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||Capítulo 4. Una pequeña sonrisa||

Dicen que al mal tiempo buena cara, pues me rio de quien haya dicho eso, hoy ha sido un día de perros, hasta sonreír es una acción pesada y no lo haré ni porque me fuercen.

—Vamos Alaia, solo es una pequeña sonrisa —sigue insistiendo Sivone.

—Ya dije que no —me crucé de brazos.

Rhoid está sentado al otro lado de mi habitación, me mira con su ceño fruncido y está cruzado de brazos al igual que yo, excepto que yo parezco una niña malcriada y él un verdugo que me cortará con sus palabras.

Que sexy.

No pude evitar sonreír por lo que pensé y me dí un golpe mental al darme cuenta de lo que había hecho.

Mi drama se había ido a la b****a.

Sivone pego un grito de felicidad y empezó a sacudirme varias veces— ¿ves?, sonreíste —dice como si fuera la octava maravilla del mundo.

—Igual sigo enojada —dije seria.

—Si, si, si —se empieza a reír.

—Me gusta tu sonrisa —dice Rhoid de repente— así sea pequeña, tu sonrisa es muy bonita.

Siento mis mejillas arder y mi corazón bombeaba más sangre de lo común, no sé ni cómo disimular lo nerviosa que me pone este chico.

—Gracias —trato de sonar indiferente.

—Es la verdad —ahora él me sonríe.

—Bueno... —nos interrumpe Sivone— yo me tengo que ir, mi lindo novio me espera —dice emocionada— ¿te quedas o te vas? —pregunta hacía Rhoid.

—Me quedo, no te preocupes —se levanta de la silla para darle un abrazo y un beso en la frente.

Sivone se va y nos deja solos.

Hace una semana que lo conozco y a decir verdad me cae muy bien, también causa ciertos estragos en mí que no puedo siquiera explicar, es algo que, apenas lo veo mi corazón comienza a latir más rápido, mis ojos se dilatan y mi respiración se torna pesada.

Rhoid cierra la puerta y se sienta junto a mí, en este momento quisiera desmayarme y ni entiendo el por qué.

Pasa su mano por mi mejilla y comienza a acariciarla mientras juega con mi cabello, su toque es cálido y sus manos son muy suaves.

Debe sentirse rico cuando sus manos toquen otros lados...

Me separé de él sin ser muy brusca, no puedo estar pensando en esas cosas, estaría bien si no tuviera novia. Pero es que ahs, desde que lo conocí, por alguna razón mis hormonas han estado más activas de lo común y sinceramente eso no es algo bueno.

A lo mejor solo estoy confundida y ya.

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—¿Me prometes que si salto me atraparás? —volví a preguntar no muy convencida.

—Que si mujer, confía en mí.

—Esta bien —cerré los ojos y me tiré a sus brazos.

Él no dudó ni un momento y me atrapó como lo prometió.

Se supone que estamos haciendo caídas de confianza, él pasó primero —aunque fue difícil atraparlo porque es más pesado y más grande que yo, pero igual lo hice— y era mi turno de hacerlo.

—¿Ves? —me pregunta divertido, aún me sigue cargando— te dije que te iba a atrapar —me regala una pequeña sonrisa, que a decir verdad es muy tierna.

Me bajo de sus brazos y me siento en mi cama.

—Disculpa, es solo que me cuesta confiar un poco en las personas —le confesé un poco apenada.

No quiero que piense que hay algo mal con él o algo por el estilo, simplemente no me gusta caer en la primera.

Claro, solo es eso, no es que estés traumada por todo el daño que te hicieron en el pasado.

Pues no...

¡Ah!, ¿a quién engaño?, claro que es por eso.

—Alaia —Rhoid chasquea sus dedos en frente de mi cara varias veces.

—¿Ah? —pregunté desconcertada.

—Que no importa, te entiendo perfectamente —me abraza con cariño.

Tardo en responder pero igual correspondo su muestra de afecto hacía mí.

Sonreí como una niña tonta y besé su mejilla.

—¿Y eso? —pregunta un tanto sonrojado.

—Eso fue por atraparme —le doy otro beso en la mejilla— y ese por ser tan bueno conmigo.

—Te lo mereces —se separa de mí para verme a los ojos— eres una persona maravillosa, no llevo mucho conociéndote pero sé que eres fantástica, todas las chicas te adoran y no lo hacen solo porque seas bonita —acaricia mi mejilla y deja su mano allí—, es porque eres una buena amiga y siempre estás ahí para ellas.

—Si, eso es cierto.

Rhoid... no lo sé, es un chico muy lindo sabe siempre que decir y como decirlo, su voz a pesar de no ser muy grave, es muy envolvente, es como si él fuera un encantador de serpientes y yo la víbora que necesita dominar.

A veces no puedo explicar por qué es así conmigo o por qué yo soy así con él, conociéndome como me conozco estás acciones son muy raras en mí, usualmente le hubiese hecho lo mismo que me hizo a mí, pero no, por alguna razón no pude ser cruel con él, ni aplicarle el pago con la misma moneda.

—¿Te parece si vemos una película? —pregunta Rhoid de repente.

—Claro, me parece —digo un poco desconcertada, sus palabras me sacaron de mis pensamientos y aún me estoy ubicando en el tiempo-espacio.

—¿Cuál te gustaría?.

—La que sea —respondí sin ganas, la verdad me da igual lo que sea que vayamos a ver.

Él coloca una película a la cual no le presté mucha atención, ya que mi mente está pensando en otras cosas, últimamente estoy muy pensativa.

✥░░░░░░░░░░░░░░✥

—La mejor película de la vida —dice él muy entusiasmado, así como niño pequeño.

—Si, la mejor —trate de imitar su emoción, pero fue difícil porque no le presté ni la más mínima atención a la película.

—No le prestaste atención, ¿verdad?.

—No —admití sincera.

Él suspira— lo sé, andas muy distraída.

—¿Cómo sabes?.

—Soy muy observador —se encoge de hombros.

Ahora quién suspira soy yo— en verdad lo siento.

—No te preocupes —le resta importancia.

Me siento un poco mal, tal vez él siente que solo lo estoy haciendo perder su tiempo, lo más probable es que él quiera una amiga que si le preste atención cuando hagan algo juntos y yo últimamente no estoy haciendo eso.

De repente algo pasó por mi cabeza, una pregunta muy importante que había olvidado hacer.

Que tonta.

Me dí una cachetada mental.

—Oye, Rhoid —lo llamé y toqué su hombro para que me mirara.

—¿Si, Alaia? —levanta una ceja.

Su mirada es muy intimidante, pero me obligo a no bajar la vista de sus ojos.

—¿Cuántos años tienes? —tantos días y había pasado esa pregunta por alto, solo a los pendejos se les olvidan esas cosas.

Él suelta una risa ronca—. Tengo dieciséis, ¿y tú?.

Oh, esa no me la esperaba, no pensé que fuese menor que yo, a decir verdad nunca me han gustado los que tienen menos edad que yo, pero él no lo parecía tanto.

—Pues, yo tengo dieciocho.

—Oh, eres mayor que yo —sonríe... ¿coqueto?, esto no me gusta... ahora estoy nerviosa.

—Pues si... —reí nerviosa y comencé a jugar con los dedos de mis manos.

—Eres muy linda cuando te sonrojas —pasa su dedo índice por mi mejilla.

¡Mierda!. Siento como mi corazón se acelera y respirar se vuelve complicado, siento mariposas en mi estómago y mi estúpido cerebro no me ayuda, ya que lo único que dice es "corre perra, corre", y a decir verdad creo que es lo más sensato.

—Gracias —trate de estar seria— es tarde y creo que deberías irte —dije de pronto.

—Esta bien —él asintió no muy conforme con lo que dije.

Lo acompañe a la puerta y él se fue. Cerré la puerta y me recosté sobre ella, poco a poco caí al suelo y escondí mi cara dentro de mis rodillas.

Sí, prácticamente lo corrí de mi casa, pero vamos, ya no me sentía segura en el sentido de que ya estaba perdiendo el control y no podía permitir eso, tengo novia y debo respetarla, aunque al paso que voy creo que será mejor terminar con esta relación.

No estoy segura de lo que quiero y ella no merece que le haga daño. Tal vez mañana le diga que venga y así le digo lo que está pasando.

Me levanté del piso y fui a mi habitación, esto no podía estar pasando, ni con Yeimy me siento tan bien como cuando estoy con Rhoid y eso es muy injusto.

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