido a la b****a. Sivone pego un grito de felicidad y empezó a sacudirme varias veces— ¿ves?, sonreíste —dice como si fuera la octava maravilla del mundo. —Igual sigo enojada —dije se
Me paro en frente del espejo, mi aspecto es un asco, tengo las ojeras marcadas y el cabello vuelto un desastre, no dormí casi nada en toda la noche, no dejé de pensar en Rhoid y lo que había sucedido ayer. Tal vez sea algo tonto, pero para mí no es así, él causa ciertas cosas en mí que no puedo entender con exactitud. Estuve pensando muy bien las cosas y no quiero dejar a Yeimy, no puedo hacerle daño con alguien que apenas acabo de conocer. Además ella me gusta mucho y me hace sentir bien, cada que me siento mal me da ánimos y siempre sabe cómo sacarme una sonrisa con sus ocurriencias. La puerta de mi cuarto se abre y Lucy aparece por ella. —No esperaba verte —digo sin dejar de ver mi reflejo en el espejo. —Yo estoy muy bien, gracias por preguntar, me encanta tu interés hacia mí —me dice sarcástica— te ves horrible, ¿qué pasó? —se sienta en mi cama y me mira en busca de una respuesta.
Aquí estoy, de nuevo, sin haberlo podido evitar; tuve que viajar varias horas en taxi para llegar aquí, estoy en la entrada, me decido si seguir mi camino hacia ellos o pedir un taxi nuevamente para devolverme a casa y dejar todo esto en el pasado como debería hacer. Nadie sabe que estoy aquí y eso es lo mejor, así nadie me podrá buscar y podré estar sola con ellos un rato, siento que lo necesito. Sin pensarlo más sigo mi trayecto por el cementerio, el lugar da una vista espeluznante, todo está muy solitario y siento un escalofrío recorrer mi piel, como si ellos supieran que estoy aquí y observaran cada uno de mis movimientos. No debes estar aquí y lo sabes, te hace daño. Ignoro esa vocesita fastidiosa que siempre me dice qué debo hacer y sigo con mi trayecto hasta que encuentro la tumba de Lorenzo, siempre la confundo y me cuesta llegar, caigo de rodillas sobre la tierra que cubre el cemento que sella su
Me muevo de aquí para allá en mi habitación, estoy algo desesperada, hace dos días que pasó lo del cementerio y por alguna razón he estado muy inquieta. No dejo de pensar en Maxi y en Rhoid, ambos me tienen con los sentimientos hecho un lío y la mente vuelta m****a, me vuelvo a sentar en mi cama y suspiro frustrada. —No te lo puedo prometer —dice él con la voz entrecortada. —Por favor... —le volví a suplicar, no quiero que se vaya.. Las lágrimas en sus ojos no se hicieron esperar y las mías tampoco, me abrazó con todas sus fuerzas. —Te voy a extrañar, mi niña —puedo sentir el dolor en cada una de sus palabras. Antes de separarse de mí me da un beso en mi frente, un beso que sé que es de despedida, sin más afloja su abrazo de mi cuerpo, entra de nuevo al edificio y me deja aquí sola, con el corazón roto y echa todo un mar de lágrim
Maxi estaciona frente a la casa, él baja primero y me abre la puerta del copiloto, no puedo evitar sonreír por su acción y me bajo con su ayuda, su camioneta es un poco alta y yo soy una chaparra que apenas mide 1.66. Veo la hora en mi reloj. 9:15 p.m. Es demasiado tarde, no entiendo qué hace Rhoid aquí, pensé que se había ido y más pensé eso porque estoy consciente que lo trate como si fuera una simple basurita. En un gesto posesivo Maxi me toma de la cintura y me acerca a él, juntos vamos caminando a la casa, Rhoid enseguida se levanta y ve a Maxi con cara de pocos amigos, el chico a mi lado también lo mira mal. Sí las miradas mataran ambos estarían tres metros bajo tierra. Siento una tensión muy grande en el ambiente, es tan palpable que podría cortarse muy fácilmente con unas tijeras, para calmar las cosas decido hablar con un tono de voz suave. &nb