Me siento fatal, hoy es de esos días que mi depresión, mi ansiedad y mi baja autoestima me la están jugando muy mal, llevo todo el día llorando y sintiendo pena por mí misma. Estoy del asco y siento que todo lo que hago es un fracaso.
Este mes ha sido el peor de todos, recordar que perdí esos premios tan importantes en las comunidad de escritores y haber recibido esa m*****a llamada que terminó de joder la poca estabilidad emocional que alguna vez tuve.
Estoy acostada en mi cama mientras veo I*******m con mi celular, lo dejo de lado porque la vista se me cansó un poco.
El celular comienza a sonar, pero no logré atender a la primera, volvió a sonar y esta vez sí pude tomar la llamada.
—¿Quién habla? —ni siquiera ví el nombre de la persona.
—Aly...
—¿Betty? —pregunté confundida, hace mucho tiempo que no hablamos.
—Si, soy yo, ¿estas sentada? —pregunta, su voz se oye entrecortada.
—Estoy acostada —respondo con simpleza.
—Bien, eso sirve —hace una pausa y suspira— Lorenzo murió.
—¿Qué? —fue lo único que pude decir.
—Que Lorenzo murió, Alaia, hace una semana un carro lo atropelló, no pudieron hacer nada por él.
No quise oír más y colgué la llamada, tiré el celular lo más lejos que pude. Comencé a llorar y a gritar como una desesperada.
No, no, no y mil veces no, mi hermano mayor no puede estar muerto, él me prometió que vendría para estar conmigo, que íbamos a vivir juntos, él iba a ser papá...
Él no me dejó sola, no...
¡Maldita sea!, ¡¿por qué?!, ¡¿por qué él?!, teníamos tantos planes...
Me tiré al suelo y escondí mi cara entre mis rodillas sin dejar de llorar, ni siquiera pude abrazarlo por última vez o decirle lo mucho que me importaba y eso no será posible, porque él ya no está.
Ese día creí que mis padres me darían algún tipo de consuelo al verme tan mal, pero no, no le dieron importancia y les dió igual.
Tantas cosas casi me llevan al borde del suicidio, pero por alguna razón esta vez no tuve el valor, simplemente dejo que todo me consuma y me revuelco en mi miseria, en la realidad donde sólo soy una m*****a fracasada que no sabe lidiar con sus sentimientos cada que aparecen de la nada.
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—Te vez fatal, Alaia.
—Gracias Álex, lo sé —le saco el dedo de en medio y sigo viendo vídeos tristes de gatitos.
—Dime que al menos ya no andas suicida —pregunta preocupado.
—No Álex, ya no estoy suicida —digo para tranquilizarlo.
—Alaia —cierra mi computadora y se coloca en frente de mí— sé que todo te está consumiendo, pero tú eres más que eso, pareces una perra depresiva —me reprocha, sé que no le gusta verme así.
Suspiré rendida— lo siento, en serio lo siento.
—No te preocupes funfita, me tienes a mí, no estás sola estúpida —me dice con una sonrisa y aprieta mi nariz— eres una buena hermana.
—Y tú un adoptado —reí a carcajadas.
—Contigo nunca se puede —niega con la cabeza repetidas veces, me lanza una almohada y se va de mi habitación.
Es increíble como todo entre nosotros ha cambiado tanto, hace unos años Álex y yo no podíamos vernos sin caernos a piñas, pero con el pasar del tiempo todo ha ido mejorando y ahora somos más unidos que nunca. Él es mi hermano menor y a decir verdad lo he moldeado a mi conveniencia, pero sinceramente él es hasta mucho peor que yo, aún así lo quiero con todo mi corazón, es mi hermanito y no importa que tan cruel sea, siempre estaré ahí para protegerlo y ayudarlo de ser necesario.
Vuelvo a abrir mi laptop para seguir viendo mis vídeos de gatitos y sin verlo venir me quedé dormida.
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—Si entendí bien —dice divertida— él te ignoró cuando se conocieron —se echa a reír como foca epiléptica.
—Si, Lucy —digo entre dientes fastidiada— no sé cuantas veces te lo voy a repetir —bufé y volteé los ojos.
Lucy llegó hace un rato, estaba teniendo el mejor sueño de mi vida con el papasito de Sasha Buric y la muy perra me despertó a la fuerza, se tiró encima de mí y me echó agua en spray. De mala gana me termine de despertar para lanzarle una almohada en la cara.
—Quiero seguir durmiendo, Lucy —me quejé e hice un puchero como la malcriada que soy.
—Deja de quejarte tanto Aly —estruja mis cachetes.
Con esta mujer no se puede, volteé los ojos nuevamente, decidí colocar gatos depresivos en Youtube, a ella no le quedó de otra más que aguantarse y verlos conmigo.
Digamos que Lucy, Luna y Sivone son mis amigas más importantes —las que más me soportan—, incluso son como hermanas para mí.
Ustedes dirán, ¿por qué tanto relleno?, porque quiero y porque puedo, además ellas tres son muy esenciales en esta historia y quiero que las conozcan bien.
Comencemos por Lucy, ella es mi mejor amiga hace más de un año, a decir verdad nos conocemos desde hace más o menos seis años, pero no fue hasta un día al azar que comenzamos a hablar y a los tres días ya éramos mejores amigas, un poco loco, pero por ahí dicen que lo mejor se da cuando no lo planeas.
Luego tenemos a Luna y a Sivone, a ambas las conocí en las reuniones de zorras, por casualidades del destino veía como todos los días se reunían y me dió mucha curiosidad, me acerque a su grupo y me incluyeron como un miembro más; agradezco ese día porque no solo las conocí a ellas sino a otras personas increíbles.
La cosa es que ellas tres y Álex, son las personas que más quiero es este mundo —a parte de mi familia, claro está—.
—¿Hasta cuando vídeos de gatitos triste? —pregunta irritada.
—Hasta que yo quiera —le respondo con simpleza— mi computadora, mis reglas —le sonreí inocente.
—Zorra.
—Gracias —le guiñe un ojo.
Suspiró vencida y se cruzó de brazos, su gesto me dió mucha gracia y no aguante mi risa escandalosa, ella frunció su ceño y me sacó el dedo de en medio. Me apiade de ella y coloqué una de sus películas favoritas.
Y así se terminó de pasar mi día, mi mejor amiga, yo, películas, muchas papas y mucha Coca-Cola.
Mis mejores días son así y no los cambiaría por nada en el mundo, agradezco el universo el día que ella llegó a mi vida y la hizo muchísimo mejor, porque creo que sin sus pendejadas ya estaría más que muerta.
Dicen que al mal tiempo buena cara, pues me rio de quien haya dicho eso, hoy ha sido un día de perros, hasta sonreír es una acción pesada y no lo haré ni porque me fuercen. —Vamos Alaia, solo es una pequeña sonrisa —sigue insistiendo Sivone. —Ya dije que no —me crucé de brazos. Rhoid está sentado al otro lado de mi habitación, me mira con su ceño fruncido y está cruzado de brazos al igual que yo, excepto que yo parezco una niña malcriada y él un verdugo que me cortará con sus palabras. Que sexy. No pude evitar sonreír por lo que pensé y me dí un golpe mental al darme cuenta de lo que había hecho. Mi drama se había ido a la b****a. Sivone pego un grito de felicidad y empezó a sacudirme varias veces— ¿ves?, sonreíste —dice como si fuera la octava maravilla del mundo. —Igual sigo enojada —dije se
Me paro en frente del espejo, mi aspecto es un asco, tengo las ojeras marcadas y el cabello vuelto un desastre, no dormí casi nada en toda la noche, no dejé de pensar en Rhoid y lo que había sucedido ayer. Tal vez sea algo tonto, pero para mí no es así, él causa ciertas cosas en mí que no puedo entender con exactitud. Estuve pensando muy bien las cosas y no quiero dejar a Yeimy, no puedo hacerle daño con alguien que apenas acabo de conocer. Además ella me gusta mucho y me hace sentir bien, cada que me siento mal me da ánimos y siempre sabe cómo sacarme una sonrisa con sus ocurriencias. La puerta de mi cuarto se abre y Lucy aparece por ella. —No esperaba verte —digo sin dejar de ver mi reflejo en el espejo. —Yo estoy muy bien, gracias por preguntar, me encanta tu interés hacia mí —me dice sarcástica— te ves horrible, ¿qué pasó? —se sienta en mi cama y me mira en busca de una respuesta.
Aquí estoy, de nuevo, sin haberlo podido evitar; tuve que viajar varias horas en taxi para llegar aquí, estoy en la entrada, me decido si seguir mi camino hacia ellos o pedir un taxi nuevamente para devolverme a casa y dejar todo esto en el pasado como debería hacer. Nadie sabe que estoy aquí y eso es lo mejor, así nadie me podrá buscar y podré estar sola con ellos un rato, siento que lo necesito. Sin pensarlo más sigo mi trayecto por el cementerio, el lugar da una vista espeluznante, todo está muy solitario y siento un escalofrío recorrer mi piel, como si ellos supieran que estoy aquí y observaran cada uno de mis movimientos. No debes estar aquí y lo sabes, te hace daño. Ignoro esa vocesita fastidiosa que siempre me dice qué debo hacer y sigo con mi trayecto hasta que encuentro la tumba de Lorenzo, siempre la confundo y me cuesta llegar, caigo de rodillas sobre la tierra que cubre el cemento que sella su
Me muevo de aquí para allá en mi habitación, estoy algo desesperada, hace dos días que pasó lo del cementerio y por alguna razón he estado muy inquieta. No dejo de pensar en Maxi y en Rhoid, ambos me tienen con los sentimientos hecho un lío y la mente vuelta m****a, me vuelvo a sentar en mi cama y suspiro frustrada. —No te lo puedo prometer —dice él con la voz entrecortada. —Por favor... —le volví a suplicar, no quiero que se vaya.. Las lágrimas en sus ojos no se hicieron esperar y las mías tampoco, me abrazó con todas sus fuerzas. —Te voy a extrañar, mi niña —puedo sentir el dolor en cada una de sus palabras. Antes de separarse de mí me da un beso en mi frente, un beso que sé que es de despedida, sin más afloja su abrazo de mi cuerpo, entra de nuevo al edificio y me deja aquí sola, con el corazón roto y echa todo un mar de lágrim
Maxi estaciona frente a la casa, él baja primero y me abre la puerta del copiloto, no puedo evitar sonreír por su acción y me bajo con su ayuda, su camioneta es un poco alta y yo soy una chaparra que apenas mide 1.66. Veo la hora en mi reloj. 9:15 p.m. Es demasiado tarde, no entiendo qué hace Rhoid aquí, pensé que se había ido y más pensé eso porque estoy consciente que lo trate como si fuera una simple basurita. En un gesto posesivo Maxi me toma de la cintura y me acerca a él, juntos vamos caminando a la casa, Rhoid enseguida se levanta y ve a Maxi con cara de pocos amigos, el chico a mi lado también lo mira mal. Sí las miradas mataran ambos estarían tres metros bajo tierra. Siento una tensión muy grande en el ambiente, es tan palpable que podría cortarse muy fácilmente con unas tijeras, para calmar las cosas decido hablar con un tono de voz suave. &nb
Siento como una mano recorre mi cara con delicadeza, como si fuera la muñeca de porcelana más delicada que se debe cuidar con mucho esmero, tengo los ojos cerrados y por alguna razón no los puedo abrir, pero tampoco quiero hacerlo, no quiero dejar de sentir su toque que hace estremecer cada parte de mi cuerpo. —Mi Lunita... —oígo que susurran cerca de mi oído con adoración. Esa voz... Hace mucho no la oía y la extrañaba tanto. Despierto de golpe, paso mis manos por mi cara y cabello un tanto desesperada, hace mucho que no lo veía en mis sueños, desde que terminé con Estid y luego después de mi última recaída. Me vuelvo a acostar en mi cama, el corazón me late a cincuenta mil por horas, siento como si se me quisiera salir del pecho. No estoy respirando bien y siento que me voy a desmayar. Miro la hora en mi celular. 5:15 a.m.<
Hoy es de esos días que me siento muy feliz, ya limpie toda la casa e hice mis demás deberes sin colocar queja alguna. Mis papás no están por su trabajo y Álex tuvo que ir a estudiar con unos compañeros. Tengo la casa sola y eso es lo mejor para mí, busco mi control del estéreo y coloco música de Melanie Martínez a todo volumen. Amo su música, sus ritmos son llamativos y sus letras demasiado significativas, sinceramente todo lo que hace esa mujer es una obra de arte. Bailo mientras hago el almuerzo para Álex y para mí, en eso escucho que tocan el timbre y le bajo un poquito a la música, ví por el huequito de la puerta y es Rhoid. Vaya, no esperaba que viniera hoy, pensé que estaría con sus amigos celebrando su graduación. Abrí la puerta y él enseguida me abrazó. —Cuanta efusividad... —hablo un tanto perpleja, él casi nunca suele ser así conmigo, solo con Sivone— pensé que ese era mi estilo —m
La vida te enseña a ser fuerte, aunque hay personas que a pesar de haber llevado más golpes queunsaco de boxeo no aprenden nada y siguen estancados en la misma mierda, en un maldito ciclosin fin en donde solo se siente pena por uno mismo. Y ahí es donde entro yo, que siempre hago lo que quiero, a veces no entiendo las lecciones que me da la vida y por eso me ando estrellando cada vez, hay golpes que son más dolorosos que los otro, pero siempre me dejan muy lastimada y sin ganas de seguir con todo lo que me rodea.Mi vida desde los siete años ha sido una porquería, siempre estuve envuelta en un ambiente tóxico donde mi padre es un infiel con problemas de ira, que prefiere irse a beber con sus amigos antes que pasar tiempo con nosotros; y lo peor, es que mi madre es una manipuladora con complejo de víctima, en donde ella hace ver a su entorno como el malo y ella no santa que se vio afectada